La Casa Blanca y la prensa hacen las paces, por ahora

En su primera rueda de prensa, Sean Spicer pareció remendar los daños que ocasionó su agresiva declaración del sábado sobre la cobertura que hizo la prensa sobre la toma de posesión de Donald Trump.

La primera comparecencia de Spicer ante los medios en la Casa Blanca tuvo un tono confrontacional.
La primera comparecencia de Spicer ante los medios en la Casa Blanca tuvo un tono confrontacional.
Imagen Chris Kleponis - Pool/Getty Images

La primera rueda de prensa de Sean Spicer como portavoz del presidente Donald Trump terminó siendo más amistosa de lo que muchos habían esperado, considerando el choque que tuvo con los medios el sábado por un debate en torno al tamaño de los asistentes a la toma de posesión y un detalle de decoración de la oficina Oval, el despacho del presidente.

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El nuevo jefe de prensa presidencial salió unos 15 minutos más tarde de lo pautado al podio de la sala de prensa James Brady de la Casa Blanca muy sonriente y hasta intentó hacer una broma sobre lo “suficiente” que se había hablado ya de la juramentación.

“Por cierto, me enteré de que Josh Ernst (último portavoz de Barack Obama) fue elegido por le Cuerpo de Prensa de la Casa Blanca como el portavoz más popular, así que después de leer mi cuenta Twitter, le envié un tuit a Josh asegurándole que puede estar tranquilo, que su título está asegurado por lo menos por los próximo días”, dijo Spicer.

Si lo que buscaba era romper el hielo para empezar más amigablemente con los periodistas, el chiste no fue muy bien recibido (ni siquiera sus compañeras de trabajo, las consejeras presidenciales Kellyanne Conway y Hope Hicks, quienes acompañaron a Spicer sentadas a un costado de la sala sonrieron con la ocurrencia del portavoz).

Acto seguido Spicer pasó a dar cuenta de la agenda del día de su jefe, como suelen hacer los portavoces en estos encuentros diarios. De allí en adelante el ‘ briefing’ siguió con un tono bastante parecido a otros del pasado en esa misma sala, y dejó la sensación de que había oportunidad empezar de nuevo.

¿Quién hará la primera pregunta?

La expectativa radicaba en a quién permitiría hacer preguntas Spicer, quien comparte con Trump una desconfianza hacia los ‘grandes medios’ ( main media). De hecho, la sugerencia que hizo semanas atrás de reubicar la sala de prensa fue recibida por algunos como un intento de limitar el acceso de los medios a la Casa Blanca y responsables del gobierno.

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De los primeros cinco favorecidos por el tiempo de Spicer no fueron los tradicionales medios que suelen ocupar las primeras filas de la pequeña sala de prensa.

El primero fue Daniel Harper, de tabloide neoyorquino The New York Post, un diario que en octubre publicó las fotos desnudas de la hoy primera dama Melania Trump y tuvo algunas portadas poco amables con el republicano. Herper quizo saber cuándo comenzaría la construcción del muro y si el gobierno exigiría o no que todos los ciudadanos compren seguro de salud como exige la todavía ley Obamacare.

Le siguió Jennifer Wishon, de la Cadena Cristiana de TV, quien preguntó sobre el mensaje que enviaba el gobierno con la restauración de la llamada “política de Ciudad de México” que impide el financiamiento a grupos que faciliten la práctica de abortos en el extranjero y si eso presagia el retiro de fondos federales para la organización Planned Parenthood.

El tercero en preguntar fue Univision, cuya reportera en la Casa Blanca, Janet Rodríguez, preguntó sobre el futuro de los beneficiarios de DACA y sobre la desaparición del sitio en español de la Presidencia.

Video Sean Spicer aclara por qué todavía no se ve el sitio web en español de la Casa Blanca

En total, en 80 minutos de comparecencia, Spicer aceptó preguntas de unos cuarenta reporteros apiñados en la incómoda sala del ala oeste de la Casa Blanca (El portavoz tiene razón al decir que el espacio no es suficiente para todos los que quieren tener acceso al área de prensa de la residencia presidencial, no solo con este nuevo gobierno, sino con todos los previos).

El fantasma del sábado

Los resquemores del pasado sábado parecieron estar ausentes hasta que surgió inevitable la pregunta pocos minutos después de iniciada la rueda de prensa, sobre lo dicho acerca de que la juramentación de Trump había sido presenciada por “la mayor cantidad de personas en la historia, y punto” y su molestia con un mensaje en Twitter, después corregido, sobre la remoción del busto de Martin Luther King de la Oficina Oval.

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Ese día un muy molesto Spicer salió al podio de la sala de prensa para dar una declaración cuestionando el trabajo e la prensa a la hora de informar sobre la asistencia a la juramentación y diciéndole sobre qué cosas deberían estar reportando.

De paso, ese día Spicer presentó una serie de hachos sobre la ceremonia que resultaron ser falsos y que al día siguiente kellyanne Conway explicó como “hechos alternativos” desatando una polémica filosófico periodística.

“¿Es su intención siempre decir la verdad desde ese podio? ¿Se compromete a no decir nunca algo que no sea un hecho? ¿Tiene alguna corrección que quisiera hacer sobre lo que dijo el sábado? (…) ¿Sostiene que fue la juramentación más vista?”, preguntó el lunes Jonathan Karl, corresponsal de ABC.

La respuesta de Spicer fue comedida: “Es un honor hacer esto, y sí, creo que tenemos que ser honestos con el pueblo estadounidense”, aunque añadió luego que se trataba de una doble vía, dando a entender que los medios no siempre lo son.

“Creo que algunas veces podemos estar en desacuerdo con los hechos. Hay cuertas cosas que podemos no entender completamente cuando surgen, pero nuestra intención es nunca mentirles”.

Sin embargo, el portavoz ratificó que los que vieron a Trump –en persona, por TV, o por streaming- fue el mayor número de la historia, dándole un giro a su declaración del sábado en la que dio a entender que había sido la mayor multitud que había estado en un evento de ese tipo.

Y sobre el sábado dijo: “Salí a leer una declaración”, con lo que pareció certificar las versiones que indican que fue el presidente Trump el que le ordenó atacar a los medios de esa manera en el segundo día del nuevo gobierno.

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“Pero, vean, quiero asegurarme que tenemos una relación saludable”, dijo Spicer haciéndo gala de su mejor humor. Incluso al final, permitió una pregunta extra, señal de buena voluntad para empezar con mejor pie el trabajo de comunicar los trabajos del gobierno de Trump.

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