La que será con seguridad una fría mañana, la del próximo 20 de enero, Hillary Clinton estará entre los invitados especiales a la toma de posesión de Donald Trump y quizá cuando vea al republicano posar su mano sobre la Biblia no podrá reprimir pensar que pudo haber sido ella la que pronunciara el breve juramento que hacen todos los presidentes desde George Washington.
Cuando Donald Trump jure como presidente, Hillary Clinton estará allí para verlo
Los Clinton confirmaron que asistirán el 20 de enero a la toma de posesión del nuevo presidente en Washington. Tal vez, mientras vean la ceremonia pensarán que bien podría haber sido ella la que pusiera su mano sobre la Biblia.


La excandidata presidencial demócrata estará en Washington para asistir a la ceremonia de investidura de Trump, quien le arrebató el cargo en las elecciones del 8 de noviembre de 2016. Estará acompañada de su esposo Bill, quien por su condición de expresidente está automáticamente invitado al evento.
Portavoces del matrimonio Clinton confirmaron a medios estadounidenses la presencia de la pareja en la toma de posesión.
Fuentes no identificadas citadas por la revista New York afirmaron que por varias semanas la pareja discutió la conveniencia de asistir al evento que se realiza en las escalinatas de la fachada oeste del Capitolio de la capital de EEUU .
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De acuerdo con la revista neoyorquina, ambos decidieron estar presentes “por un sentido del deber y respeto al proceso democrático estadounidense”.
La ausencia de los Clinton podría haber sido interpretada por algunos como la reacción de una mala perdedora y habría alimentado las dudas que algunos siguen teniendo sobre cómo la ex primera dama perdió unas elecciones que encuestas y análisis daban por asegurada.
Cosas que pasan
Aunque no es usual, no es la primera vez que un candidato perdedor es testigo del ascenso al poder del rival. Pasó en 1962, cuando el entonces vicepresidente Richard Nixon asistió a la juramentación de John F Kennedy, quien le ganó la presidencia por un pequeño margen de votos.
Luego, en 1976, cuando el presidente Gerald Ford le entregó la Casa Blanca al demócrata Jimmy Carter, quien tan solo cuatro años después hizo lo mismo con el republicano Ronald Reagan.
Pero el caso más parecido al de Hillary Clinton es el de Al Gore, vicepresidente de su esposo entre 1992 y 2000 y que perdió ante George W. Bush pese a haber ganado el voto popular. Hillary Clinton superó por tres millones de votos a Trump, pero no logró llegar a los 270 votos necesarios en el Colegio Electoral.
Por cierto que ese Bush que le cortó el camino a Gore, George W -o "el 43", por el número de su presidencia- y su esposa Laura también anunciaron que estarán en la toma de posesión.
Los Bush, familia de larga tradición en el Partido Republicano, no respaldaron a Trump y habían dicho que anunciarían su decisión de asistir o no a la ceremonia cuando llegara el nuevo año.
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