Para ganar la Florida, Biden necesita una postura defendible sobre Cuba

"La reanudación de relaciones con Cuba fue una forma gratuita, torpe e inmoral de rendición incondicional en el diferendo entre la democracia más antigua del planeta y la dictadura más decrépita de nuestro hemisferio".

En el estado de Florida no solo necesita convencer a los cubanos.
En el estado de Florida no solo necesita convencer a los cubanos.
Imagen OLIVIER DOULIERY/AFP via Getty Images

La plaga del coronavirus está opacando la campaña presidencial. Pero la campaña continúa mayormente tras bambalinas. Quedan primarias por celebrarse. Y el virtual nominado demócrata, Joe Biden, se mantiene activo en redes sociales y entrevistas por control remoto como exigen estos tiempos de distanciamiento social.

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En una de ellas puso seria e incomprensiblemente en riesgo sus posibilidades de ganar el estado crucial de la Florida en noviembre con sus primeras declaraciones sobre Cuba desde que anunció su candidatura a la Casa Blanca. Fue un regalo extraordinario a su implacable rival, Donald Trump, similar, aunque no tan desvergonzado, al que le hicieran el presidente Obama y Hillary Clinton en plena campaña de 2016.

Un periodista del Canal 4 de la Cadena CBS en el sur de la Florida le preguntó a Biden si restablecería la política de “compromiso” - “engagement” en inglés - con la dictadura de la familia Castro en Cuba. Y Biden respondió con candor: “Sí, lo haría. En gran medida, volvería a ella. Aunque insistiría en que ellos cumplan los compromisos que dijeron que harían cuando nosotros, de hecho, establecimos la política”.

Para muchos estadounidenses, esa respuesta podría parecer razonable y consecuente con el cambio de política hacia Cuba que propició el presidente Obama al final de su mandato, cuando ya no tenía que aspirar a la reelección. Pero en la Florida sabemos, mejor que en cualquier otra parte del país, que el longevo régimen castrista, para lograr el reconocimiento de Estados Unidos, no se comprometió a nada que entrañara respeto a los derechos humanos, democracia o libertades para los cubanos de la isla.

La magia de Messi
Jorge Ramos

"Messi tiene esa increíble capacidad de colocar el balón en los espacios más inverosímiles. Luego de tocarla, te quedas con la pregunta ¿Cómo hizo eso?. Su baja estatura -1.70 metros y 36 años- no le evita 'driblar' a jugadores que le sacan una cabeza, que pesan mucho más y que tienen 10 años menos. Puede perfectamente burlar a la vez a tres jugadores contrarios".

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Opinión
5 mins
Lo que está mal en Florida
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"Lo que está mal en la Florida es que, un estado que se ha creado y crecido con el trabajo de los inmigrantes, ahora les da la espalda. Lo más triste es cuando, en tu propia casa, un inmigrante le cierra la puerta al inmigrante que viene detrás. Este no es el mismo lugar que me abrazó a mí y a millones después de mí".

Justicia oscurantista
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&quot;La concepción moderna de la justicia ha entendido que las leyes no son instrumentos de venganza con el cual castigar a los ciudadanos que cometen delitos. Sino, en principio, son normas por cuyo incumplimiento se aísla a los desadaptados del resto de la sociedad para que no sigan siendo una amenaza para los demás, y, luego, para reeducarlos y hacerlos de nuevo útiles y portadores de los mismos valores colectivos que unen a la sociedad&quot;.<br/>

La Florida merece una política migratoria equilibrada y justa
Daniel Morcate

&quot;DeSantis correctamente considera que la Florida confronta un problema de inmigración que debe atenderse. Pero muchas de sus propuestas solo servirían para alimentar temores irracionales de los floridanos a los inmigrantes y castigar duramente a personas que ya han sufrido el trauma de abandonar a la fuerza sus países de origen y de viajar en condiciones precarias; y a aquellos floridanos que buscan brindarles un aterrizaje blando en nuestro estado&quot;.

La paradoja de los inmigrantes que son antiinmigrantes
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&quot;Luce como un gesto autodestructivo: aplaudir a quien quiere acabar contigo. Sólo que, en la mayoría de los casos, los individuos que encarnan este fenómeno se creen excluidos de los blancos a los que sus líderes aluden, favorecidos, exceptuados: latinos que creen que sus condiciones los hacen distintos a otros latinos; mestizos que piensan que el racismo no los incluye a ellos; mujeres que piensan que juegan un rol especial en el discurso sexista&quot;. <br/>

Abbott y DeSantis compiten por mostrar quién es el más antiinmigrante
Maribel Hastings y David Torres.

&quot;En los últimos meses se ha encontrado que el tema migratorio ha sido desplazado por la cuestión económica, la inflación, la pandemia, entre muchas otras prioridades que es necesario atender para avanzar. Pero si lo pensamos un poco, la inmigración no ha perdido peso en el debate político, sobre todo cuando se trata de responsabilizarla de todos los males que aquejan al país&quot;.

El desastre anunciado que dejó Fiona en Puerto Rico
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&quot;Un factor de la pobre preparación de Puerto Rico fue la trágica decisión del expresidente Donald Trump de retener miles de millones de dólares en asistencia para la reconstrucción de la isla después de María&quot;.

Republicanos hispanos, cómplices por su silencio del teatro político de DeSantis
Maribel Hastings y David Torres.

&quot;Sería interesante saber qué habrían hecho Rubio, Salazar y Díaz-Balart si los protagonistas del circo de DeSantis hubieran sido cubanos. ¿Se habrían ofendido? ¿Habrían enfrentado a DeSantis o habrían traicionado a su propia comunidad como están haciendo ahora con otros hispanos? Tal vez no lo sepan o no les importe ahora que le han vendido el alma al diablo, pero no estar en el lado correcto de la historia puede costarles muy caro&quot;.

El cruel uso de migrantes como peones políticos
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¿El George Wallace del Siglo XXI?
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&quot;El gobernador de Florida, Ron De Santis, utiliza las mismas técnicas de un gobernador racista del siglo pasado&quot;.

La reanudación de relaciones con Cuba fue una forma gratuita, torpe e inmoral de rendición incondicional en el diferendo entre la democracia más antigua del planeta y la dictadura más decrépita de nuestro hemisferio. Una rendición de Breda, para pintarla con los matices del célebre cuadro de Diego Velázquez a propósito de la entrega de la ciudad de ese nombre al general Ambrogio Spinola, a la sazón al servicio del imperio español.

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Lo único que el régimen de los Castro aceptó a cambio de reanudar las relaciones fue permitir visitas turísticas de estadounidenses, lo que convenía a su maltrecha economía, presentaciones de académicos y artistas estadounidenses, las cuales controla policíacamente y espectáculos mediáticos como la reapertura de la embajada de Estados Unidos en La Habana, donde había más miembros de la temible seguridad del estado castrista que civiles cubanos y la previsible cosecha de “cubanos del exterior”, los proverbiales gusanos convertidos en mariposas por obra y gracia de las manipulaciones de La Habana.

Si Biden persevera en el propósito de reanudar relaciones sin exigirle a Cuba condiciones humanitarias y democráticas – como la de que cese de reprimir y arrestar a activistas opositores y reconozca a la oposición – con toda probabilidad perderá la Florida en noviembre, como la perdió Hillary Clinton.

No solo votarán en su contra los electores conservadores del norte y centro del estado, un voto cautivo de los republicanos, sino también una amplia mayoría de cubanoamerianos, venezolanos y nicaragüenses, además de otros que conocen de cerca los dramas humanos que han vivido y viven estas comunidades mayormente por culpa de la matusalénica dictadura castrista.

El descrédito del presidente Trump es tal que quizás Biden pueda ganarle la elección renunciando al triunfo en la Florida. No puede descartarse esa posibilidad. Pero es remota. Un triunfo en la Florida suele ser una garantía para conquistar la Casa Blanca. Nadie se ha coronado presidente sin ganar ese estado desde 1992, cuando Bill Clinton lo logró a pesar de perderlo ante George H. W. Bush por menos de un punto porcentual, en una elección en la que Ross Perot dividió el voto conservador y el independiente.

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Más importante todavía es que, si gana la presidencia y le hace exigencias democráticas al régimen cubano, Biden restablezca la loable tendencia moderna en la política exterior de Estados Unidos a no contemporizar ni hacerles concesiones a dictaduras, a menos que éstas den pasos concretos y corroborables hacia el respeto a los derechos humanos, la democracia y la libertad.

El presidente Obama se apartó de esa tradición de manera temeraria en las relaciones con Cuba. Y su desliz facilitó el contubernio de Trump con numerosas tiranías, como la rusa, la china, la saudí, la norcoreana, la filipina y la egipcia, las cuales no merecen el apoyo incondicional de Estados Unidos ni de ninguna otra democracia.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.