México, Estados Unidos y la lucha contra los narcos

"Ese cobarde ataque a civiles indefensos, como otras acciones violentas de los carteles de las drogas, no se diferencian en lo esencial de los atentados terroristas. Pero la designación formal de los grupos narcotraficantes como 'terroristas' solo ahondaría el disparate de la guerra armada contra las drogas en México, Estados Unidos y, probablemente, otros países de la región donde operan los carteles mexicanos".

Andrés Manuel López Obrador/Donald Trump.
Andrés Manuel López Obrador/Donald Trump.
Imagen Getty Images

Estado Unidos y México estuvieron a punto de halarse las greñas por la decisión irreflexiva del presidente Trump de designar a los carteles mexicanos de la droga como “grupos terroristas”. La designación probablemente habría tenido consecuencias indeseables y difícilmente habría resuelto problema alguno, sobre todo porque fue una ocurrencia de Trump ante una pregunta capciosa del insumergible comentarista Bill O’Reilley, quien se reinventa en internet luego de haberse visto obligado a renunciar en Fox News debido a una andanada de denuncias de acoso sexual en 2017.

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Trump dice que engavetará la designación porque el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se lo pidió “amablemente”. Pero algunos legisladores republicanos de cabeza caliente le dan vueltas al asunto desde hace meses y están tratando de convencer a Trump a raíz de la brutal matanza de nueve mujeres y niños de la familia mexicoamericana Le Barón en Sonora, México, el pasado cuatro de noviembre.

No nos equivoquemos. Ese cobarde ataque a civiles indefensos, como otras acciones violentas de los carteles de las drogas, no se diferencian en lo esencial de los atentados terroristas. Pero la designación formal de los grupos narcotraficantes como “terroristas” solo ahondaría el disparate de la guerra armada contra las drogas en México, Estados Unidos y, probablemente, otros países de la región donde operan los carteles mexicanos.

Y dificultaría el considerar otras estrategias más inteligentes y eficaces para frenar la violencia que generan el tráfico y el consumo de estupefacientes ilegales.

La designación de los carteles como terroristas probablemente aumentaría los riesgos de injerencia y la belicosidad hacia México del presidente Trump, el gobernante más imprevisible y errático en la historia moderna de Estados Unidos.

Y mientras, la matanza continúa
Jorge Ramos

No conozco a nadie en México que crea que las cosas están mejorando respecto a la violencia. La reciente carta del “Mayo” Zambada (...) muestra con lujo de detalle cómo los principales capos de la droga en México controlan parte del territorio y son los líderes de facto en sus regiones, no el ejército ni el gobierno mexicano.

México violento
Jorge Ramos

"Ocultar la realidad es un grave error. No puede ser que el principal problema de México se presente como un triunfo del actual gobierno. Poco después que López Obrador deje el poder se les va a caer el teatrito. Sin las mañaneras de su líder carismático, la verdad va a salir a flote. No hay nada más terco que la realidad".

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Opinión
4 mins
El arte de la entrevista
Jorge Ramos

"No hay dos entrevistas iguales. Cada entrevista tiene un ADN distinto, desde la manera en que se obtiene y el lugar en que se realiza hasta el lenguaje corporal y el ritmo de las preguntas. Si el entrevistado te contesta con largos discursos, perdiste el control de la conversación. Eso dejó de ser una entrevista para convertirse en propaganda".

México no es un país "pacífico"
Jorge Ramos

"Lo más frustrante del asunto es que si el propio presidente López Obrador no cree que el asesinato de 81 personas al día en México -como promedio- es una verdadera tragedia, entonces nada va a cambiar. La militarización del país, lejos de pacificar, ha generado más violencia".

AMLO: 5 años; 161,518 muertos
Jorge Ramos

Entiendo -he visto las encuestas al igual que todos ustedes- que AMLO es un presidente muy popular y querido por la gente. Ese crédito es todo suyo. Pero esa popularidad no se traduce en buenos resultados en materia de seguridad.

Diez lecciones de María y Katrina para Otis
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"No puede ocultarse la falta de comida, de agua, de electricidad, de casa o de orden. Eso se ve. Y contrasta cuando el gobierno dice una cosa y la realidad otra".

El amigo del dictador
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"AMLO no vio nada malo en apoyar a un ejército invasor. 'Se invitó a todos los gobiernos con los que México tiene relación', dijo en su conferencia mañanera. Y luego apuntó que cuando Felipe Calderón era presidente de México (2006-2012) también se invitó a una delegación rusa".

La primera presidenta de México
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"México -que ha sido una nación tan machista, con miles de feminicidios y desaparecidas, y con una dolorosa desigualdad de género- por fin tendrá a una mujer en la presidencia. Y aunque México sigue irremediablemente dividido entre los partidarios del presidente Andrés Manuel López Obrador y sus opositores, esto significa que mucho se ha avanzado en el país".

La promesa de Xóchitl
Jorge Ramos

"... Y ahí, emocionada, soltó una promesa que la va a marcar a ella y al país hasta el día de las votaciones el 2 de junio del 2024. 'Yo les vengo a ofrecer la victoria', dijo aún impactada por el recibimiento. 'Y le vamos a dar la paz a México. Sin odios, sin pleitos"'.

Antes de la lucha (por el futuro de México)
Jorge Ramos

"Hay mucho que cambiar. No podemos normalizar la violencia. Basta ver por unos segundos el aterrorizante video de los muchachos de Lagos de Moreno para darse cuenta de que ese no es el México que queremos".

Conduciría, además, a acciones represivas que perjudicarían el comercio legítimo por la frontera entre ambos países, el cual asciende a $1,700 millones diarios. Y reviviría los fantasmas de las confrontaciones militares que aún pesan en el subconsciente colectivo de mexicanos y estadounidenses.

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Por si todo eso no fuera lo suficientemente grave, la declaración de los carteles como terroristas retrasaría todavía más las medidas que tendrían mejores probabilidades de atenuar la violencia que protagonizan y acabar con la impunidad de la que disfrutan.

Del lado mexicano, mucho más práctico sería crear cuerpos policiales mejor remunerados y más profesionales que resulten menos vulnerables a los sobornos y otras manipulaciones de los poderosos narcos; y también un sistema judicial que proteja mejor a los jueces de las represalias y tentaciones a las que están expuestos.

Del lado estadounidense, lo que se necesita es un esfuerzo sostenido para reducir el consumo de drogas ilegales, en el que muchos norteamericanos invierten miles de millones de dólares cada año; y una acción concertada entre la Casa Blanca y el Congreso para disminuir la afluencia de armas hacia México, muchas de las cuales van a parar a manos de los narcotraficantes.

Un informe del Departamento de Justicia en 2011 reveló que, de 94,000 armas de fuego confiscadas a los carteles mexicanos en cinco años, más del 70% provenían de Estados Unidos.

Ni el gobierno de López Obrador ni el de Trump han trazado estrategias razonables y claras para contrarrestar a los narcotraficantes, cuya agresividad aumenta en detrimento de ambos países, ni tampoco para disuadir a sus numerosos clientes en Estados Unidos. Tal vez por eso los funcionarios de ambos países suelen celebrar reuniones herméticas sobre el tema cuyos resultados no se conocen hasta mucho tiempo después, y a veces no llegan a conocerse del todo.

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Así acaba de ocurrir con la reunión en México entre López Obrador, altos funcionarios de su gobierno y una delegación estadounidense encabezada por el fiscal general, William Barr, el encuentro de más alto nivel celebrado entre los dos gobiernos desde que Trump se instaló en la Casa Blanca.

Sobre él apenas nos han llegado las expresiones exultantes. “Buena reunión con el fiscal general de Estados Unidos”, exclamó AMLO. “Buscamos poner al servicio de México todos nuestros recursos para cooperar en el desafío de seguridad compartido que plantean las organizaciones del narcotráfico”, declaró Hugo Rodríguez, subsecretario de estado de Estados Unidos para Centroamérica.

Tanto mexicanos como estadounidenses, sin embargo, merecen explicaciones transparentes de las decisiones que toman y las estrategias que persiguen sus respectivos gobiernos en el esfuerzo contra el tráfico y el consumo de drogas ilegales. La dolorosa experiencia de décadas enseña que no hay remedio instantáneo ni fácil para ese flagelo; y que la respuesta armada, por sí sola, no lo atenúa y con frecuencia más bien lo exacerba.

En lugar de ello, Estados Unidos y México deberían encabezar una ofensiva regional que tenga en cuenta la enorme demanda de estupefacientes que alimenta su producción y contrabando desde México y otros países y la absoluta certeza de que esa demanda y producción nunca podrán enfrentarse con efectividad mediante la prohibición obstinada y el uso indiscriminado de la fuerza policíaca o militar.

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Mejores alternativas serían informar, educar y disuadir a quienes alimentan el contrabando en perjuicio propio y de muchísimas personas inocentes.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.