Jim Kenney, el alcalde de Philadelphia logró en junio que se aprobara en su ciudad un “impuesto a las sodas”, a pesar de que iniciativas similares habían fracasado en 2010 y 2011. Para ello, evitó el argumento que disminuir el consumo de bebidas azucaradas es fundamental para combatir la diabetes y la obesidad, o de cualquier tema vinculado a la salud.
Este alcalde logró que se aprobara un impuesto a las bebidas azucaradas en su ciudad, así fue cómo lo hizo
En un encuentro en el City Lab Miami, Jim Kenney compartió cómo consiguió el apoyo para aprobar la ley. Las ciudades de San Francisco, Oakland, Boulder y Albany, votarán próximamente para aprobar o rechazar iniciativas similares.


En vez de ello le mostró a los habitantes todas las cosas concretas y específicas que podrían financiar con el dinero recaudado, que podría llegar a ser hasta de 90 millones de dólares en un año.
“Por supuesto que van a haber beneficios de salud de la aprobación del impuesto a las bebidas azucaradas, pero yo no lo hice por esa razón. Lo hicimos porque necesitamos que los niños puedan ir al preescolar, que haya escuelas comunitarias”, dijo este martes en un conversatorio en el City Lab Miami, un encuentro donde The Atlantic, el Aspen Institute y Bloomberg Philantropies acogieron a líderes mundiales para discutir el futuro de las ciudades.
De esta manera la medida ganó popularidad entre los habitantes y organizaciones comunitarias. De hecho, una encuesta de Pew muestra que la mayoría de los ciudadanos la apoyan, especialmente los más jóvenes.
El de Philadelphia es el primer impuesto de este tipo en una ciudad grande en Estados Unidos y consiste en 1.5 centavos de recaudación fiscal por onza, que cobran a los distribuidores, y son ellos los que deciden pasarlo o no a sus consumidores.
Hasta ahora cuatro ciudades han seguido el ejemplo de Philadelphia y pronto votarán para aprobar o rechazar el impuesto: San Francisco, Oakland, Boulder y Albany.
Kenney mencionó que gracias al impuesto a las bebidas azucaradas ya han podido financiar preescolares y educación comunitaria en su ciudad. También identificó mejoras específicas en parques y distritos.
La medida ha sido enfrentada por diversas organizaciones, al punto de ser disputada en corte por la American Beverage Association, que la califica de injusta e inconstitucional.
“Cada mañana cuando me levanto y me pongo los pantalones, [las organizaciones de lobby] dicen: ‘Kenney quiere ponerle impuesto a sus alimentos’. Eso no es cierto”, mencionó en la ponencia.
La industria de las sodas, en general, ha desembolsado más de 10 millones dólares en un esfuerzo por derrotar el impuesto. ”Son las nuevas tabacaleras”, dijo la alcaldesa de Oakland Libby Schaaf, quien también se encontraba en el estrado, compartiendo la experiencia similar de su ciudad.








