Llega el otoño a Ámsterdam. Una lluvia fina y fría cae otra vez sobre los canales, salpicados en sus esquinas de hojas secas y turistas apresurados para la foto de ocasión.
Por qué no debes perderte la Giselle del The National Ballet de Holanda
Por 18 funciones, desde el 12 de octubre y hasta el 19 de noviembre, el National Ballet, la compañía de danza más importante de Países Bajos, estará dando la oportunidad a su elenco de llevar sobre el escenario del Het Muziektheater, el moderno edificio designado por Cees Dam, la experiencia de un ballet centenario que parece no envejecer.


La llegada de la estación es también la vuelta al ciclo del arte, que se mueve también en las grandes ciudades con el ciclo imparable de la naturaleza.
Y es que más allá del Barrio Rojo, de los museos, de los coffee-shops, la capital holandesa es también centro de una distinguida tradición de danza.
Y para confirmarlo, parece estar la gran elegida por The National Ballet, la compañía dirigida por Ted Brandsen, para esta temporada: Giselle, el célebre clásico de Jules Perrot y Jean Coralli que, desde su estreno en 1841, se ha convertido en la representación por antonomasia del romanticismo en la danza clásica.
La célebre obra coreografiada por Marius Petipá es la protagonista principal de una temporada que también ha sido un resumen de la carga de renovación y tradición que marca el trabajo de la compañía de Países Bajos.
Y es que en septiembre, la compañía presentó Four Temperaments, cuatro piezas de cuatro coreógrafos de diferentes generaciones, cada unos con una visión propia de la danza, una selección en sí misma que reunió clásicos desde Balanchine a Hans van Mane (padre de la escuela neerlandesa de ballet), consagrados como el mismo Bradsen o nuevos talentos como Juanjo Arqués.
The Chairman Dances, el estreno mundial Brandsen , fue quizás una de las mayores sorpresas de la temporada: un ballet dinámico, moderno, donde los roles y géneros tradicionales de los bailarines se trastocan y donde el ritmo, la coordinación y la elegancia arrebatan a un punto que es difícil no ver esa obra convertida en un clásico a futuro.
Una Giselle clásica y renovada
Aunque para el final de la temporada, la compañía promete otro clásico Raymonda y su habitual Cascanueces de fin de año, la gran invitada de la temporada será Giselle.
Por 18 funciones, desde el 12 de octubre y hasta el 19 de noviembre, The National Ballet, la compañía de danza más importante de Países Bajos, lleva sobre el escenario del Het Muziektheater, el moderno edificio designado por Cees Dam, y otros espacios a lo largo del país la experiencia de este ballet centenario que parece no envejecer.
La versión de Giselle que presenta The National Ballet es una mezcla de respeto por la tradición y visiones renovadas, con sutiles acentos nuevos y modificaciones de técnica y estilo.
Se trata de una nueva versión coreográfica concebida en 2009 por Rachel Beaujean y Ricardo Bustamante que rescata los valores del clásico y, a la vez, le imprime un aire novedoso y una sensación de expectativas ante una audiencia que constata que, lo que ve sobre el escenario, es lo mismo, pero no es igual.
Y es que la versión de Beaujean y Bustamante ofrece los momentos más tradicionales de la coreografía de Marius Petipa, giros y reapropiaciones que reafirman que una de las grandes virtudes de los clásicos es también la lectura y revisión que hacen de ellos las generaciones posteriores.
En la presentación en la que estuvo Univision el pasado 14 de octubre, los roles de Giselle y Albrecht recayeron en los principales Anna Ol y Young Gyu Choi, mientras Hilarión estuvo protagonizado por Sho Yamada y Maria Chugai como Myrtha.
La historia, ya es sabido, cuenta el triángulo amoroso entre una joven campesina enferma con un vecino y un conde que se hace pasar por plebeyo. La inocencia, la seducción y la revelación de una mentira dan paso a un mundo de alucinaciones donde se mezclan la vida y la muerte y el combate eterno del amor, al final vencedor de toda venganza.
Y es en ese momento, en el segundo acto, cuando los bailarines principales, solistas, cuerpo de baile y música (con la orquesta conducida por Ermanno Florio) de este performance lucieron a un nivel que hizo sobresaliente la noche.
La puesta de Giselle del The National Ballet es capaz de crear una atmósfera única de intimidad, hipnotismo y levedad que es capaz de estremecer. Revitaliza un clásico y lo devuelve cargado de matices, pequeñas sorpresas y genera en resumen de eso que el gran bailarín español Nacho Duato llamaba “el placer de la danza”.
Giselle, por The National Ballet, se presentará en varias locaciones de Holanda hasta el 19 de noviembre Más información aquí.




