La semana que viene los presidentes de las dos Coreas tendrán un encuentro histórico en el área desmilitarizada de la frontera común en un encuentro sin precedentes que puede marcar el comienzo de un proceso para alcanzar la paz definitiva entre las dos naciones.
Los líderes de las dos Coreas preparan su histórica cumbre: esto es lo que hay que saber
Por primera vez en décadas la Península transita por un escenario que está posibilitando la firma de una paz definitiva. El hecho de que el régimen de Kim Jong Un no plantea condiciones previas genera incluso mucho más optimismo. Te explicamos cuáles son los puntos más relevantes de la cumbre.

La mañana del sábado, el gobierno de Corea del Norte ofreció lo que se interpreta como un gesto adicional de buena voluntad al anunciar la suspensión de las pruebas de armas nucleares y de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales.
Pero el hecho más importante de esta reunión entre Kim Jong Un y Moon Jae In es que precede a la cumbre prevista entre el líder norcoreano y el presidente Donald Trump a finales de mayo o principios de junio.
La posibilidad de que se concrete la llamada desnuclearización de la Península sería un paso histórico para concretar la paz y seguridad de esa zona de Asia, que no ha conocido periodos de tranquilidad desde que terminó la guerra entre las dos Coreas en 1953.
A continuación presentamos los temas más relevantes de este encuentro entre presidentes previsto para el próximo viernes 27 de abril.
Negociación de un acuerdo de paz definitivo
En 1953 se firmó un armisticio entre las dos Coreas, lo que puso fin a la guerra, pero no sentó las bases para una paz duradera. Desde entonces el régimen comunista de la dinastía Kim se ha armado hasta los dientes, creando uno de los ejércitos más numerosos de la zona, pero más grave, desarrollando un programa nuclear con fines bélicos hasta el punto de que ya ha podido construir bombas atómicas con la capacidad de poder ser colocadas en ojivas dentro de misiles balísticos.
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Aunque no hay consenso sobre la verdadera posibilidad de que una bomba atómica norcoreana pueda llegar a territorio continental estadounidense, es bastante más claro que representa una amenaza para su vecino del sur o para Japón, otro aliado de EEUU. Una guerra convencional ya es una seria amenaza para los millones de civiles que viven en esa región de Asia-Pacífico.
Que Kim y Moon hayan colocado en el tope de la agenda bilateral la firma de una paz definitiva, sin condiciones aparentes, es una de las noticias más relevantes de la geopolítica mundial en la última década.
Pero aún más relevante es que EEUU se sume a ese escenario. Desde la década de 1990, los funcionarios norcoreanos han dicho en contextos de diálogos y negociaciones que podrían vivir con presencia militar estadounidense en Corea del Sur si se firma un acuerdo de paz definitivo y se normalizan las relaciones diplomáticas con el norte.
Inicio de la
desnuclearización de la Península
Este sábado Pyongyang informó su decisión de suspender sus pruebas nucleares y de misiles balísticos intercontinentales. Un anuncio que se suma a lo dicho el jueves pasado el presidente surcoreano, quien aseveró que su contraparte Kim Jong Un retiró su condición histórica de que EEUU saque a los más de 28,000 efectivos que tiene desplegados en Corea del Sur para acceder a su desarme nuclear.
Estas noticias abrirían la posibilidad de que EEUU y Corea del Norte también pongan fin a su vieja enemistad. Este punto del retiro de tropas estadounidenses ha bloqueado durante años los diálogos trilaterales. Kim Jong Un ha justificado su carrera nuclear en la presencia permanente de tropas estadounidenses en Corea del Sur.
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Se estima que el régimen comunista posee unas 10 bombas nucleares y ha desarrollado su programa de misiles balísticos hasta el punto de que ha sido capaz de fabricar y probar su versión intercontinental que en teoría podría llegar a ciudades de la Costa Este de EEUU, entre ellas Washington, Nueva York o Miami. Aunque no hay certezas de que además el régimen comunista haya podido miniaturizar esas bombas, poner a prueba a ese país en un contexto de guerra es la apuesta más peligrosa que podría hacerse.
Al eliminar Kim Jong Un esta condición de retiro de tropas, quedan de fondo otros temas donde la flexibilidad puede jugar un papel clave, algo que sí están dispuestos a negociar EEUU y Corea del Sur, entre ellos, el fin de las sanciones y la propia permanencia de Kim en el poder, es decir, garantías de su seguridad.
"Los norcoreanos no presentaron ninguna condición que EEUU no aceptaría, tales como el retiro de tropas estadounidenses de Corea del Sur", dijo esta semana el presidente Moon en Seúl. "Solo hablaron de poner fin a las hostilidades contra su país y sobre obtener garantías de seguridad", agregó el mandatario surcoreano.
Lo que sí provocaría el fin de condiciones previas es que, eventualmente con el desarme nuclear norcoreano, EEUU retiraría un número significativo de efectivos, dejando allí los necesarios para garantizar el mantenimiento de la paz y la seguridad en la Península.
La hoja de ruta para la paz
Más importante que la voluntad para firmar la paz es cómo se llegará allí.
Este encuentro entre los presidentes de las Coreas, es sobre todo, el inicio de una ruta que puede ser complicada y de muchos obstáculos, pero por las señales que se están enviando, es el esfuerzo más claro de paz que se presenta en muchos años.
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Georgy Toloraya, director de programas coreanos de Instituto de Economía de la Academia de Ciencia Rusa, indicó al sitio especializado en temas coreanos 38 Noth que esa hoja de ruta para la paz comenzará seguramente por el tema del desarme nuclear norcoreano, empezando posiblemente con la eliminación de los misiles balísticos intercontinentales y la congelación de la producción de material atómico.
"Como respuesta, EEUU podría acordar reemplazar el Acuerdo de Armisticio de 1953 por un acuerdo de paz, reconociendo formalmente a la República Popular Democrática de Corea, (Corea del Norte), negociar un acuerdo integral de paz para la Península, limitar las actividades militares estadounidenses y surcoreanas, reducir y eventualmente levantar las sanciones y proveer asistencia energética y económica al Norte. La secuencia exacta y el cronograma de estas medidas podría ser, por supuesto, el resultado de intensas discusiones", asevera Toloraya.











