Kavanaugh llega a la Corte Suprema y su posición frente a temas migratorios es una incógnita
La politización vista durante el proceso de confirmación del juez Brett Kavanaugh en el Senado genera temores de que las acusaciones hechas por él en el Senado, cuando acusó a los demócratas de intentar bloquear su designación y que todo era una venganza de los Clinton, sea un mal presagio para los debates jurídicos que se avecinan.
“Tras la confirmación quedaron muchas dudas”, dice Ben Monterroso, director ejecutivo de Mi Familia Vota. “Desde un comienzo nosotros dijimos que la nominación de este hombre no traía buenas noticias para nuestra comunidad, incluso antes de que estallara el escándalo de un supuesto abuso sexual. Pero ya juramentó como magistrado”, agregó.
Nada está garantizado
La entrada de Kavanaugh a la Corte Suprema llega en medio de varias batallas judiciales que el presidente Donald Trump enfrenta para mantener a flote su política migratoria de ‘tolerancia cero’.
Tribunales federales han fallado en contra de decisiones clave del ejecutivo. Entre ellas destacan la restitución de la Acción Ejecutiva de 2014 (DACA), la reunificación de la totalidad de familias separadas en la frontera entre el 5 de mayo y mediados de junio, la colaboración de las ciudades y los estados con el gobierno federal en materia de inmigración, las ciudades o jurisdicciones santuario y, recientemente, la eliminación y posterior restitución por orden de un juez del programa Estatus de Protección Temporal (TPS) de El Salvador, Haití, Nicaragua y Sudán.
En el caso de DACA, el gobierno apeló los dictámenes emitidos por tres cortes federales, y en cuanto al TPS el Departamento de Justicia anunció el viernes acciones similares. De no conseguir un fallo favorable, indudablemente la batalla llegará a manos de la Corte Suprema, donde Kavanaugh a partir del sábado se convirtió en el voto que rompe el equilibro que había entre conservadores y liberales.
Pero nada está garantizado, por ahora. El ejemplo viviente es Kennedy, un juez conservador que inclinó la balanza en tres decisiones de trascendencia nacional:
- En 2012 Kennedy votó a favor de la Ley de Salud del presidente Obama (fue el quinto voto);
- Escribió la sentencia que eliminó tres de los cuatro argumentos demandados de la polémica ley migratoria de Arizona SB 1070; y
- Fue el voto que defendió el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Temores ocultos
Los antecedentes de Kavanaugh sobre casos migratorios son escasos. “No tenemos disponible su historial en relación con casos relacionados con inmigrantes”, dice Lilia Velásquez, profesora adjunta de la facultad de leyes de la Universidad de California en San Diego. “No quisieron entregar esos expedientes durante las audiencias de confirmación”, agrega.
Velásquez dice además que “cualquier otro candidato hubiese entregado todo aquello que pudiera causar un conflicto. Pero en este caso no pudimos saber cómo decide en ciertos tipos de caso, como es su mentalidad al respecto”.
“Pero lo poco que sabemos es que él no cree que se pueda destituir a un presidente. Tal parece que por eso lo nominó Trump, para asegurarse que no será sacado de la Casa Blanca en caso de que el Congreso le inicie un juicio político”, agregó.
A pesar de los pocos indicios mostrados hasta ahora por Kavanaugh, el precedente histórico de los jueces conservadores sobre asuntos de inmigración señala que en muchas decisiones los magistrados dan una interpretación “estricta" de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, dijo a la revista Bloomberg el abogado David Leopold, de Ulmer & Berne en Cleveland, Ohio y asesor jurídico de la organización America's Voice.
De ser así, cabe entonces la probabilidad que la Corte Suprema, esta vez con Kavanaugh, ponga en aprietos la osadía de Trump de reinterpretar la ley de inmigración para llevar a cabo, a golpe de memorandos y órdenes ejecutivas, una polémica reforma migratoria sin el respaldo del Congreso.
Mar de dudas
“Sobre su inclinación en casos de deportación, no lo sabemos, pero si es muy conservadora podemos esperar lo peor”, previene Velásquez. “La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) ha dicho que la confirmación de Kavanaugh es un día triste para Estados Unidos. Así es que, seguimos en tinieblas sobre esto”.
“Al mismo tiempo, no sabemos de qué manera va a votar este nuevo juez. Ha tenido un récord dudoso y por eso estamos atemorizados. Y el miedo obedece a que tiene un temperamento volátil, se incendia y es muy importante para una persona que esté en ese tipo de puesto, que debe mantener la cordura”, precisó.
Fuentes republicanas moderadas de la Cámara de Representantes consultadas por Univision Noticias que pidieron mantener el anonimato, esperan que los fallos de Kavanaugh se apeguen un ciento por ciento a lo que dice la ley.
La otra vía
A pesar de los temores e incertidumbre, un grupo conservador republicano espera que el debate de la reforma migratoria que empuja Trump no llegue hasta la Corte Suprema de Justicia, sino que por el contrario se desvíe y caiga en manos del Congreso.
“Nosotros no queremos especular qué tipo de decisiones tomará la Corte Suprema” con el juez Kavanugh, dice Wadi Gaután, vocero de la Iniciativa Libre, un grupo conservador que se define como una organización de base no partidista y sin fines de lucro que promueve los principios y valores de la libertad económica para empoderar a la comunidad hispana en Estados Unidos.
“Nosotros creemos que el Congreso debe actuar y no esperar que estos casos lleguen a la Corte Suprema”, agregó. “Queremos una solución bipartidista migratoria para proteger a los dreamers y proteger las fronteras. El Congreso debe trabajar junto, demócratas y republicanos, y no esperar a que esto llegue al máximo tribunal de justicia”.
En los casi 19 meses que Trump lleva en la Casa Blanca han habido escasos esfuerzos bipartidistas en ambas cámaras por llegar a una solución para llevar al pleno un debate sobre reforma migratoria.
El último intento ocurrió en marzo, durante las discusiones sobre lo que restaba del presupuesto de gastos para el año fiscal 2018.
Tanto demócratas como republicanos moderados, reclaman una reforma migratoria que saque de las sombras a la mayoría de los 11 millones de indocumentados. Trump, en cambio, insiste en su propuesta basada en la construcción de un muro a todo lo largo de la frontera con México y colocar a la mayoría de los indocumentados, con excepción de los dreamers protegidos por DACA (unos 700,000) en proceso de deportación de Estados Unidos.