Cindy García no sabe si el presidente Donald Trump la reconocerá, pero igual está decidida a sentarse en el Congreso, en la misma sala que él, para escucharle su primer discurso del Estado de la Unión. Irá en representación de su esposo, Jorge García, un inmigrante deportado a México el pasado 15 de enero después de vivir 30 años en Estados Unidos. Quiere saber qué tiene que decir el mandatario a tantas familias como la de ella, que han sido separadas abruptamente.
Su esposo fue deportado tras 30 años en EEUU y ahora ella irá al Estado de la Unión: "Solo quiero que Trump me vea ahí"
Cindy García asegura que no levantará pancartas ni gritará consignas. Solo quiere que el presidente la vea allí sentada y explique, con ella en la sala, cuáles son sus planes con los millones de indocumentados que viven en el país.
"Solo quiero que Trump me vea ahí. Quiero que diga cómo puede justificar lo que le hicieron a mi esposo, que no tiene antecedentes criminales. Yo entiendo que no queremos terroristas y entiendo que la ley es la ley, pero este no es el caso", dijo a Univision Noticias acompañada de sus dos hijos, de 15 y 12 años, y ciudadanos estadounidenses. "Yo estoy viviendo una pesadilla. Me gustaría sentarme con los demócratas y republicanos y decirles que no pueden imaginarse lo que estamos viviendo (...) la separación de una familia es injusta".
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García asegura que solo quiere estar presente y verlo a los ojos, que espera que en algún momento se crucen la mirada. Pero no mostrará pancartas ni preparará consignas para gritarle a modo de protesta.
Su esposo fue deportado el pasado 15 de enero. Ahora vive con una tía en DF, México. Espera una cita en el consulado estadounidense en Juárez para introducir una solicitud de perdón que podría devolverlo al lado de su familia en el corto plazo o separarlo hasta por 10 años a través de la ejecución de la denominada Ley del Castigo. Todo queda a discreción del Departamento de Estado.
Jorge García, de 39 años, llegó a Estados Unidos con su familia cuando apenas tenía 10 años. Por solo dos años quedó fuera del límite que le hubiera permitido acceder a DACA, que proteje de la deportación a jóvenes que llegaron al país siendo niños con sus padres y que al 15 de junio de 2012 tenían menos de 30 años.
Cindy García cuenta que comenzaron los trámites de la residencia permanente de su marido en 2005, pero que la abogada que los asistió llenó mal los papeles y un juez le ordenó marcharse del país con una orden de deportación en junio de 2006. El caso fue peleado ante la Junta de Apelaciones de Inmigración (BIA) en 2008, según informó la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE). De allí pasó a una corte inferior, donde se le pidió una salida voluntaria que no se concretó. Y fue el 24 de noviembre pasado cuando en una cita en ICE para renovar su permiso temporal de estadía (otorgado por discreción procesal) le dijeron que para el 15 de enero debía marcharse. Y así ocurrió. "La deportación de mi esposo es una pesadilla".
"Todos me han apoyado"
Jorge García tiene menos de un mes en México. Aún no trabaja, pues está a la espera de que su caso se resuelva para tomar decisiones. Pero sí ha recibido ayuda.
Por ahora, la familia paga el caso con el dinero que recauda en un GoFundMe y sobrevive el día a día con una pensión que tiene Cindy García por ser jubilada médica. "Es muy poco, pero tengo que sacar las dos casas adelante", dice ella. La madre asegura que no tiene miedo de pedir ayuda: "Si necesito ir a un sitio de donación de comida, iré".
Los compañeros de su esposo también le apoyan con camisas para preparar la campaña por el regreso de su esposo. La familia ha ido a varios medios de comunicación dando a conocer el caso. Ella asegura que lo hace por sus hijos y esposo y por todos los que están en la misma situación.
Por ahora, solo tienen la esperanza de que todo se resuelva en esa esperada cita en el consulado. Los tres, la esposa y los hijos, viajarán a ver a Jorge García en abril, pero solo de visita. Ellos seguirán viviendo en Estados Unidos y él en México.















