En EEUU, la clase social determina a dónde te mudarás

El Cinturón del Sol está creciendo, el Cinturón del Óxido está muriendo y lo único que mantiene a flote a las caras ciudades costeras es la inmigración internacional, ya que los residentes nacidos en Estados Unidos huyen de los crecientes precios de la vivienda.
Lo anterior resume bastante bien la sabiduría convencional sobre el crecimiento y declive de las ciudades estadounidenses. Y esa sabiduría convencional quedó recalcada el mes pasado cuando la Oficina del Censo publicó sus últimas cifras sobre el crecimiento poblacional en las áreas metropolitanas de Estados Unidos. 9 de los 10 principales condados con el mayor aumento numérico en la población el año pasado se encontraban en el Cinturón del Sol, siendo la única excepción el condado de King, donde se encuentra Seattle.
Pero la sabiduría convencional enmascara una tendencia más profunda: la geografía estadounidense sigue siendo moldeada por un patrón polarizado de clasificación socioeconómica. Este proceso está impulsado por un desplazamiento selectivo de la población más rica, mejor educada y joven hacia áreas metropolitanas costeras caras como el Área de la Bahía de San Francisco, Los Ángeles, Seattle y el corredor de Nueva York-Boston-Washington, siendo la población más pobre y con menor nivel educativo la que se dirige hacia las áreas metropolitanas del Cinturón del Sol más baratas. Mientras tanto, la población menos favorecida queda atrapada en las áreas metropolitanas del Cinturón del Óxido.
Ése es el patrón básico que quedó documentado en un nuevo análisis del economista urbano Issi Romem, quien traza el estado socioeconómico de los migrantes internos hacia y desde las áreas metropolitanas más grandes de Estados Unidos entre 2005 y 2016. Romem encontró una clasificación selectiva basada en las distintas clases de estadounidenses. Aquellos que se mudan a las caras áreas metropolitanas costeras, según su análisis, tienen ingresos y niveles de educación significativamente más altos que aquellos que abandonan esas áreas, y son considerablemente más jóvenes.
Las costas: imanes para los ricos
Gráfico que compara los ingresos de inmigrantes y emigrantes (eje vertical) contra el valor de sus hogares (eje horizontal).
El gráfico anterior relata la historia básica, pues traza la diferencia en los ingresos familiares promedio de inmigrantes y emigrantes de las áreas metropolitanas ordenados según el valor promedio de sus viviendas. Las áreas metropolitanas caras como San Francisco, Los Ángeles, Nueva York, San Diego, Washington DC, Seattle y Boston están en la parte superior derecha, lo que significa que las personas que se mudan a estos lugares son considerablemente más prósperas que las que los abandonan. Los salarios de las personas que se mudan a San Francisco, por ejemplo, superan los de las personas que abandonan la ciudad por un promedio de 12,640 dólares mensuales. En Nueva York, Los Ángeles y Miami, la diferencia es de aproximadamente 10,000 dólares. Phoenix, Denver y Washington DC están en el siguiente escalón, con una diferencia de alrededor de 5,000 dólares.
Cuando se trata de clasificación de ingresos, las áreas metropolitanas de rápido crecimiento y menos caras del Cinturón del Sol como Dallas, Orlando y Las Vegas están parejas: quienes se mudan a ellas y quienes las abandonan tienen ingresos aproximadamente similares. Pero las áreas metropolitanas del Cinturón del Óxido como Cleveland, Pittsburgh y Detroit son víctimas de lo que Romem llama "clasificación negativa de ingresos"; es decir, la familia promedio que se muda a ellas gana menos que la familia promedio que las abandona. En general, el gráfico muestra la clasificación económica polarizada que ocurre en todas las áreas metropolitanas de Estados Unidos (tenga en cuenta la pendiente de la línea ajustada que se dirige hacia arriba a medida que se mueve hacia la derecha): mientras más cara es la vivienda, mayor es el ingreso de quienes llegan al área, en comparación con quienes la abandonan.
Los lugares caros atraen a personas con alto nivel educativo
Esta clasificación también es drástica cuando se trata de logros educativos. Las personas que se mudan a las caras áreas metropolitanas costeras tienen un nivel educativo considerablemente mayor que las que se van. Y dado que las áreas metropolitanas caras como San Francisco, Boston y Washington DC ya tienen poblaciones que se encuentran entre las de mayor nivel educativo del país, su ventaja inicial de capital humano resulta favorecida por su capacidad de atraer a personas altamente educadas del resto del país.
Gráfico que compara los años de educación de inmigrantes y emigrantes (eje vertical) contra el valor de sus hogares (eje horizontal).
Nuevamente, las áreas metropolitanas de rápido crecimiento del Cinturón del Sol ocupan la mitad del gráfico, mientras que las áreas metropolitanas del Cinturón del Óxido ocupan la parte inferior izquierda porque continúan "intercambiando" (en efecto) personas con mayores niveles educativos por aquéllas con niveles educativos inferiores. Romem señala directamente el dilema que enfrentan las áreas metropolitanas como Pittsburgh: el grado en que los graduados de sus principales universidades de investigación, como Carnegie Mellon, se mudan hacia las áreas metropolitanas más caras y más dinámicas. Este patrón es "particularmente preocupante" para esas áreas metropolitanas, señala, "porque no es un buen augurio para su capacidad de cultivar una economía basada en el conocimiento".
Imanes de jóvenes
Las caras áreas metropolitanas costeras también son imanes para los jóvenes. Los recién llegados a San Francisco, Los Ángeles, Boston, Seattle, Nueva York y DC son considerablemente más jóvenes que quienes abandonan estas áreas. Por supuesto, las cálidas áreas metropolitanas del Cinturón del Sol como Miami, Phoenix, Orlando y Tampa son centros de jubilación que atraen a los inmigrantes que son considerablemente mayores que los emigrantes. Pero Pittsburgh, que durante un tiempo tuvo una de las poblaciones de mayor edad del país, ahora atrae a más jóvenes que a personas mayores.
Gráfico que compara las edades de inmigrantes y emigrantes (eje vertical) contra el el valor de sus hogares (eje horizontal).
Los jóvenes migran a las caras áreas metropolitanas costeras por las oportunidades que brindan. Aprovechan sus sólidos mercados laborales , sin mencionar la amplia gama de socios potenciales estables en estos lugares, o las facilidades para conseguir pareja . Pueden seguir esta estrategia de ubicación porque son jóvenes y solteros, rentan en lugar de tener vivienda propia, no necesitan mucho espacio y pueden vivir con compañeros de habitación.
Los datos de Romem muestran que los inmigrantes en las caras áreas metropolitanas costeras son mucho menos propensos a ser propietarios que quienes abandona esas áreas, y son más propensos a vivir en un hogar con múltiples personas asalariadas (es decir, con compañeros de habitación). A medida que estos jóvenes envejecen, comienzan familias y necesitan más espacio, es más probable que se vayan a lugares más baratos en los suburbios o en áreas metropolitanas menos caras.
Pero la mayoría de las personas que dejan estos lugares son miembros de las clases trabajadoras y de servicios, cuyos ingresos son totalmente insuficientes para soportar la carga de los exorbitantes precios de las viviendas.
Es posible que más estadounidenses se estén mudando a las áreas menos caras del Cinturón del Sol, pero las caras áreas metropolitanas costeras continúan atrayendo a los más adinerados y con mayor nivel educativo. La " gran clasificación " que Bill Bishop identificó hace una década se ha convertido en una clasificación aún mayor, ya que los más talentosos y ambiciosos continúan llegando a un pequeño número de lugares como el Área de la Bahía, Los Ángeles, Seattle y el Corredor Boston-Nueva York-Washington DC. Las principales áreas metropolitanas costeras de Estados Unidos son caras no solo por las restricciones de vivienda o la geografía natural, argumenta Romem, sino que sus altos precios de vivienda provienen de esta afluencia constante de talentos educados y ricos, lo que también significa que es probable que sus precios de vivienda sigan aumentando.
La geografía estadounidense sigue siendo remodelada por esta enorme maquinaria de clasificación. Con sus dinámicos mercados laborales, gran cantidad de jóvenes talentosos, altas tasas de productividad y altos niveles de comodidades, las caras áreas metropolitanas costeras continúan atrayendo a los talentosos y privilegiados. Es este hecho básico de nuestra economía del conocimiento moderna—el agrupamiento del talento que se autorrefuerza en un puñado de áreas metropolitanas donde el ganador se lo lleva todo—lo que explica la profundización de la polarización espacial de la sociedad estadounidense.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com