SAN JOSÉ, California. - Incluso en medio de la pandemia de coronavirus que ha dejado sin empleo a millones en todo Estados Unidos, para la señora Ada la solución a todos los problemas siempre serán las pupusas, tanto en las buenas como en las malas.
Su madre la sacó adelante con pupusas y ahora usa ese platillo para sobrevivir a la pandemia de coronavirus
Al igual que miles de inmigrantes en el Área de la Bahía, la señora Ada Gómez se quedó sin empleo a causa del toque de queda. Sin embargo, el platillo típico de su natal El Salvador la está ayudando a salir a flote en medio de esta crisis.

Cuando vivía en su natal El Salvador las vendía en las calles y así se ganó la vida por 18 años.
“Desde los 12 años mi mamá hacía atoles para vender en una calle en una esquina. Me ponía mi venta propia, con mi sillita a un lado, y ya me quede así“, cuenta Ada Gómez, quien quedó sin empleo desde que comenzó el toque de queda que mantiene confinados en sus hogares a casi 8 millones de residentes del Área de la Bahía.
Antes de que la crisis del coronavirus golpeara la región, ella trabajaba en un restaurante de comida americana.
“Pues nos cancelaron, que ya no podíamos ir a trabajar por el coronavirus, ahorita ya vamos para dos meses y nada”, dijo.
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En el restaurante en el que trabajaba, aunque servían otro tipo de comida, recién habían aceptado que preparará el platillo tradicional de El Salvador para agregarlo al menún.
“Todos nos aceptaron nuestras pupusas, me llegaban a felicitar, que estaban muy ricas. Dije yo, si puedo hacerlas, por qué no venderlas en casa“, nos cuenta entusiasmada por el alivio económico que esto representa.
Doña Ada comenzó a venderle pupusas a sus amigos y ahora hasta le hacen pedidos a través de las redes sociales. Los clientes llegan a recoger la comida hasta su casa. Para mantener el distanciamiento social, ella les lleva los pedidos hasta sus vehículos.
“Si hacen una orden y la prueban, si les gustaron regresan. Entonces es como un alivio pues “, añadió.
La crisis del coronavirus está dibujando un futuro incierto, pero la señora Ada solo piensa en la hija que tiene bajo su cuidado. A ella, su madre la sacó adelante con la venta de pupusas, y en medio de la pandemia, ella planea hacer lo mismo con su hija.
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