Las dificultades para votar que afectan principalmente a los votantes latinos y afroamericanos, la retórica incendiaria y un historial de fallos en elecciones pasadas afectan la confianza de los ciudadanos en el proceso electoral, de acuerdo con Richard Hasen, experto en ley electoral, profesor de la Universidad de California y autor del libro Election Meltdown.
Mala planeación y pocos recursos: los retos de Texas hacia las elecciones de noviembre
Richard Hasen, experto en ley electoral y autor del libro Election Meltdown, explica que la retórica incendiaria y la historia de fallos en el estado afectan la confianza de los votantes.


Hansen sostiene que los problemas en las recientes primarias texanas, en las que electores esperaron hasta siete horas con tal de votar, al menos han ganado la atención de organizaciones y funcionarios, según explicó en entrevista con The Texas Observer.
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Problemas a la hora de votar
“La buena noticia, al menos, es que estos problemas han ganado la atención de la gente. Creo que lo que pasó en los caucus de Iowa hizo a muchos más conscientes de los problemas que pueden presentarse a la hora de votar. En los distritos donde hubo personas que tuvieron que hacer filas de horas, hay funcionarios exigiendo respuestas”, comentó.
Los problemas en las elecciones han hecho que organizaciones llamen la atención a funcionarios para que resuelvan los fallos que los votantes texanos enfrentaron el Súpermartes. Un hombre en el condado de Harris (Houston) esperó más de siete horas para votar, por ejemplo, pero su caso difícilmente fue aislado. Las escenas de largas filas se repitieron en todo el estado durante la jornada electoral.
En el distrito de Dallas, al menos 44 de las más de 450 máquinas se quedaron fuera del recuento final. Una organización pidió a las autoridades locales que se repitiera el conteo: justo ayer se difundieron los resultados.
Pese a los fallos, Hansen califica de “irresponsables” las afirmaciones que aseguran que los fallos en el sistema electoral son indicadores de fraude. “Es indignante que, incluso cuando ya una corte ha castigado a las autoridades texanas porque sus errores a la hora de organizar la votación afectan especialmente a las minorías de origen latino y afroamericano, el gobernador Greg Abbott y el fiscal general Ken Paxton insistan en sospechas de ‘fraude’. Es sumamente irresponsable”.
A los fallos producidos el 3 de marzo se suma el hecho de que Texas es uno de los estados que más centros de votación ha cerrado en los últimos ocho años. Las comunidades más afectadas son de origen latino y afroamericanos, según descubrió una investigación de The Guardian.
“Si el problema es que no hay suficientes máquinas de votación en los barrios de electores latinos o afroamericanos, la solución es pelear por una ley que garantice su derecho ante una corte federal; si es mala planeación, debe hacerse el proceso que corresponda con las autoridades locales”, asegura Hansen.
Resolver los fallos, una prioridad
Hansen, en su libro, cita el principio de la Navaja de Hanlon cuando se trata de las sospechas de “fraude” en las elecciones: “Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la incompetencia”.
“Muchos saltan a la conclusión de que si hay problemas en una elección en Texas, es porque alguien está causando esos errores intencionalmente y eso no siempre es el caso”, explica.
Eso sí, destaca que resolver los problemas en las votaciones antes de las elecciones de noviembre debe ser una prioridad. “Las autoridades deben estar preparadas no solo para atender a la cantidad de electores, sino también para otras circunstancias, como máquinas que fallen el día de la elección o la necesidad de que se deba preparar un número mayor de votos anticipados por miedo al coronavirus. Este es el momento ideal para hacerlo”.















