Para que veas que el popular Mont. St. Michel no es el único pueblo francés que ha diagramado su urbanización en torno a un monte, hoy te mostraremos la pequeña localidad de Eze en la Provenza francesa, original y llena de encanto, que aunque su población apenas supera los 2500 habitantes, ha sabido granjearse parte del glamour y exclusividad que derrocha sus dos cercanas vecinas: Niza y Montecarlo.

De la primera apenas la separan 30 minutos de viaje, por lo que se constituye en una de las principales entradas para disfrutar de Eze y de esta calida región de Francia, antes de terminar en la Riviere Francaise. Pero aunque para muchos Eze solo constituye una vista de un día, la verdad es que este pueblito esconde muchos más atractivos detrás de sus paredes medievales decoradas con alegres colores.
Visitar el pueblo de Eze

La mejor forma de efectuar su visita es comenzando por la Baie d'Eze, donde se cuenta con un pequeña pero pintoresca playa, y donde puede contratarse alguna clase rápida en la Escuela de Vela de la localidad. A partir de ahí, iremos ascendiendo a la par que el pueblo se encarama cada vez mas en el acantilado, lo que permitirá contemplar los bonitos paisajes que rodean la población.
Pero aquí detente y tomate tu tiempo para verdaderamente captar la singularidad del paisaje que enmarca a Eze. Literalmente pareciera que algún loco pintor (de los que siempre han abundado en Francia) hubiera dejado caer por descuido aquí y allá distintos pigmentos de su paleta, tiñendo de los más diversos tonos a la vegetación circundante. De esta forma, naranjos, pinos, plátanos, limoneros, algarrobos y dátales son alguna de las especies que componen este pintoresco cuadro natural.
Principales puntos turísticos de Eze
Una vez en el pueblo, podremos emprender el circuito clásico, visitando el castillo de Chevre d'Or, La Chapelle, la fabrica de perfumes Fragonard, o el singular jardín Botánico de Eze. De lo contrario, lo mejor es emprender una tranquila caminata a través de las empedradas callecitas, y adentrarse en el verdadero Eze, aquel cuyos encantos supieron conquistar hasta el corazón del famoso Nietzsche, el cual es aun recordado por una calle que lleva su nombre y, según la historia local, por haber sido en Eze donde el celebre filosofo finalizara su conocida obra de “Así habló Zaratustra”.
Y por supuesto, no debes perderte ascender a lo más alto del pueblo, ubicado a unos 400 metros sobre el nivel del mar, desde donde podrás apreciar unas hermosas vistas del mar Mediterráneo, y divisar algún destello de la vibrante Costa Azul.
Con solo pensar en descansar un par de días en este pueblo hace que uno se llene de melancolía por estos sitios que, aunque parezcan extraídos de aquellos viejos cuentos de caballeros y países encantados, existen realmente y pueden ser visitados sin problemas.