«Mejor solo que mal acompañado». Esa cita que solían decir nuestras abuelas es sabia y verdadera, pero muchas personas la ignoran por miedo a la soledad, por cuestiones sociales o simplemente por inseguridad, sobre todo aquellas personas que están en una relación de largo plazo. Sin embargo, existen muchos motivos para creer que permanecer en un matrimonio infeliz es peor que divorciarse, por ejemplo:

Las separaciones nunca son agradables. No solo pierdes una persona que significó mucho para ti, sino que también se pueden ir algunos amigos o familiares de tu ex, y ni hablemos de lo que sucede cuando hay niños de por medio. Pero, hay una parte de la familia que rara vez se discute cuando se habla de rupturas amorosas: las mascotas.

Es triste, pero cierto: no todas las relaciones están diseñadas para durar toda la vida. Algunos amigos o hasta parejas vienen para alegrarnos la vida por un tiempo, pero con el paso de los años nos convertimos en personas diferentes y el vínculo simplemente se desvanece.

No siempre las grandes discusiones son el principal motivo que lleva a una separación. A veces, pequeños actos cotidianos, pueden ser más dañinos al acumularse, provocando a la larga una separación. Si la frase «no sé qué pasó» te suena muy conocida, tal vez deberías revisar algunos hábitos de tu día a día.

Para que una relación amorosa marche bien, a veces no solo alcanza con que haya amor. Si no nos encontramos a gusto 100% en un vínculo, tenemos que ponerle punto final, es así, no queda otra. A veces por miedo o inseguridad no siempre lo hacemos y optamos por estirar la ruptura, hasta que al final... en lugar de ser armonioso, se transforma en un momento sumamente difícil, conflictivo y amargo.

A veces, simplemente, hay que aceptarlo, asumir que fuimos un pasado, que nada queda para el presente y que —mucho menos— existirá un futuro. Esta es mi forma de entender que debo seguir adelante sin ti.