Parece una señal interesante de estos tiempos en materia de cine, que sea noticia que una película ligada a una popular franquicia NO tendrá secuela.

Manchester By the Sea es uno de esos típicos dramas independientes que, de la mano de un director renombrado, reúne a algunos destacados actores y, a falta de una millonaria maquinaria de marketing detrás, comienza a consolidarse a través del circuito de festivales cinematográficos internacionales, cautivando al público de esa clase de evento y a la crítica especializada, un grupo no muy masivo pero sí influyente.

Se podría decir que el equipo de marketing detrás de Pasajeros, la nueva película protagonizada por Jennifer Lawrence y Chris Pratt, la tiene bastante fácil.

Todavía falta mucho tiempo para que la temporada 7 de Game of Thrones llegue a la pantalla de HBO, con una demora prolongada por las dificultades que implica filmar el invierno que, tras la amenaza que la Casa Stark ha convertido en su lema, llegó para sembrar todavía más complicaciones en los Siete Reinos.

Hace ya algunos meses que se anunciaron los planes para la continuación de Sicario, el excepcional thriller de acción dirigido por Denis Villeneuve y protagonizado por Emily Blunt, Benicio del Toro y Josh Brolin.

Disney está en su mejor año histórico en términos de recaudación taquillera, y si exceptuamos algunos pocos títulos que no colmaron las expectativas para la compañía (Alice Through the Looking Glass y The BFG entre otros), el estudio parece haber dado con una suerte de fórmula perfecta para lanzar películas que son un enorme éxito de público y generalmente aclamadas por la crítica, independientemente de cuál sea la subsidiaria encargada de producirla (Lucasfilm, Pixar, Marvel Studios o Walt Disney Animation).