Si las series fueran una droga, Netflix sería algo así como Pablo Escobar.

Pese a las críticas iniciales, y a la controversia y cuestionamientos que parecen ser inevitables para las películas del Universo DC, Suicide Squad lleva tres semanas en cartel en las que se ha mantenido como la película más taquillera en los Estados Unidos.

Liam Neeson y la saga Taken (o Búsqueda Implacable) inauguraron una tendencia que Mel Gibson, con ocasión de su nueva película Blood Father, definió como el subgénero «action dad» o «papá en acción».

Se suele hablar de «química» para referirse a dos actores que lucen muy bien, muy convincentes juntos en la pantalla, y sin dudas algo de eso hay entre Emma Stone y Ryan Gosling, que ya interpretaron a entrañables parejas en la comedia romántica Crazy, Stupid Love y en el thriller Gangster Squad.

En estos días se estrena en los Estados Unidos la película Imperium, un thriller policial basado en una historia real, que cuenta con un impactante Daniel Radcliffe en el rol principal.

Ya era bastante atípico que el equipo que viene de recrear una nueva y bastante elogiada versión de la clásica obra Macbeth —el director Justin Kurzel y la dupla de protagonistas Michael Fassbender y Marion Cotillard— pase inmediatamente a la adaptación de un popular videojuego de acción y aventuras, algo que uno no tiende a asociar demasiado a Shakespeare.