A mediados de los 90, Troy Duffy se mudó a Los Angeles para perseguir su sueño de convertirse en rockstar, pero mientras su carrera musical demoraba en despegar y se ganaba la vida trabajando en un bar, vio un crimen que lo horrorizó —el cadáver de una mujer víctima de una guerra entre narcotraficantes— y que exorcizó, a falta de dinero para un psicólogo, escribiendo un guión que daba rienda suelta a su fantasía de (violenta) justicia por mano propia.

Netflix nos acaba de dar una noticia que nos parte el corazón: el 1 de julio bajará de su plataforma ocho de las series que más adoramos (y gracias a las cuales hemos pasado grandiosos fines de semana).

Desde que The Walking Dead comenzó hemos perdido a muchos de los personajes que nos acompañaron desde el inicio del apocalipsis zombie. Eso sí, los sobrevivieron son pocos pero buenos; tanto, que es muy difícil a estar alturas imaginarnos la serie sin ellos (creo que con lo de Glenn tuvimos suficiente).

No es ninguna noticia decir que Game of Thrones es precisamente la reina de todas las series de TV existentes, de la actualidad y quizá de la historia (Nota del editor: No). Esta ficción épica llena de sangre, sexo, luchas de poder, dragones y zombies de hielo es exactamente TODO lo que la audiencia ama.

Después de seis temporadas completas en las que se abordaron diferentes fenómenos de horror, natural y sobrenatural, ambientados en diferentes tiempos y lugares, Ryan Murphy y su co-creador Brad Falchuk están buscando innovar y sorprender para mantener el interés en su popular serie de antología.

Después de finalizado el recorrido original de la serie, y tras el lanzamiento de la película The X-Files: I Want to Believe, en 2008, la intención original de Fox y los creadores de The X-Files, era hacer una tercera película para cerrar las historias que habían quedado inconclusas.