Los niños parecen ser una fuente constante de energía: no hay quien los pare, y tampoco, quien los entretenga. Por eso, los padres deben pensar constantemente en juegos para niños que ocupen sus mentes y gasten sus energías de forma saludable. La gymkana es una buena opción. Pero, ¿qué es una gymkana? En principio es un encuentro donde los competidores demuestran sus destrezas en varios concursos diferentes. Obviamente, esto se puede adaptar para organizar una gymkana infantil.

Cuando el médico ordena que debemos guardar reposo en cama, para los adultos no supone un contratiempo. Pero convencer a un niño de que debe estar en cama -uno, dos o tres días- puede volverse un tormento, para ellos y para ti. La televisión o el mirar alguna película en el DVD puede entretenerlos durante algún tiempo, pero después el aburrimiento los invade y empiezan a inquietarse.

Según el experto en juegos, Lawrence Cohen, "el juego puede ser el puente tan buscado para ese vínculo emocional entre padres e hijos. Jugar con los hijos es una manera de entrar en el mundo infantil con el fin de encontrar la cercanía, la confianza y la conexión". Me parece tan certera la definición del especialista, porque cuando jugamos con nuestros hijos, volvemos a ser emocionalmente niños, pero con la sabiduría de los años.

Llegaron las vacaciones, hermosas y largas placenteras vacaciones para nuestros hijos, aunque no para nosotros, quienes con suerte disfrutaremos de unos quince o veinte días. Además de tener que seguir trabajando y no disponer de tiempo extra para entretener a nuestros hijos, también hay que tener en cuenta que con los chicos de vacaciones, las billeteras pronto se ponen lánguidas.

No importa la edad de tu hijo: desde bebé hasta la preadolescecia, jugar es más que una necesidad para los niños. Podemos recordar cuando éramos niños y en la calle, en el barrio, nos dedicábamos a jugar con una pelota o a mil juegos divertidos y grupales muy divertidos. Fueron parte de nuestra infancia y los recordamos con cariño. Como padres no podemos quitar este derecho a nuestros hijos, aunque lo podamos utilizar sabiamente como moneda de cambio a la hora de corregir ciertos comportamientos.

Nos enternecen. Nos elevan a lo mejor de nosotros mismos. Nos vuelven vulnerables. Nos vuelven superhéroes. Cuando pensábamos que teníamos todas las respuestas, llegan ellos y cambian las preguntan. Sonríen y todo lo iluminan. Lloran y mil ángeles bajan para consolarlos. Tan frágiles y tan poderosos. Todo eso, y más, son nuestros hijos, ojitos curiosos y sonrisa pícara. Y cuando son bebés, no nos alcanzan los brazos para mecerlos y abrazarlos, y nos parece que se nos va a escapar el corazón del pecho con sólo mirarlos. Por eso, aprovéchalo, porque crecen tan rápido...