Con The Star finaliza la que fue sin dudas la temporada más polémica de Homeland. En su tercer año, la serie de Howard Gordon y Alex Gansa mostró agotamiento en varios frentes, con personajes que no convencieron, tramas poco interesantes, actores fuera de registro y un guión habitualmente inverosímil.

Con la temporada 3 de Homeland terminada, empiezan a conocerse novedades de lo que veremos en la nueva etapa. Lo primero que se ha sabido es que la cadena ha explicado cómo dos personajes que han sido regulares a lo largo de la serie dejarán de serlo en la cuarta temporada.

Se acerca el final del temporada (solo resta un capítulo), y con Big Man in Tehran, Homeland dejó el listón bien alto de cara a la su conclusión. Luego de empezar la tercer temporada de forma irregular, con giros sorpresivos pero desafiando el interés del espectador en varias ocasiones, en la recta final la serie retomó la intriga y la sorpresa, dos elementos que la diferenciaron del resto de la programación televisiva.

Sin dudas Homeland da lo mejor de sí cuando recurre al espionaje directo. Con One Last Time, comenzó la fase dos del plan de Saul (Mandy Patinkin) para asesinar al jefe de inteligencia iraní y poner a Javadi (su nuevo agente) al frente. Este primer paso es nada menos que infiltrar a Brody (Damian Lewis) en territorio enemigo para que tenga un encuentro cara a cara con el objetivo, confiando en que el gobierno recibirá con brazos abiertos al supuesto responsable del ataque a la CIA.

Hay que hacer un trato implícito a la hora de ver Homeland: dejarse llevar por la ficción. Solo así se puede disfrutar de esta estupenda serie. Porque si bien es una historia ambientada en el mundo "real", en varias oportunidades ese trato está en peligro de romperse.

Finalmente, con A Red Wheelbarrow, todas las líneas argumentales de Homeland convergen en un mismo punto. Si el capítulo anterior dio respuestas a varias de las intrigas que se sembraron a lo largo de la temporada, en este capítulo al fin se puede apreciar el fino trabajo de los guionistas por querer encastrar cada pieza en su lugar de la manera más coherente posible.