Homeland: Disparos en el desierto [Crítica 3x10]

Sin dudas Homeland da lo mejor de sí cuando recurre al espionaje directo. Con One Last Time, comenzó la fase dos del plan de Saul ( Mandy Patinkin) para asesinar al jefe de inteligencia iraní y poner a Javadi (su nuevo agente) al frente. Este primer paso es nada menos que infiltrar a Brody ( Damian Lewis) en territorio enemigo para que tenga un encuentro cara a cara con el objetivo, confiando en que el gobierno recibirá con brazos abiertos al supuesto responsable del ataque a la CIA.

PUBLICIDAD

Claro que algo tan simple es tremendamente complicado en un mundo en guerra. Y este capítulo de Homeland es tensión constante basada en una premisa muy sencilla: ¿Lo lograrán o no lo lograrán?

Un plan simple

Para que Brody ingrese en territorio enemigo sin despertar sospechas, la CIA le designó un pequeño grupo de tareas que lo depositen en la frontera que divide Irak de Irán. Como es sabido, Estados Unidos hace años que lleva a cabo un operativo de "recuperación" de Irak, por lo que entrar a ese país no es un reto.

Pero al ser una operación clandestina en otro país, el grupo de espías debe acudir al camuflaje y evitar ser descubiertos, tanto por irakíes como por iraníes. Es por eso que Brody va acompañado de un grupo de barbudos que simulan ser locales. Estos personajes son los mismos que lo entrenaron durante su desintoxicación, y con los que desarrolló un lazo de amistad.

Cabe destacar esa relación entre personajes. La identificación es muy importante, porque cuando estén en peligro (que será en varias ocasiones) el espectador realmente desea que no les suceda nada, contribuyendo al suspenso de la historia.

Imagen CBS

Peligro inminente

Desde el otro lado del océano Atlántico, en los cuarteles en Langley, la plana mayor de la CIA sigue cada paso de la operación. Y en Washington, Dar Adal ( F. Murray Abrahm) intermedia entre lo que ocurre allí y Michael Higgins ( William Sadler), el representante del presidente que tiene el poder de decidir el destino de la misión ultra-secreta, antes de que se convierta en un escándalo internacional.

PUBLICIDAD

Pero este seguimiento no podría ser más complicado. Más allá de los teléfonos satelitales, el real seguimiento de los movimientos de la tropa de elite en campo enemigo se hace a través de un drone armado con misiles. Un drone que sospechosamente falla en momentos claves. Y que tiene el poder de aniquilar a todos si esto fuera necesario.

Así, presionados por tres frentes (Irak, Irán y EE.UU.) Brody y los suyos deberán lidiar con sangre fría y mente despierta todos los inconvenientes que surgirán a lo largo del capítulo. Y Brody será el primero en caer en la garras del pánico, algo que no resulta del todo incoherente cuando su cabeza tiene precio y la muerte se esconde en cada rincón del desierto que separa ambas naciones.

Imagen CBS

La fe en el otro

Pero Brody es ante todo un hombre de fe. De hecho, en uno de los planos más bellos de la serie, Brody reza durante un puesta de sol mientras se arrodilla hacia la Meca. Y cuando sucumbe al pánico, sus nuevos amigos logran equilibrarlo recordándole por qué hace lo que está haciendo: por su familia, acaso la única motivación por la cual se aún se encuentra con vida.

Luego de una impresionante fuego cruzado, y con la misión a punto de fracasar, Brody hace una última jugada desesperada para llegar a la frontera. Y una conversación con Carrie ( Claire Danes) va a ser el detonante. "Solo lo hago porque se que me sacarás de aquí", le dice a Carrie antes de terminar su comunicación. Otro acto de fe hacia el otro.

Imagen CBS

Puntaje: 8/10. Inteligente, bien filmada, con un guión simple pero atrapante, Homeland ofreció uno de los mejores capítulos de la temporada, cuya estética y temática recordó en algo al film Zero Dark Thirty.

Relacionados: