Finalmente, con A Red Wheelbarrow, todas las líneas argumentales de Homeland convergen en un mismo punto. Si el capítulo anterior dio respuestas a varias de las intrigas que se sembraron a lo largo de la temporada, en este capítulo al fin se puede apreciar el fino trabajo de los guionistas por querer encastrar cada pieza en su lugar de la manera más coherente posible.
Homeland: Las líneas convergen [Crítica 3x08]

El plan de Saul
Si hay un personaje que creció en Homeland fue el de Saul Berenson ( Mandy Patinkin). Si bien su participación en las tramas anteriores siempre fueron determinantes, hoy el ritmo de la serie corre según como lo determine el (por ahora) director de la CIA. Puede ser que su liderazgo en la agencia pueda estar en peligro, pero el haber reclutado a Magid Javadi ( Shaun Toub) como un agente norteamericano lo reafirmó en la cúpula presidencial por sobre el senador Lockhard ( Tracy Letts), su competidor directo.
Otro de los aspectos de Saul que demandaron minutos de pantalla (ahora justificados) es cómo trata de sostener su complicado matrimonio con Mia ( Sarita Choudhury), quien decide darle una segunda oportunidad y despacha a su amante "oficial" hasta el momento. Pero grande es la sorpresa cuando el galán despechado ingresa a la residencia Berenson y sabotea la computadora personal de Saul. Parece que no era a Mia lo que deseaba este enigmático espía.

La operación
En una inteligente maniobra de dar y retacear información, Carrie (con la ayuda de Dar Adal) logra poner en alerta a la firma que financió el ataque a la CIA. Lilan Bennet ( Martin Donovan) le da la orden al abogado Franklin ( Jason Butler Harner) de que "envíe al extranjero" al responsable de poner la bomba ya que están detrás de él.
Como un fiel servidor a la causa, Franklin se contacta con el terrorista y le ordena esperarlo en un hotel de mala muerte para organizar su escape. Claro que la conversación telefónica a estas alturas está siendo registrada por los agentes. De esta forma se pone en marcha un mega operativo para atrapar al asesino, cosa que a Carrie le interesa sobremanera porque de esta forma el padre de su hijo quedaría libre de culpa y cargo y podría volver al país.

Así es, una ecografía y los tiempos de gestación revelan que Carrie ( Claire Danes) lleva al bebé de Nicholas Brody en su vientre.
Pero algo inesperado pasa. El pasaje de extradición que el abogado lleva al responsable de poner la bomba es un arma con silenciador y un tanque cargado de ácido. Cuando Carrie descubre las verdaderas intenciones de Franklin, insiste con intervenir en una operación que desde el principio era únicamente de observación.
Pero Dar Adal ( F. Murray Abraham), el jefe del operativo (ya que Saul emprendió un viaje secreto) ordena no intervenir bajo ningún pretexto. Fiel a su espíritu irreverente, Carrie se lanza sola en busca de detener al abogado/asesino. Solo que esta vez las órdenes se van a cumplir, y el mismo Peter Quinn ( Rupert Friend) se encarga de detenerla disparándole en un hombro desde una terraza.

Entonces Franklin "deporta" al terrorista sin problemas. Lo asesina de un balazo y hace desaparecer el cadáver al estilo Heisemberg, en una bañera llena de químicos.
Paralelamente, en una ambulancia a todo velocidad, una malherida Carrie sospecha que en todo esto hay gato encerrado, y le hace una pregunta crucial a Peter (con el que no parece guardar rencores): "¿¡Donde mi#rd@ está Saul!?".
Y la respuesta está en la última escena: Saul está en Venezuela. Más precisamente en Caracas, en la Torre de Babel, en una apestosa celda que desde hace unos meses es el "hogar" del ex marine Nick Brody ( Damian Lewis).

Puntaje: 8/10. A esta altura, Homeland recobró su "mística". Cada capítulo es mas ambicioso e inteligente que el anterior, y nada parece ser lo que creemos. Bienvenido sea.




