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Dietas

Perder peso de golpe como hizo Kim Kardashian para usar el vestido de Marilyn Monroe es un error

Kim Kardashian tuvo que perder 16 libras en tres semanas para poder usar el icónico vestido de Marilyn Monroe durante unos minutos en la gala del Met de este 2022. Te explicamos por qué es justo lo contrario de lo que hay que hacer para adelgazar de forma saludable.
Publicado 4 May 2022 – 10:19 AM EDT | Actualizado 4 May 2022 – 10:19 AM EDT
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Kim Kardashian lució en la gala del Met el vestido icónico de Marilyn Monroe durante solo unos minutos (lo que dura un paseo por la alfombra roja) y tan incómoda se sentía que para la cena usó una réplica, según confesó ella misma. Para poder lucir este vestido —el mismo que usó Monroe cuando cantó su ultrafamoso 'Feliz cumpleaños, señor presidente' al entonces mandatario John F. Kennedy en 1962— la estrella se llevó una dieta estricta que concluyó esa misma noche con un festín de pizza y donuts.

Tuvo que perder 16 libras (7 kilos) en unas tres semanas para poder usar el vestido color beige y bordado en brillos, un modelo super entallado que se adhería a la cintura de avispa de Kardashian como antes lo hizo a la de Monroe. El vestido 'tubo' en gasa soufflé color carne con incrustaciones de pedrería, que se vendió en una subasta por casi 5 millones de dólares en 2016, le quedaba tan ceñido que hubo que coserlo después.

Kardashian hizo justo lo contrario a lo recomendado

Con este gesto, la estrella promueve hábitos muy perjudiciales: de nada sirve perder seis libras en una semana con una de las llamadas 'dietas milagro' ultrarápidas si dentro de un mes hemos recuperado ese peso. Y con propina.

Esto es lo que suele pasar: se estima que 45 millones de estadounidenses se ponen a dieta cada año, pero el 40% recupera, en los dos años siguientes, más de la mitad del peso que perdió. Y estos vaivenes del peso (con las llamadas 'dietas yo-yo', que provocan un efecto rebote) son peligrosos: pueden incrementar el riesgo de muerte por enfermedades del corazón en mujeres posmenopáusicas, entre otros problemas.

“Desarrollar comportamientos estables y repetitivos en relación a la alimentación y la pérdida de peso es realmente importante para mantener cambios a largo plazo”, señala Emily Feig, investigadora de Drexel University y directora de un estudio publicado en la revista Obesity que comparaba las 'dietas milagro' con las dietas lentas.

Para perder peso, sé consistente

Las fluctuaciones en las primeras doce semanas de dieta influyeron negativamente en el peso de los participantes en este estudio, que tuvo en cuenta el medio plazo (los 12 meses y dos años posteriores). Esto quiere decir que a una persona que, por ejemplo, pierde 4 libras una semana, recupera dos la siguiente y después vuelve a perder otra libra le va peor que a alguien que pierde una libra por semana de forma consistente durante tres semanas.

“Mi recomendación para los pacientes, basándome en esta investigación, es tratar de mantener sus hábitos de alimentación bastante similares en el día a día”, señaló Feig.

“Cosas como planear el domingo la comida de la semana y comer menos veces fuera de casa pueden ayudarnos, ya que reducen las posibilidades de tomar decisiones impulsivas”. Construir un hábito de alimentación consistente y saludable, señala la experta, puede ayudar a reducir la variabilidad del peso y a perderlo de forma más consistente, incluso si es lentamente.

Tu peso está predefinido

El cuerpo se resiste a cambiar: esta es la teoría del valor de referencia metabólico, que explica cómo el cuerpo tiende a mantener un peso determinado por el hipotálamo, el 'centro de control' del sistema endocrino en el cerebro. Cuando hay alguna variación en el peso —por ejemplo, sigues aquella dieta detox que te recomendó tu vecina—, el hipotálamo hace bajar tu metabolismo para que el cuerpo gaste menos. Así que cuando vuelves a la normalidad, recuperas el peso. Lo bueno es que esos puntos de referencia pueden modificarse.

Algunos consejos básicos para conseguirlo:


  • La fuerza de voluntad es un recurso limitado. Por esta razón —nos agotamos cuando continuamente tenemos que decir no a esas papas fritas—, un truco que no falla es tomar con antelación una decisión con respecto a alimentos insanos que resultan irresistibles. Si, por ejemplo, una vez que comienzas con las papas fritas no puedes parar, ¡no empieces! Esta decisión conviene tomarla en frío y no delante de un plato apetitoso y cuando te está rugiendo el estómago.
  • Conviértelo en un hábito. Gretchen Rubin, autora del libro sobre cómo cambiar los hábitos Better Than Before (Mejor que antes), asegura que “cambiar nuestros hábitos nos permite alterar nuestro destino”. Rubin, que se convierte en sujeto de pruebas para escribir sus libros, recopila un sinfín de trampas que, quien más quien menos, utiliza para echar al traste un buen hábito. Entre ellos se encuentra alcanzar la meta. “Una razón poderosa y, a primera vista, ilógica”, apunta Rubin, “es que muchas veces tenemos un objetivo y esto es precisamente lo que puede estropearlo. Una vez que llego al peso ideal, ya he alcanzado mi objetivo. Entonces volvemos a comer normalmente, y engordamos. Se trata de cambiar para siempre, indefinidamente”. A veces hay que abstenerse para siempre de algo. Como las papas fritas.
  • Presta atención: no sólo al qué, también al cómo. Los fundamentos científicos sobre lo que es o no saludable ya los tenemos. Pero el truco podría estar en el cómo comer, y no sólo en el qué. La pediatra Jan Chocen Bays, autora de varios libros sobre el tema, suele hablar no de una, sino de siete 'hambres'. El del ojo (“mmm, qué buena pinta tiene ese pastel”); el del corazón (“ese pastel me recuerda al que cocinaba mi abuela”); el de la mente (“no debería comer ese pastel. Tengo que adelgazar tres kilos…”). Y así sucesivamente. Se trata, en resumidas cuentas, de no dejar que la mente se aleje demasiado del cuerpo. Todas las distracciones de la vida cotidiana refuerzan la ingestión de comida de forma mecánica, y esto es un factor importante de aumento de peso y obesidad. Prestar atención mientras comemos podría ser una de las claves para combatir la plaga de la obesidad.

Salud mental, no solo física

No es la primera vez que Kardashian, con cientos de millones de seguidores, airea prácticas poco saludables. En la gala Met de 2019, por ejemplo, confesó que tuvo que tomar clases de ejercicios respiratorios para poder lucir un corsé, firmado por Thierry Mugler, que literalmente no le dejaba respirar.

Ella es también la creadora de la firma Skims, una empresa de fajas reductoras y reafirmantes que fomenta los estándares de belleza más tradicionales.

Con todo esto, Kardashian no solo embellece la épica del sufrimiento físico, sino también mental. Monroe se suicidó tres meses después de llevar esta prenda, en parte a causa del dolor que le causaba ser reconocida únicamente como símbolo sexual y de pura estética y entretenimiento.

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