Cuando Barack Obama presentó en 1995 su primer libro, Sueños de mi padre, en la librería de su barrio en Chicago, se presentaron 35 personas, la mayoría amigos y familiares. En 2000, en durante su primera carrera fallida al Congreso, un librero de la ciudad le ofreció regalarle un centenar de copias de las memorias para que las repartiera entre los votantes. El librero no se atrevió a decirle entonces que apenas había pagado 23 centavos por ejemplar.
El negocio de los presidentes escritores: de las confesiones de Clinton al récord de Obama
Ulysses Grant consiguió el primer bestseller de unas memorias presidenciales. Los grandes negocios de las autobiografías de las dos últimas décadas los ha hecho el mismo intermediario de Washington.

Sueños de mi padre, reeditado en 2004, poco antes de que el futuro presidente fuera elegido senador, acabó vendiendo más de cuatro millones de ejemplares. Era el principio de una carrera insólita como escritor político. Su adelanto para su siguiente libro, La audacia de la esperanza, ya superó los 800,000 dólares, según su declaración de la renta.
El ex presidente y ex la primera dama Michelle Obama acaban de cerrar un acuerdo con la editorial Penguin Random House que supera los récords anteriores de sus predecesores y las estimaciones de los expertos en autobiografías de este tipo. Según el Financial Times, el acuerdo supera los 65 millones de dólares para dos autobiografías separadas, algo insólito en la historia presidencial. Los Obama aseguran que donarán “una parte sustancial” de sus derechos a su fundación y a otras causas.
Un caso especial
Obama es un caso especial entre presidentes porque su pasión por la escritura es anterior a la política. Después, sus libros ayudaron a contar la historia personal que le impulsó a la primera línea de la escena pública y de las primarias demócratas en 2008.
Sus libros también han sido su gran fuente de ingresos. La primera gran suma de dinero que consiguió Obama fue en 2007, cuando ganó más de cuatro millones de dólares en derechos de autor.
En este sentido, el presidente más parecido a Obama, apasionado de la escritura y autor de best-sellers es Teddy Roosevelt, que escribió más de 40 libros, entre ellos varios sobre sus aventuras viajeras antes y después de ser presidente.
Aunque pocos fueran escritores, la mayoría de los presidentes han querido dejar constancia de su paso por la Casa Blanca contando detalles llamativos o intentando en algunos casos mejorar su perfil para la posteridad.
Una de las autobiografías que mejor ha aguantado el paso del tiempo es la de Ulysses Grant, difundida ya con éxito en su tiempo gracias a Mark Twain, amigo personal del presidente. Grant, de hecho, recibió uno de los mayores adelantos para unas memorias presidenciales (lo que hoy equivaldría a unos 10 millones de dólares).
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Confesiones
Más allá de las capacidades literarias de los políticos, la regla que suele funcionar es que cuanto más polémico sea el presidente en la Casa Blanca mejor funcionan sus libros.
Así fue por ejemplo la autobiografía de Richard Nixon, que tuvo mucho eco entre seguidores y detractores y sigue hoy entre los best-sellers políticos de Amazon. Nixon recibió dos millones y medio de dólares de adelanto y eso le animó a escribir otros libros para intentar presentarse como un hombre de Estado, experto en la gestión política más allá de los escándalos que llevaron a su dimisión.
En el genéro de presidentes con polémicas que contar, Bill Clinton publicó Mi vida en 2004 y recibió un adelanto de más de 10 millones de dólares. La expectación creada alrededor de las memorias se describió entonces como la primera gran operación de publicidad orquestada para un libro presidencial. Clinton, además, eligió año electoral para publicar su libro. Aquel año, en medio de la primera revolución política de internet y de una carrera muy polarizada, los libros políticos ocupaban la lista de los más vendidos. Clinton vendió más de dos millones de copias.
George W. Bush, cuya autobiografía vendió más de dos millones de copias en los primeros dos meses, también consiguió unos diez millones de adelanto.
El ex presidente le ha cogido el gusto a la publicación menos política con dos libros más personales que su propia autobiografía: un libro sobre su padre, de 2014, y la recién publicada colección de retratos de soldados que fueron heridos en las guerras que él empezó durante su Presidencia, Portraits of Courage.
El abogado
Los exitosos acuerdos con las editoriales de Clinton, Bush y ahora Obama tienen en común a una persona: Robert Barnett, un abogado célebre en Washington. Desde los 90, se ha especializado en conseguir los mejores tratos con editoriales para periodistas y políticos en Estados Unidos y Reino Unido.
Barnett es demócrata y ayudó en varias campañas, por ejemplo haciendo el papel de rivales republicanos en el ensayo de debates. En 2000, Barnett hacía de Dick Cheney, el candidato a vicepresidente Bush. Cheney y su mujer también fueron clientes de Barnett. Ahora es de nuevo la persona que ha conseguido el trato récord para los Obama.
En 2004, según el New York Times, Barnett cobraba 750 dólares a la hora. En 2010, según el Washington Post, ya eran 975.
















