Así es el nuevo hombre clave de Trump: un general contestatario que cita a los clásicos y escribió sobre los errores de Vietnam

Herbert R. McMaster publicó un libro que culpa a los generales de no decir la verdad a Lyndon B. Johnson. Trump lo nombró el lunes asesor de Seguridad Nacional

Donald Trump con Herbert R. McMaster.
Donald Trump con Herbert R. McMaster.
Imagen AP

Es difícil encontrar una crítica al nombramiento de Herbert R. McMaster como asesor de Seguridad Nacional. Su designación ha despertado un suspiro de alivio generalizado entre las elites militares y entre los congresistas y los académicos que más saben de política exterior. Michael Flynn despertaba sospechas por su extraña relación con el régimen de Vladimir Putin. McMaster despierta respeto y admiración.

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El teniente general McMaster es un militar con prestigio académico y galones en el campo de batalla. Combatió en la Guerra del Golfo y se doctoró en la Universidad de Chapel Hill con una tesis que convirtió luego en uno de los libros militares más influyentes de las últimas décadas. Sus colegas admiran su criterio, su preparación y su independencia. Muchos confían en que su presencia en la Casa Blanca ayude a Donald Trump a tomar decisiones y ayude a moderar los bandazos de su entorno más radical.

Un buen ejemplo de la admiración que despierta McMaster es este tuit de Richard Haass, que ahora ejerce como director del Council on Foreign Relations y que trabajó para George W. Bush.

McMaster dirigirá el Consejo de Seguridad Nacional, un órgano que creó Harry Truman en 1947 para adaptar la estructura de su equipo a los desafíos de la Guerra Fría y asegurarse de que recibía la mejor información antes de tomar una decisión.

El órgano se ubica en la Casa Blanca y está formado por funcionarios prestados de otros departamentos y por un pequeño equipo designado por su responsable. El principal desafío de McMaster será atemperar la influencia del estratega jefe del presidente, Steve Bannon, al que Trump ha concedido un asiento permanente en las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional.

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El libro que dio fama a McMaster se titula Dereliction of Duty y se publicó en 1997, unos años después del triunfo en la Guerra del Golfo y unos años antes del desastre de la intervención militar en Irak. El autor hace un retrato nítido de la cobardía de los generales, incapaces de explicar a Robert McNamara y al presidente Lyndon B. Johnson que su estrategia en Vietnam sólo podía fracasar.

McMaster dice que los gobernantes deben usar el Ejército para lograr objetivos concretos y bien definidos y explica que eso no ocurrió durante la Guerra de Vietnam. El fracaso fue el fruto de la arrogancia de Johnson y de su secretario de Defensa pero también del engaño de los máximos responsables del Ejército, que no tuvieron agallas para decirle al presidente que la intervención era un laberinto del que no lograría salir.

El libro de McMaster es el fruto de la lectura de las actas de cada reunión de los jefes de Estado Mayor durante la guerra y de documentos que permanecieron en secreto durante varias décadas. “El principal villano del libro es el general Maxwell Taylor”, explica esta reseña publicada por el historiador Ronald Spector en el New York Times. Taylor fue el máximo responsable de los Ejércitos entre 1962 y 1964. Es decir, durante los años en que empezó a desbordarse el compromiso militar.

“A medida que crecía el despliegue de EEUU en Vietnam, se iba ensanchando la brecha entre la verdadera naturaleza de ese compromiso y la forma en que lo presentaba el presidente al pueblo americano, al Congreso y a los miembros de su propia Administración”, escribe McMaster en el libro. “Con la ayuda de McNamara y de los jefes militares, Johnson había creado las condiciones para el desastre en EEUU en Vietnam”.

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Ocho años después, el reportero George Packer preguntó a McMaster si las conductas que describía su libro eran similares a las que habían predecido a la intervención militar en Irak. “Ni siquiera puedo hablar de eso”, dijo McMaster entre risas en un reportaje que se puede leer aquí.

El texto retrata uno de los grandes éxitos de McMaster: la pacificación de una ciudad del noroeste iraquí llamada Tal Afar. Su regimiento llegó a la ciudad en la primavera de 2005 con una perspectiva nada halagüeña: la ciudad había caído varias veces en las manos de los insurgentes y era un lugar especialmente violento. Los soldados de McMaster tejieron relaciones estables con la sociedad civil y con las autoridades locales y redujeron la violencia en tiempo récord.

El trabajo del regimiento de McMaster fue la base de la estrategia que luego aplicó David Petraeus y recibió los elogios públicos del presidente Bush y de Condoleezza Rice.

Un intelectual con uniforme

El éxito de Tal Afar no fue el fruto de la casualidad. McMaster había adiestrado a sus soldados en su base de Colorado de una forma heterodoxa. LEs había prohibido usar palabras despectivas al dirigirse a los iraquíes y había enrolado a los más inteligentes en cursos intensivos de lengua y cultura árabe. El regimiento encargó cientos de ejemplares de clásicos como Los siete pilares de la sabiduría de T. E. Lawrence y del libro The Modern History of Iraq de la historiadora Phebe Marr.

“Al principio cuando llegamos aquí, cometimos muchos errores”, decía McMaster entonces sobre Irak. “Éramos como un hombre ciego que intenta hacer lo correcto pero rompe muchas cosas. Uno tiene que llegar a un sitio con las orejas bien abiertas. No puede llegar y empezar a hablar. Tiene que escuchar de verdad a la gente”.

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Esas lecciones pueden útiles ahora para McMaster, cuyo principal desafío es ayudar a elaborar la estrategia para mermar la potencia del ISIS. También sus reflexiones en un informe titulado Crack in the Foundation (2003), que advertía contra la falsa seguridad que ofrecían los avances de la tecnología a los mandos del Pentágono.

El final de la Guerra Fría y el paseo militar de la Guerra del Golfo empujó a muchos mandos militares a percibir al Ejército de Estados Unidos como un ente casi inexpugnable. McMaster examinó uno por uno los conflictos de los años 90 y llegó a conclusión de que el país era mucho más vulnerable de lo que pensaba. Lo que ocurrió en Irak demostró que tenía razón.

McMaster había advertido a menudo contra los peligros de la guerra asimétrica y sobre la necesidad de adiestrar a los soldados en operaciones en las que a veces los gestos eran más importantes que las armas y en las que era importante cuidar valores como la lealtad, el respeto o el deber.

“Es importante describir bien las misiones a los soldados y conectar los sacrificios que hacen con los objetivos de su misión”, dijo McMaster en este coloquio de 2015.

La conversación íntegra ayuda a comprender mejor al teniente general, que cita al historiador griego Tucídides, dice que la estrategia militar es como jugar “a piedra, papel o tijera” y recuerda que los avances de la tecnología son menos importantes en las operaciones terrestres. “En tierra uno puede hacer la guerra casi con un palo”, dice casi al final.

Así es el hombre que asesorará a Trump sobre seguridad y política exterior en la Casa Blanca. Senadores como John McCain o Tom Cotton se han mostrado satisfechos con su nombramiento. El entorno de la Casa Blanca asegura que el presidente valora su espíritu independiente. Los espías y los funcionarios que ayudaron a derrocar a Michael Flynn esperan que McMaster ayude a domar a Trump.