La tensa espera: migrantes de la caravana aspiran cruzar México, que selló su frontera pero ofrece empleos

Un grupo de la caravana se lanzó a las aguas del río Suchiate, no con la intención de entrar ilegalmente por Ciudad Hidalgo pero sí con la idea de tantear sus posibilidades. Unos 300 ya pasaron el sábado el puente y varios autobuses de migración se encontraban estacionados en el lugar, lo que hacía pensar que se espera que permitan la entrada de más hondureños.

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CIUDAD HIDALGO, México-. A primera hora del domingo, un puñado de jóvenes migrantes se lanzaron a nadar desde la orilla guatemalteca del río Suchiate hacia la mexicana, fuertemente custodiada por la Guardia Nacional, no con intención de cruzar ilegalmente pero sí de tantear los ánimos de las fuerzas de seguridad.

El hondureño Darlin Mauricio Portillo gritó si podía pisar México para agarrar unos mangos para comer. La respuesta de uno de los elementos fue clara: “Vamos a migración y ahí que te apoyen”.

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Después de toda una jornada en la que la frontera se cerró tras el intento de cruce masivo de los migrantes, el domingo la gran verja de hierro que separa ambos países volvió a abrirse y el flujo de personas era el habitual.

Pero la creciente acumulación de migrantes en las calles, iglesias y albergues del lado guatemalteco, unos 2,000 solo en la ciudad de Tecún Umán, y la presencia constante de efectivos antidisturbios de la guardia nacional en el mexicano, en Ciudad Hidalgo, dejaban claro que la tensión ante un eventual nuevo intento de cruce masivo seguía latente.

Con la llegada de este nuevo flujo masivo de migrantes centroamericanos a la frontera sur de México, muchos con la intención de llegar a Estados Unidos, los gobiernos han tenido que ajustar sus estrategias para cumplir con las crecientes exigencias de contención impuestas por Washington, pero intentando mantener una cara amable para los migrantes. Esto ha generado ciertas incertidumbres y los migrantes se debaten entre cruzar ilegalmente cuanto antes, esperar a que lleguen más o lanzarse al río en grupos más pequeños.

Un grupo de migrantes hondureños camina en el río Suchiate este domingo bajo la mirada vigilante de la Guardia Nacional de México.
Un grupo de migrantes hondureños camina en el río Suchiate este domingo bajo la mirada vigilante de la Guardia Nacional de México.
Imagen Marco Ugarte/AP


Según un comunicado de la Secretaría de Gobernación divulgado este domingo, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha recibido a 1,087 migrantes centroamericanos, la mayoría de Honduras: 424 inmigrantes fueron registrados por los accesos del estado de Tabasco y 663 en la frontera de Chiapas. "Sin embargo, en la mayoría de los casos y una vez revisada la condición migratoria particular, se procederá al retorno asistido a sus países de origen en caso de que la situación así lo amerite", agregó la Secretaría de Gobernación.

"Les van a ofrecer empleos"

Una escena vivida el sábado simboliza la actual política migratoria del gobierno mexicano: un alto mando militar daba la bienvenida a los centroamericanos a través de una reja fronteriza cerrada y les ofrecía empleos con dos filas de guardias nacionales antidisturbios a sus espaldas.

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“Hay oportunidades para todos”, clamó el general Vicente Hernández el sábado, después de que México cerró el paso fronterizo ante un posible cruce masivo. Las autoridades invitaron a los migrantes que quisieran ayuda a cruzar en grupos de 20 para registrarse ante migración. Luego, agregó el militar, “les van a ofrecer los empleos, ya les irán explicando”.

Unos 300 cruzaron así el sábado por este puente y varios autobuses de migración estacionados junto a las oficinas del puente el domingo hacían pensar que esperaban a más.

México, que en la caravana de finales de 2018 abrió sus puertas a los centroamericanos y luego empezó con la contención cada vez más fuerte ante las presiones de Estados Unidos, ha optado ahora por desplegar cientos de guardias nacionales para sellar los principales pasos de su frontera sur. Y aunque durante el fin de semana cerró temporalmente tanto el cruce de Ciudad Hidalgo, como otro paso más al este, en Tabasco —según informó la casa del Migrante conocida como “La 72”— ha permitido la entrada de grupos pequeños, teóricamente, para su regularización pero, sobre todo, con un afán de control y contención bajo el discurso oficial de que defiende una migración “segura y ordenada”.

En teoría, esas personas tendrán opción a distintos tipos de estancia legal en México, pero durante meses numerosos migrantes y organizaciones no gubernamentales se han quejado de que la falta de claridad del Instituto Nacional de Migración (INM) no ofrece la información adecuada y muchos migrantes acaban deportados aunque podían haber sido susceptibles de refugio o algún tipo de visa.


Los que se entraron a migración el sábado en Ciudad Hidalgo fueron trasladados a estaciones migratorias del estado, algunos en la ciudad de Tuxtla, según dijo a AP un funcionario federal que pidió el anonimato por no estar autorizado a hacer declaraciones, algo que algunos colectivos ven preocupante y que el gobierno no ha confirmado.

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Claudia León, coordinadora del Servicio Jesuita a Refugiados en Tapachula, recordó que eso es una “detención de facto” y le preocupa la falta de transparencia de México, que habla de ofrecer permisos y trabajo pero con ello “desdibuja” las opciones de protección internacional a las que tiene derecho quien huye de la violencia o la pobreza.

La desinformación también cunde entre los migrantes que esperan.

“A nuestros oídos llegó que el presidente de Estados Unidos nos abrió las puertas y que nos tiene hasta trabajo”, dijo Carlos Alberto Bustillo, otro de los hondureños que se bañaba el domingo en el río. “Y que los mexicanos no nos quieren dejar pasar porque se quieren quedar ellos con el trabajo”.

Bustillo reconoce que no sabe si es verdad, pero mensajes como este corrieron como la pólvora en caravanas anteriores y ahora la situación parece repetirse.

“Sí sabía que las cosas estaban más duras, pero me arriesgué”, señala Manuel Moral, un hondureño de 22 años que cruzó el río la madrugada del sábado caminado —puesto que el nivel está muy bajo— junto con su esposa y su niña de un año. “Supe que ofrecían 4,000 empleos y busco si hallo una plaza”, explicó en referencia a lo dicho por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de los trabajos temporales en el sur, sobre todo en construcción y agricultura.

Video AMLO ofrece más de 4,000 empleos a los integrantes de la caravana migrante que buscan llegar a EEUU


Moral y su familia acabaron ese día en una camioneta del Instituto Nacional de Migración sin saber cuál iba a ser su destino.

Estados Unidos, sin embargo, está satisfecho. El reforzamiento de la frontera, los acuerdos para la gestión de solicitantes de asilo y las amenazas —sobre todo la de imponer aranceles a México— han funcionado. Y esta semana se comprobó. Las autoridades guatemaltecas reforzaron los registros de entrada de centroamericanos e incorporaron a sus operativos a agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés), y México mantiene los operativos en los principales cruces del sur.

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Pero la esperanza de los migrantes no decae y confían en que si se reúne la gente suficiente en Tecún Umán, más posibilidades de cruzar habrá.

Por eso Edin Alvarado, un ayudante de chofer de autobús de 27 años pasa el tiempo jugando al futbol en la arena del río para amenizar la espera. “Vamos a pasar sea como sea”.