El alcalde y la Policía de una ciudad que votó por Trump pide que no se deporte a un líder comunitario arrestado por ICE

Cuando el pasado 9 de febrero, agentes de inmigración arrestaron al mexicano Juan Carlos Hernández Pacheco en una pequeña ciudad de Illinois, los oficiales no sabían que con su detención iban a poner de manifiesto las contradicciones de la nueva política migratoria de Donald Trump y de la comunidad en la que Hernández ha vivido por años.

Este mexicano lleva cerca de una década en West Frankfort, una pequeña población de poco más 8,000 habitantes donde ha trabajado como mánager en un restaurante llamado La Fiesta, conocido por sus fajitas de pollo.

Ahora, se encuentra un centro de detención del condado de Montgomery, aproximadamente a una hora al este de St. Louis.

Pero Hernández, de 38 años, no era sólo el mánager de La Fiesta. Era un líder comunitario, muy conocido en una población que votó mayoritariamente por Trump, el candidato que basó gran parte de su discurso de campaña en levantar el famoso muro con México y deportar a los millones de indocumentados que hay en Estados Unidos. El 70% de los habitantes depositó su voto por el republicano, pese a que la inmigración no es un problema que afecte directamente a esta localidad, donde el 98.5% son blancos y solo un 0.77% son latinos.

Integrado en la "comunidad estadounidense"

“Es muy impactante que tanta gente lo quiere tanto”, declaró el abogado Víctor Arturo Arana a Univision Noticias vía telefónica, tras explicar cómo su cliente se había integrado en la “comunidad estadounidense”.

Así, por ejemplo, una noche, cuando se declaró un incendio en el pueblo, él “montó de la nada una carpa y comenzó a dar comida a los bomberos”. Según su letrado, en numerosas ocasiones, ha celebrado eventos en el restaurante para recaudar fondos para gente necesitada en West Frankfort.

Su integración en el país le llevó a organizar un Día de Apreciación a los oficiales el pasado verano justo cuando agentes por todo el país estaban siendo señalados por los casos de brutalidad policíaca.

Gran parte de los ciudadanos de su pueblo lo conocían y tenían una buena opinión de él, según reportó el diario The Southern Illinoisan. Lo que desconocían era que Juan Carlos Hernández Pachecho era un indocumentado, pese a estar casado con una ciudadana estadounidense y tener tres hijos también ciudadanos.

No está claro por qué aún él no había regularizado su situación. Este padre llegó a Estados Unidos hacia finales de la década de los noventa y, pocos años después, contrajo matrimonio con Elizabeth Hernéndez. Pacheco confirmó que su cliente había tratado de conseguir los papeles, pero desconoce por qué aún no lo había conseguido. Su historial criminal muestra dos arrestos por conducción bajo los efectos del alcohol (DUI).

Según su abogado, este caso muestra las nuevas políticas migratorias de la recién llegada administración. “Cuando uno no tiene documentos, siempre puede ser arrestado. Pero generalmente, el gobierno no tiene los recursos para arrestar a todos los que no tienen documentos”, explica. Sin embargo, “cuando Trump entró (…) dijo que, en lugar de arrestar poca gente, iban a arrestar más”.

Bajo la administración de Barack Obama, las personas con DUI eran también una prioridad para inmigración, si bien el anterior gobierno se enfocó más en personas consideradas como una amenaza para la seguridad nacional o con un extenso historial de violaciones de inmigración.

"Un gran activo para la comunidad"

El miércoles se celebrará una audiencia en la que su abogado demandará su libertad bajo fianza y como prueba de que ni huirá ni representa una amenaza para la comunidad presentará una serie de cartas, publicadas por The Southern, en las que se defiende a Hernández y se alaba su comportamiento en su comunidad.

Pero no son cartas de ciudadanos cualquiera. Entre las misivas, destacan las del mismo alcalde de la ciudad, la del jefe del Departamento de Bomberos o la del director adjunto de la Policía local.

“Carlos me preguntó ‘¿Cómo puedo mejorar West Frankfor?’”, escribe Tom Jordan, alcalde de la localidad. Jordan continúa explicando que “justo el pasado mes, Carlos se enteró de que el Departamento de Bomberos iba a cancelar su gala ‘Fire and Ice Ball’ para recaudar fondos. Carlos preguntó a la ciudad si podía patrocinar el evento en su local y donar fondos para el Departamento de Bomberos”.

“Esto es un ejemplo de quién es Carlos”, remarca el alcalde, quien añade que no cree que “sea un peligro”. Según Jordan, “Carlos es un gran activo para la comunidad y no pide nada a cambio”.

Por su parte, Jody R. Allen, director de los bomberos de la ciudad, sostiene que “Carlos es un hombre con una gran personalidad” que “ha participado en todos los eventos para recaudar fondos de los últimos siete años organizados por mi departamento”. Pero Allen va más allá al destacar que “no solo fue a los eventos, sino que también ayudó a organizar algunos de ellos”.

El jefe de los bomberos confirma en su carta dirigida al juez que el pasado otoño, cuando estaban apagando un fuego, “él fue al restaurante y cocinó comida suficiente para cada uno de los bomberos (aproximadamente 50) y la distribuyó bajo una carpa que él mismo montó”.

En los mismos términos se expresa Shawn J. Talluto, del Departamento de Policía, quien no considera que “Carlos sea el tipo de individuo que huiría debido a su compromiso con nuestra comunidad y cómo se ha establecido mediante el trabajo duro para levantar su negocio”.

“Ese es el tipo de personas que es Carlos", resalta su abogado. "Y se ha ganado los corazones de la comunidad. Es muy impactante que tanta gente lo quiere tanto”, añade Arana, para quien esta situación hace que Hernández no esté “desanimado” y espere “una resolución positiva de su caso”.

En fotos: Los mexicanos que ya trabajaban en los campos de EEUU hace 80 años