Investigación sobre el "escándalo de los desenmascaramientos" de Obama cierra sin los resultados que esperaban los conservadores
El fiscal federal John Bash, designado por William Barr para investigar los llamados casos de "desenmascaramiento" por parte de funcionarios de la administración de Barack Obama alrededor de las elecciones de 2016, concluyó su trabajo sin encontrar irregularidades sustanciales, según revelaron fuentes familiarizadas con el asunto a The Washington Post.
El término "desenmascaramiento" se refiere al proceso de divulgar los nombres de ciudadanos estadounidenses que aparecen en informes de inteligencia extranjera de la Agencia de Seguridad Nacional. Estos nombres siempre suelen aparecer tachados en este tipo de informes, pero algunos funcionarios gubernamentales tienen la autoridad para solicitar que no se tachen o se 'desenmascaren'.
Durante meses, los republicanos han promocionado las solicitudes de desenmascaramiento que hicieron funcionarios de Obama como un escándalo sin precedentes, sin embargo, la investigación de Bash no encontró evidencia de irregularidades sustanciales y tampoco incluyó un informe público, según el reporte del Post.
El hecho de que la investigación del fiscal Bash concluyera sin cargos penales ni un informe público es sin dudas una gran decepción para los conservadores y para el propio presidente Trump en su afán por mostrar una conspiración demócrata alrededor de ese 'desenmascaramiento', una práctica bastante común en el gobierno para facilitar la comprensión de algunos documentos clasificados.
El resultado de esta investigación se conoce en un momento de tensiones entre Trump y el Departamento de Justicia, cuyo máximo responsable, el fiscal general William Barr, ha sido un fiel ejecutor de las políticas del presidente.
Antecedentes
Esta investigación se anunció en el mes de mayo, después de que el entonces director interino de Inteligencia Nacional, Richard Grenell, desclasificara una lista de nombres de funcionarios del gobierno de Barack Obama que presuntamente habían solicitado 'desenmascarar' la identidad del primer asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, a finales de 2016 y principios de 2017.
Posteriormente, los republicanos del Senado publicaron esa lista, con los funcionarios de la administración Obama que "pudieron haber recibido" la identidad de Flynn en los informes de inteligencia de la NSA tras solicitar que se desenmascarara su identidad. Entre estos funcionarios se encontraba el exvicepresidente y actual candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden.
En el mes de mayo, la principal portavoz del Departamento de Justicia, Kerri Kupec, anunció por primera vez que se haría una investigación de este tema, a cargo del fiscal federal John Bash. En una entrevista con Fox News ese mes, Kupec dijo que aunque esa práctica "intrínsecamente no es incorrecta", la frecuencia con la que se hicieron las solicitudes o el motivo para hacerlas podría ser "problemático".
La investigación
Para esta investigación, el equipo del fiscal Bash se centró no solo en el desenmascaramiento, sino también en si los funcionarios de la era de Obama habían proporcionado información relacionada con este tema a los medios, según revelaron bajo anonimato a The Washington Post personas familiarizadas con su trabajo.
Sin embargo, los hallazgos que finalmente entregó al fiscal general no cumplieron con las expectativas del presidente y otros políticos republicanos, por lo que la oficina de William Barr decidió no divulgarlos públicamente, de acuerdo con estas fuentes.
La pasada semana, John Bash anunció que dejaría el departamento y se iría al sector privado, para sorpresa de muchos de sus colegas. Su último día de trabajo fue el pasado viernes. Al preguntársele si la partida de Bash tenía algo que ver con esta investigación, la portavoz del Departamento de Justicia declaró: "No, eso no fue lo que entendí".
Antes de ser nominado como fiscal federal de los Estados Unidos, John Bash trabajó en la oficina del fiscal general y fue abogado asociado de Trump.
Acusaciones infundadas
La silenciosa investigación de Bash pone punto final a un esfuerzo de varios meses de los republicanos y el presidente Trump por propagar acusaciones infundadas sobre el expresidente Barack Obama y su gobierno.
Expertos en temas legales temían que esta investigación se convirtiera en otro intento de apuntar a los rivales políticos del presidente, con el respaldo del Departamento de Justicia. Aun cuando sus resultados no fueran importantes, mientras estuviera en curso Trump tendría la posibilidad de decir que funcionarios de Obama se encontraban bajo escrutinio.
La práctica de acudir a fiscales federales para investigar asuntos de interés republicano bajo la administración Trump no es exclusiva del desempeño de William Barr al frente del Departmento de Justicia; también lo hizo su predecesor, Jeff Sessions, para investigar asuntos relacionados con Hillary Clinton.
Otra investigación de 'desenmascaramiento'
Antes del nombramiento de Bash, Kupec había dicho que otro fiscal federal, John Durham, en Connecticut, también había estado buscando desenmascarar nombres como parte de una investigación más amplia sobre la investigación del FBI en 2016 sobre si la campaña de Trump se coordinó con Rusia para influir en las elecciones.
Barr dijo recientemente a algunos legisladores republicanos que no se publicaría ningún informe de la investigación de Durham antes de las elecciones de noviembre, aunque a diferencia de la revisión de Bash, el trabajo de Durham parece estar todavía en curso, de acuerdo con las fuentes del Post.
En los últimos días, Trump ha calificado la demora en el caso de Durham como "una vergüenza" y afirmó que su oponente demócrata de 2016, Hillary Clinton, debería ser encarcelada. Trump también criticó a otro fiscal federal nombrado por Sessions para una investigación sobre Clinton que también terminó sin acusaciones ni informe público.