Desde hace más de doscientos años en Virginia, un estado clave dentro proceso electoral presidencial, ninguna persona encarcelada por un delito grave podía volver a votar en su vida, aunque cumpliera su condena.
En la crucial Virginia los exconvictos podrían inclinar la balanza de las elecciones presidenciales
Una ordenanza en Virginia le devuelve el derecho al voto a más de 200 mil personas que pagaron su condena en prisión, muchos los cuales son hispanos y afroamericanos, minorías que suelen votar demócrata. ¿Cambiará esto el panorama político de las elecciones presidenciales?


Pero una ordenanza firmada este viernes por el gobernador de ese estado Terry McAuliffe, le devolverá el derecho al voto a más 200 mil exconvictos, en una medida que podría cambiar las elecciones generales de noviembre.
“No hay ninguna razón para que la sociedad y los beneficios que nos corresponden, dejen por fuera a cientos de miles de individuos que están atrapados en un status de segunda categoría”, dijo el gobernador este viernes durante una ceremonia de celebración de la ley en la Plaza del Capitolio de Richmond, Virginia.
"Simplemente no hay una base moral ni legal para hacerles eso", agregó.
Se estima que la orden beneficiará alrededor de 206 mil personas que consumaron su sentencia en prisión o de libertad condicional y muchos de los cuales son afroamericanos y latinos, grupos minoritarios que históricamente suelen votar por candidatos demócratas.
McAuliffe hizo uso de su poder ejecutivo para esquivar a la mayoría republicana que conforma la Asamblea General del estado, y así restituyó a los expresidiarios no solo el derecho al voto, sino también el de postularse para un cargo público y servir como jurado sin tener que hacer una petición oficial.
"En Virginia ya no vamos a construir muros ni barreras en las urnas de votación, vamos a derribarlos", escribió más tarde el gobernador en su cuenta de Twitter.
En el estado sureño, considerado un estado péndulo ya que sus electores no tienen que afiliarse a ningún partido político para poder votar, hay más de cinco millones de votantes registrados y la mayoría de ellos son conservadores.
No obstante, la tradicional tendencia republicana de Virginia se rompió en 2008, cuando el para entonces candidato presidencial demócrata Barack Obama, se hizo a la victoria con más del 50% del apoyo electoral. Luego en 2012, volvió a ganar contra su rival republicano Mitt Rommey con una diferencia de apenas 149 mil votos.
Discriminados y sin derecho a votar
La decisión de McAuliffe, que podría ser impugnada en tribunales, anularía una norma de la Constitución estatal creada durante la Guerra Civil estadounidense. El estatuto que le prohíbe votar a los convictos y exconvictos, se estableció junto a los exámenes de alfabetización e impuestos de votación como una estrategia para evitar que los afroamericanos tuvieran poder político.
A este programa se le conoce como " criminal disenfranchisement" o privación del voto por motivos criminales en español.
En Estados Unidos, el país con el índice de población carcelaria mas alto del mundo, el número de afroamericanos encarcelados sextuplica al número de personas blancas que van a prisión y duplica al del resto de los grupos demográficos.
Actualmente, en el país hay más de cinco millones de personas que tienen prohibido votar, y de esos, 2.2 millones son afroamericanos, de acuerdo con grupo de defensa de la reforma penitenciaria Proyecto de Sentencia ( The Sentencing Project).

“Ciertos hechos demuestran que hay un racismo cultural dentro del sistema penitenciario. Por ejemplo, estudios indican que las personas blancas tienen más altos índices de consumo de drogas que las personas negras, y estas últimas tienden a ser arrestados, mucho más que los blancos por esa razón.”, dijo a Univision Noticias el analista político José Parra.
"Al suprimir el voto a quienes pagaron sus condenas, en este caso, se está suprimiendo el voto de un sector minoritario", agregó.
Virginia es uno de los diez estados del país que no restauran automáticamente los derechos de quienes salen de prisión tras cumplir su pena por un delito grave, y es uno de los cuatro estados, después de Kentucky, Florida e Iowa, que imponen la restricción más dura para los exconvictos: la privación del voto de por vida.
Y según una investigación del Centro de Cooper Weldon en la Universidad de Virginia, uno de cada cinco afroamericanos en el estado que tienen edad para votar (alrededor del 6% de la población estatal) están privados de ese derecho por dichas restricciones.
"En todo el sur (del país) y en Virginia, las leyes de privación del voto a exconvictos (...) han tenido un impacto negativo desproporcionado sobre los votantes afroamericanos, y a veces se han utilizado intencionalmente para consolidar y preservar el control de los blancos sobre el proceso político”, reza el estudio.
Votar, ¿sólo para los que no tienen record criminal?
Pero la medida de McAuliffe conlleva implicaciones políticas.
En medio de la intensificación de la atención pública sobre las duras sentencias que afectan desproporcionadamente a los afroamericanos, varios legisladores en todo el país se han enfrascado en una batalla legal para restablecer el voto de expresidiarios.
El álgido tema ha atraído el apoyo tanto de demócratas, como de republicanos con la intención de mejorar la reinserción de los reclusos a la sociedad.
Sin embargo, para algunos conservadores de Virginia, la ordenanza de McAuliffe, quien es cercano a Hillary Clinton y ha hecho de esa problemática una de sus prioridades administrativas, se trata de un “claro esfuerzo para ganar votos” y un caso de “oportunismo político”.

Así lo describe un comunicado emitido este viernes por el presidente del Partido Republicano de Virginia John Whitbeck, quien criticó al gobernador por devolver el derecho al voto a cualquier tipo de exconvicto, sin importar el crimen por el que fue encarcelado.
Whitbeck argumentó que “la misericordia” exhorta a “dar segundas oportunidades”, pero “existen limites”.
“El gobernador fácilmente pudo haber excluido de su legislatura a aquellos que han cometido actos atroces de violencia, pero él eligió no hacerlo… esto no habla de misericordia, esto habla de oportunismo político", dice el anuncio.
El presidente de la Cámara de Delegados de Virginia William J. Howell, también cuestionó las intenciones del gobernador y el viernes en la tarde acusó a su administración, por medio de otro comunicado, de tener como único propósito “lograr que Hillary Clinton gane la presidencia de Estados Unidos”.
Por su lado, McAuliffe respondió en una entrevista con The New York Times, que no hay ninguna manera de saber cuántos de esos nuevos votantes elegibles realmente van a registrarse para votar.
"La gente ha cumplido su tiempo ", dijo el gobernador en referencia a quienes salen de prisión. "Yo los quiero de regreso a la sociedad. Quiero que se sientan bien consigo mismos, quiero que voten, consigan un trabajo, paguen impuestos'' concluyó.
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