Senadores republicanos buscan presentar y votar la próxima semana un nuevo paquete de ayudas por unos $500,000 millones, menos ambicioso que su estancado plan anterior y el cual posiblemente sea rechazado por sus contrapartes demócratas que abogan por un plan por un monto mucho mayor.
Senadores republicanos buscan votar la próxima semana un nuevo paquete de ayudas por $500,000 millones
Será un paquete nuevo "enfocado" en puntos específicos de los que se desconocen detalles, de acuerdo a declaraciones de John Barrasso, presidente de la conferencia republicana en el Senado. Los congresistas regresarán la próxima semana de su receso del verano y, hasta el momento, no ha habido un acercamiento entre republicanos y demócratas en este asunto.

"Tenemos una solución con un enfoque que esperamos sea aprobada", dijo John Barrasso, parte del liderazgo republicano en el Senado, pero sin ofrecer detalles sobre qué puntos contendría el plan.
"Será enfocado en hacer que las personas vuelvan a trabajar, en que los niños regresen a sus escuelas", se limitó a decir a PBS NewsHour sobre el plan que debe contar con el aval de la conferencia del partido para ser votado en la Cámara Alta.
Poco después, el jefe de gabinete del presidente Donald Trump y uno de los negociadores de la Casa Blanca, Mark Meadows, dijo que el plan sería por $500,000 millones y serviría como "una base" para retomar las entrempadas y agrias negociaciones con los demócratas.
"Si podemos sumar desde ahí (desde ese punto) y usarlo como base, o al menos aprobarlo sabiendo que hay un amplio acuerdo sobre esa propuesta enfocada de los republicanos del Senado, sigamos adelante", dijo Meadows. "Una vez aprobado se puede continuar negociando en aquellas cosas que separan a ambos partidos", agregó en declaraciones a CNBC.
Los senadores tienen previsto regresar a Washington el 8 de septiembre y la principal interrogante es cuándo retomarán las conversaciones abandonadas a inicios de agosto en medio de recriminaciones y lejanas posturas tras semanas de negociaciones.
El único movimiento del que se ha sabido desde el 7 de agosto se produjo la semana pasada, cuando la líder demócrata Nancy Pelosi habló unos 25 minutos por teléfono con Meadows, quien junto al secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, se han encargado de negociar por parte de la Casa Blanca.
Diálogo en el que, de acuerdo con Pelosi, no hubo un acercamiento que presagie un potencial consenso más adelante.
"La conversación dejó claro que la Casa Blanca sigue desestimando las necesidades del pueblo estadounidense mientras la crisis del coronavirus devasta vidas (...) Los demócratas estamos dispuestos a reanudar las negociaciones una vez que los republicanos comiencen a tomar este proceso seriamente", dijo Pelosi en una conferencia de prensa.
Lo dicho por Pelosi en ese momento sugirió que, al menos con la Casa Blanca, las partes seguían alejadas en lo que respecta a cuánto debe ascender el nuevo paquete y qué debe contener.
Por un lado, los demócratas estaban dispuestos a recortar en $1 billón, a unos $2.2 billones, el monto de su propuesto paquete de ayudas. Por el otro, los republicanos permanecían firmes en la cantidad de $1 billón del plan que presentaron en agosto, bautizado como el HEALS Act.
Antes de que comenzara el habitual receso de verano senatorial eran varios los puntos espinosos que separaban a los congresistas y a la Casa Blanca. Ahí entraban, por ejemplo, la renovación del subsidio adicional de $600 semanales por desempleo –vencido a fines de julio– y la asignación de fondos a los estados.
Los demócratas buscaron extender la entrega de los $600 en su totalidad hasta principios del próximo año, mientras los republicanos abogaron por reducir la ayuda a $200 semanales por un par de meses y poner en marcha un nuevo esquema bajo el cual las millones de personas desempleadas recibirían el equivalente al 70% del salario perdido.
Como ello quedó en un limbo, Trump firmó un memorando reasignando fondos de la oficina para el manejo de emergencias, FEMA, a este subsidio federal.
Ahora, FEMA ha aprobado fondos para que los estados entreguen $300 semanales, pero ese dinero sería suficiente solo por unas cinco a seis semanas y podría tardar en llegar a los bolsillos de las personas pues cada Departamento del Trabajo debe ajustar sus sistemas a este nuevo mecanismo.
Otro punto que dividía a los demócratas y republicanos era la asignación de fondos a los estados: los primeros apuntaban a darles unos $900,000 millones y los segundos aflojaron levemente su postura inicial de no otorgar nada prometiendo luego unos $150,000 millones.
Esto en medio de la pelea de Trump con gobernadores demócratas a los que acusa sin fundamentos de querer afectar sus posibilidades de reelección 'cerrando' sus economías.
Sí hubo un acuerdo en el asunto de enviar una segunda ronda de cheques a los hogares siguiendo los mismos parámetros de la primera, sin embargo ello quedó en un punto muerto en medio de las idas y venidas entre los congresistas y los negociadores de la Casa Blanca.
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