La guerra entre Israel y Hamas llegó peligrosamente a Telegram y WhatsApp

Durante una semana, hicimos seguimiento al debate sobre el nuevo conflicto en centenares de grupos en apps de mensajería. En esta edición de la columna "Crónicas de la desinformación" analizamos la amplitud y el posible daño de tres cadenas desinformativas.

"Sin la colaboración de todos, la desinformación avanza y la paz se aleja".
"Sin la colaboración de todos, la desinformación avanza y la paz se aleja".
Imagen Arlene Fioravanti Müller.

La guerra entre Israel y el grupo palestino Hamas, iniciada el 7 de octubre de 2023, hizo que explotara en WhatsApp y Telegram una batalla paralela también cruel. Hablo de una disputa de narrativas llena de teorías de la conspiración, de contenidos que, sin conexión con la realidad de los hechos (sean actuales o históricos), promueven el odio racial, religioso y también político. Se trata de una gran cantidad de mensajes que tienen el potencial no solo de alcanzar millones de teléfonos móviles en minutos, sino también de alejar aún más la solución del conflicto en tierra.

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Desde el domingo 8 de octubre, monitoreo desde muy cerca centenares de grupos públicos de WhatsApp y Telegram. Son espacios en los que miles de personas se comunican en español y en portugués, y debaten las noticias referentes al nuevo capítulo del antiguo conflicto israelí-palestino. En ese universo, tres mensajes –dos de ellos viralizados en español y uno en portugués– me llamaron la atención porque son ejemplos claros de cómo en tiempos de pánico las apps de mensajería se vuelven espacios peligrosamente caóticos.

El primer mensaje en español, publicado en un grupo de Telegram que reúne a latinos que viven en Estados Unidos, afirma que las armas utilizadas por Hamas contra Israel han sido contrabandeadas desde Ucrania. El texto sugiere –de forma implícita– que, al apoyar a los ucranianos en la guerra contra Rusia, Estados Unidos también financia el tráfico mundial de armas. Y como supuesta "prueba", el autor del texto usa un video claramente manipulado, que atribuye a la BBC. La grabación, que lleva el logotipo de la cadena británica de noticias, ya ha sido desmentida.

Hasta la mañana del jueves 12, este único texto ya había sido compartido 351 veces en Telegram. Si tomamos en cuenta que cada grupo creado en esta aplicación de mensajería puede reunir hasta a 200,000 personas, queda claro el daño que una simple publicación puede provocar, ¿no?

El segundo mensaje que quiero analizar también circula en Telegram y afirma que "la flotilla de la armada norteamericana que se dirigía a apoyar a Israel” se detuvo en el mar Mediterráneo después de que los comandantes de los barcos se reunieron y supuestamente decidieron expresar que el presidente Joe Biden había robado las elecciones de 2020. Un chiste absurdo. En este artículo, Associated Press detalla todo el aparato militar enviado por Estados Unidos y cuenta cuándo las embarcaciones llegaron o llegarán.

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Para la mañana del jueves 12, este mensaje de Telegram ya había sido compartido 215 veces dentro de la plataforma y se había replicado, por lo menos, en un blog que promueve narrativas antidemocráticas. El enlace de ese blog, por su parte, se había compartido 272 veces en Facebook.

Por último, es imprescindible hablar de un terrible video que se ha viralizado en grupos de WhatsApp que dialogan en portugués. Se trata de una grabación en la que se ve a dos hombres orinando sobre dos muertos, tirados en el suelo. En la app de mensajería, se dice que este video es de esta semana –algo que no se ha podido comprobar hasta el momento– y que los individuos de pie (orinando) son palestinos, supuestos asesinos de los israelíes muertos.

Una simple búsqueda en las redes sociales abiertas trae información opuesta. En X (antes Twitter), el mismo video gana visibilidad con mensajes que afirman que los muertos son palestinos y que los vivos son israelíes. Una prueba clara de que, en tiempos de guerra, no hay nada más fácil que tomar una imagen y atribuirle un texto de acuerdo al interés propio.

Y lo peor de todo es que no hay mucho que se pueda hacer para parar la viralización de estos tres mensajes –unos pocos entre muchos en situación similar. La lucha contra la desinformación y las teorías conspirativas dentro de aplicaciones encriptadas supone un trabajo colaborativo. A los periodistas y verificadores de datos nos toca buscar la verdad y subrayar las falsedades o engaños. A los usuarios de esas apps les toca dejar de compartir contenidos sensibles e impactantes, llenos de odio o crueldad. Y a todos, como sociedad, nos corresponde llevar a los grupos de esas aplicaciones de mensajería información verídica, con enlaces de chequeos, notas explicativas y desmentidos. Sin la colaboración de todos, la desinformación avanza y la paz se aleja.

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Cristina Tardáguila es fundadora de Lupa.

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