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Crisis en Venezuela

Venezuela se prepara para un paro nacional en medio de la incertidumbre por medidas económicas de Maduro

Ante lo que algunos llaman el "paquetazo rojo" (en recuerdo de los planes económicos neoliberales de los 90), muchos ciudadanos han salido a hacer compras nerviosas de último momento, antes de que el lunes entre en vigor la reconversión monetaria, el descomunal aumento de sueldos y otras medidas anunciadas por el presidente venezolano.
19 Ago 2018 – 03:33 PM EDT
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CARACAS, Venezuela .- Muchos comercios cerrados, compras nerviosas de comida en los supermercados que están abiertos y en estaciones de gasolina, escasez de efectivo, colapso en los medios de pago electrónicos e incertidumbre: ese es el escenario en las calles venezolanas este fin de semana, luego del anuncio por parte del presidente Nicolás Maduro de nuevas medidas económicas el pasado viernes.

Lo que Maduro bautizó como el “Programa de recuperación económica de crecimiento y prosperidad” fue el detonante para que la oposición venezolana se uniera, tras meses de confusión y enfrentamientos internos, para convocar una huelga general.

“Convocamos este martes 21 de agosto a un primer día de protesta y paro nacional, en contra de Maduro, en contra de la hiperinflación y el hambre”, dijo este domingo el exgobernador Andrés Velásquez, una de las caras más conocidas de la oposición venezolana.

“Esta decisión es la más consultada con todos los sectores del país desde hace dos meses. Es un paro por tiempo definido, luego se incorporarán otros paros adicionales para luego poder llegar a una huelga indefinida. Que este martes 21 todo el mundo se quede en su casa”, indicó en rueda de prensa Velásquez, quien es dirigente del partido de centro izquierda Causa Radical.


Desde los anuncios del viernes, ha surgido una catarata de críticas contra lo que algunos llaman el “paquetazo rojo” de Maduro por contener una megadevaluación de la moneda del 95% respecto al dólar, un feroz aumento salarial del 3000% que los expertos consideran inmanejable y que llevará a la quiebra a las empresas que aún quedan en pie en el país, además de un alza de los impuestos.

Como demostración del malestar popular, la noche del viernes se congregaron manifestantes contra el gobierno en las cercanías del palacio de Miraflores, sede del poder ejecutivo, un lugar al que generalmente la policía no permite el acceso de demostraciones políticas opositoras. Era una escena que se repetía en otras partes de Venezuela, no solo por la nueva política económica sino por la falta de servicios básicos o de alimentos.

Antes de los anuncios, ya existía en Venezuela una coyuntura económica delicada ante la inminente entrada en vigor este lunes del llamado 'bolívar soberano', la reconversión monetaria con la que el gobierno quita cinco ceros a la moneda para reducir, al menos en apariencia y de manera temporal, el impacto de la hiperinflación.

Malestar e incertidumbre

Este domingo se pudo ver comercios cerrados, en medio de fuertes rumores que alimentan la incertidumbre sobre el futuro del aparato productivo venezolano.

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Temor e incertidumbre en Venezuela por el nuevo plan económico anunciado por Nicolás Maduro


Entre los anuncios económicos y las perspectivas del paro, muchos abrigan temores sobre el futuro de las empresas y sus propios trabajos, ya que el plan no prevé medidas para atacar la hiperinflación, aumentar la producción petrolera ni para mejorar la escasez generalizada de alimentos y medicinas.

“Lo que viene es más desempleo, nos van a botar a todos. ¿Cómo puede una empresa cuyas ventas están cayendo, asumir un costo tan alto? Ya aquí no viene casi nadie, todo se lo gastan en comida”, dijo con preocupación, Teresa Jiménez, empleada de una tienda de zapatos que decidió no abrir este sábado en el centro de Caracas.

“No sé si un paro nacional sea bueno o no, ni si el gobierno le hará caso, pero igual esta economía está parada, casi no vendemos nada. Yo abrí hoy con cierto recelo, temeroso de lo que pudiera pasar, pero mejor cierro, no estamos haciendo nada”, dijo Odel Santana, el encargado de una ferretería en la tarde del sábado.

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En los supermercados, la gente acudió a comprar lo que consideraban su última compra de comida para ganarle a la hiperinflación que algunos advierten que se generará tras las medidas.

Muchos se encontraron con que los negocios abiertos incrementaron entre 30% y 40% los precios de la carne, del pollo y huevos. Los mercados municipales optaron por cerrar sus puertas ante la incertidumbre de no saber cómo pagar el aumento salarial.

“Hasta hoy para pagar el salario de un trabajador necesito elaborar y vender 25 panes. Con el aumento de salarios necesitaré vender más de 300 panes”, explicó un panadero del centro de la capital en el recorrido que hizo Univision Noticias por la zona.

Factores de oposición y representantes sindicales evalúan desde hace varios meses la posibilidad de ir a un paro nacional de actividades para protestar en contra de la actual gestión económica. En cuatro años de continua recesión, la economía nacional se ha reducido en un 50% y ha entrado en un inédito proceso hiperinflacionario.


Esto ha llevado a la caída del poder de compra de los trabajadores venezolanos y al cierre de 7,000 industrias y empresas durante la era chavista (2,000 de ellas en la administración de Maduro).

De acuerdo con datos del gremio patronal Fedecamaras, a la llegada del chavismo al poder en 1999, existían 12,000 empresas registradas; hoy hay unas 3,500. En promedio, indican que el parque industrial venezolano trabaja al 30% de su capacidad instalada en parte por falta de materias primas y en parte por la caída estrepitosa de la demanda del mercado interno.

En busca de la unidad

“Aumento de impuestos, aumento de gasolina, de precios, aumento de la recaudación del Estado: todas medidas que juraron nunca tomar y que toman luego que su corrupción acabó con el país. Destruyeron y robaron, ahora pretenden que los venezolanos paguemos las facturas”, indicó en un comunicado el Partido Primero Justicia, al que pertenecen el exiliado presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, y el exgobernador y ex candidato presidencial Enrique Capriles Radonski.

La organización del dirigente Leopoldo López (hoy en prisión domiciliaria), Voluntad Popular, advirtió que “ante este amenazante panorama, los venezolanos estamos obligados a unirnos hombro a hombro, desechando cualquier diferencia pasada o presente, para con la fuerza de millones rebelarnos contra el principal enemigo y traidor a la patria: Nicolás Maduro”.

Mientras tanto, la líder del partido Vente Venezuela, María Corina Machado, rechazó también el “paquete rojo” de Maduro al calificar de “desastre económico” provocado por su propio proyecto. “(Maduro) quiere provocar un éxodo más brutal, por eso lo ocurrido acelera el desenlace. O ellos se quedan y nos exterminan o nosotros los sacamos y construimos un país próspero para los venezolanos”, expresó en un audio publicado en sus redes sociales en el que pidió a los empresarios y trabajadores “defender la propiedad privada” e intensificar la protesta.

Líderes sindicales también pidieron a sus afiliados apoyar la convocatoria a paro nacional.

“Los trabajadores ratificamos nuestro compromiso con la productividad y reimpulso del país; pero esto solo será posible cuando logremos un cambio político que le proporcione condiciones dignas de vida a la clase trabajadora’, dijo la presidenta de la Unión Nacional de Trabajadores de Venezuela (Unete), Marcela Máspero.

Recuerdos del 2002

En la rueda de prensa en la que se explicó el llamado a la jornada de paro, el dirigente petrolero Iván Freites afirmó que los anuncios de Maduro empeoran el caos que vive el país entre hiperinflación, escasez e ineficiencia de los servicios públicos.

Hay “falta de comida, de medicinas, de luz, de agua, de electricidad, de gas, de transporte, de efectivo y Maduro lanza un paquetazo", dijo Freites." Aplicó un terrorismo nunca antes visto en Venezuela, comerciantes y pueblo aterrorizado y que hoy vemos en las calles con un toque de queda en el país, comercios cerrados, productores preocupados y todo un país en desesperación”.

La última vez que hubo en Venezuela un paro cívico-empresarial de grandes magnitudes fue a finales de 2002 y se extendió por cuatro meses hasta principios de 2003 durante la gestión de Hugo Chávez.

En ese entonces, el país contaba con un sector privado más robusto. Además, se contó con la participación de los trabajadores de la principal industria petrolera Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Aquel paro derivó en varias jornadas de movilizaciones que finalmente desembocaron en una protesta masiva de la oposición el 11 de abril que, tras una aun no bien explicada masacre de manifestantes en las cercanías del palacio presidencial, desplazó brevemente del poder a Chávez.

Algunos economistas han advertido que ir a un paro de actividades afectara aún más la delicada economía venezolana. Sin embargo, tras la convocatoria opositora no han surgido argumentos contrarios. Al igual que el sector empresarial representado en Fedecamaras hasta los momentos se ha mantenido en silencio sobre la actual convocatoria.

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