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Lesther Alemán, el joven que confrontó a Daniel Ortega en Nicaragua y ahora vive en las sombras

Este joven de 20 años se ha convertido en una voz de un movimiento estudiantil que ha tomado al país por sorpresa desde el estallido de la violencia política. Obligado a esconderse debido a amenazas, habló con Univision Noticias acerca de su papel en la política a tan temprana edad.
4 Jun 2018 – 05:43 PM EDT
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Su determinación política y profunda voz de barítono desmienten sus años.

Lesther Alemán tiene solo 20 años, pero ha surgido en las últimas semanas como una figura clave en un movimiento liderado por estudiantes que desafía el otrora aparentemente indomable poder del presidente nicaragüense Daniel Ortega.

Alemán saltó a los titulares el mes pasado cuando desafió con valentía a Ortega cara a cara en la apertura de un diálogo nacional convocado para tratar de resolver las protestas que hasta el dia de hoy han cobrado 105 vidas.

La reportera de Univision, Tifani Roberts viajó a Nicaragua para entrevistar a Alemán y su familia. Un perfil del estudiante salio el domingo en el programa de Aqui y Ahora.

Los padres de Alemán viven en un barrio pobre de Managua y solo han visto a su hijo una vez desde que se escondió tras el arranque de las protestas.

La madre de Alemán, Lesbia Alfaro, dice que desde muy temprana edad, su hijo recibia diplomas en la escuela por sobresalir en su estudios, y aprendio a contar y leer el alfabeto de tres años.

Ella recordó asistir a las reuniones en su escuela . "Entonces lo primero que decían que se ponga de pie la mamá de Lester. Y qué orgullo cómo se siente uno tan, tan grande, tan inmenso," dijo a Univision durante una entrevista en la casa familiar en Managua.

En una misión

Cuando Aleman tenía 12 años, su madre fue operada por un tumor y él le hizo una promesa.

"Ella iba a someterse la operación. Era un tumor. Recuerdo que tenía 12 años y pude observar el porche de mi casa. Estaba solito en una silla mecedora de madera y yo dije directamente a Dios: sacas a mi mamá viva de esta operación, yo te servire toda mi vida. Me comprometí a los 12 años," dijo a Univision, entrevistado en un lugar secreto donde actualmente vive con más de 40 activistas estudiantiles.

Desde entonces, según asegura su madre, ha cumplido su palabra ayudando a otros.

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"Ahí Lester ha andado de misionero. La última vez que fueron una iglesia, se fueron viernes y vinieron ya amanecer lunes. Anduvieron pintando una iglecita, pintando poniéndoles el techo y llevando víveres para los ancianos," dijo Alfaro.

Lesther Alemán dice que ese es su propósito en la vida. "Me encanta que los otros estén bien. Me nace, me nace. Y cuando sé que hay un sector con necesidad siempre ingenio. Cómo llegar ahí y ayudar," dijo.

Por lo tanto, no fue una sorpresa que Alemán se apresurase a unirse a una protesta en nombre de los pensionistas pobres cuando el gobierno anunció una repentina reforma del sistema de seguridad social a mediados de abril que elevó los impuestos y redujo los beneficios.

"Entonces yo lo que hice fue introducirme en el calcetín mi identificación y al otro lado un billete de 100 córdobas (3 dolares) ... Yo no sabía que era una manifestación tan violenta porque nunca había estado en una," dijo, describiendo el estallido de protestas el 18 de abril.

Primer día de protestas

Junto con sus amigos, en su mayoría estudiantes de comunicación de la Universidad de América Central (UCA), se sorprendieron al encontrarse bajo el ataque de la policía y grupos progubernamentales a bordo de motocicletas, apodados 'turbas'.

"A eso de las seis de la tarde nos dicen vámonos a la UCA porque vienen los motorizados. A uno le tiene más miedo porque ellos llevan armas y llevan tubos o bates de béisbol de hierro o de madera pero cualquier cosa para golpear más fuerte," dijo.

En poco tiempo se dieron cuenta de que su ruta de escape fue cortada y se encontraron rodeados por policías antidisturbios que les bloqueaban el paso. En el caos, se separaron.

"Nos tiraron a matar un gas lacrimógeno que yo no sabía ni a qué olía un gas lacrimógeno," dijo. "Y en cuanto llegó a la casa a esa casa que teníamos donde estaban nuestras cosas cómo nos pusimos a llorar."

Pero el llanto no fue por el gas, explica: "La lógica de nosotros era por qué nos están matando? Somos jóvenes," dijo Aleman.

Otras universidades se unieron a los estudiantes de UCA. y al día siguiente, la protesta era tres veces más grande. La policía respaldada por los 'turbas' sandinistas los atacó indiscriminadamente de nuevo.

Ese día se informó sobre las primeras tres muertes.

"Yo a la vez viéndo los golpes ... era increíble para mí ver en una manifestación mujeres con tacones, con sus uniformes, hombres con saco y corbata marchando al lado de nosotros," recordó.

Ese día fue una revelación, dijo Aleman. "Entendí en realidad de qué eran capaces", agregó, refiriéndose a las brutales tácticas del gobierno.

Después de cuatro días de protestas, que se habían extendido por todo el país, Ortega revocó las reformas de la seguridad social. Pero, no hubo vuelta atrás. Para entonces ya había 40 muertos y los estudiantes universitarios no solo buscaban justicia por el derramamiento de sangre, ahora querían que Ortega se fuera.

Alemán le explicó a su madre que las protestas tenían que continuar y le dio una razón muy personal.

"Entonces me dice: 'Me duele ver lo que le han hecho a la gente afectada (por las reformas) Y entonces me dice: Nno me gustaría que a usted le hicieran eso, hago esto por tí".

De un día para otro, el país quedó paralizado. Aleman y los estudiantes recurrieron a las redes sociales para lanzar bloqueos y marchas, mientras que el número de muertos aumenta constantemente.

Mediación y diálogo

Finalmente, la Iglesia Católica aceptó mediar en un diálogo nacional para tratar de detener la violencia y encontrar una salida a la crisis política. Alemán fue seleccionado como uno de los representantes de los estudiantes de la UCA.

"Luego mis compañeros de clase, mi generación, comienzan a decir propuestas para representantes. Todos dicen 'Lesther'. Hicieron una encuesta en Facebook, en Twitter y luego por WhatsApp," dijo.

El mensaje fue fuerte y claro, dijo Aleman. "Lesther, que nos represente Lesther'", dijo.

El día de la inauguración del diálogo nacional, más de una docena de estudiantes se presentaron para representar a las diversas universidades. La noche anterior se anunció que Ortega también asistiría y haría un discurso.


Decidieron que uno de ellos tenía que confrontar a Ortega. "Quién lo hace? Era la pregunta", recuerda Aleman. "Entonces dicen todos llegan a un consenso hacia mi, 'que lo haga Lesther; por la voz, por la forma de expresarse ante nadie'. Y tal vez por la legitimidad".

Su madre no estaba tan segura de que debería exponerse tanto.

"Mire yo me puse tan mal, tan mal como madre. Pero a la vez dije yo no por qué le vamos a tener miedo porque si estamos diciendo la verdad, se está haciendo una injusticia".

Ese día, los obispos católicos abrieron el diálogo con una oración. Esa era la señal para que Alemán interrumpiera el proceso.

Durante la oración, Aleman dice que podía sentir su corazón latir rápidamente contra su camisa. "Me estaba concentrando porque cuando dijeran el 'Amen', era la hora", dijo.

"¿Puedes dormir en paz?"

Lesther se puso de pie y no necesitaba un micrófono para hacerse oír. Durante tres minutos habló directamente con Ortega, que estaba sentado con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

"Usted sabe muy bien el dolor que hemos vividos en los últimos 28 dias. ¿Pueden dormir todos tranquilos?" le dijo a los Ortegas. "¿Por qué estoy hablando y qué me salto la palabra suya? Porque nosotros hemos puesto los muertos, nosotros hemos puesto los desaparecidos", increpo con voz firme.

"Esta no es una mesa de diálogo. Es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien porque el pueblo es lo que ha solicitado", dijo a Ortega, quien lo escuchó impasible.

Cuando fue su turno, Ortega acusó a las universidades de proteger delincuentes y defendió a la policía diciendo que eran víctimas de la violencia, al tiempo que insistía en que solo estaban tratando de evitar el caos. "No se puede ir a atacar las estaciones de policía. Porque no son pequeños ángeles por ahí, también hay armas, disparando a lapolicía", dijo.

Ignorando el número de víctimas mortales, Ortega se quejó de que las barricadas impedían que la gente llegara al trabajo, lo que causaba desempleo.

En casa, la madre de Aleman estaba viendo televisión con una mezcla de miedo y orgullo.

"Esa autoridad, confió que Dios se la dio. Y a la vez por lo que él había vivido, pues la injusticia. Entonces como que le dio más coraje de enfrentarlo (a Ortega)", dijo.

Amenazas

Pero ese valor tuvo su precio. Las amenazas llegaron rápidamente. Los estudiantes que participaron en el diálogo tuvieron que esconderse. Alemán canceló todas sus cuentas en las redes sociales y se fue de su casa para proteger a su familia.

Si bien reconoció el alto precio, dijo que estaba dispuesto a pagarlo. "Quizá en cierta medida en medio de la lucha uno no lo mide lo suficiente porque dices: Si me agarran, me entrego voluntariamente. Lo estoy haciendo por Nicaragua" , afirma.

"Pero mi familia no, porque es como mi fuerza, mi núcleo perfecto. Y lo que me da estabilidad tambien." y para protegerlos le pidió a Univision que no revelara el vecindario donde vive su familia.

Alemán está escondido con más de 40 jóvenes. El diálogo se ha roto, y una marcha el miércoles pasado, el Día de la Madre en Nicaragua, vio algunos de los peores derrames de sangre hasta el momento dejando otras 15 muertes.

Los grupos de derechos humanos han acusado al gobierno de atacar a los manifestantes, con el uso de francotiradores.

Mientras varios sectores de la sociedad ahora participan en charlas sobre el futuro del país, incluida la iglesia y el sector empresarial privado, son los estudiantes los que han surgido indiscutiblemente como la voz de la gente.

"Ahora si, no es una lucha por universidades, es una lucha por Nicaragua', dijo Aleman, quien ha aceptado a regañadientes que su vida ha cambiado para siempre como resultado de la crisis política.

"Todavía no lo quería aceptar y no quería aceptar también que el futuro no será tan normal, poder salir a la calle sin que nadie te conociera", dijo mientras caminaba por un barrio de la ciudad.

"Ahora salgo dos cuadras y todo el mundo se me acerca. No sé si eso es bueno o malo."

(David Adams en Miami contribuyo a este articulo)

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