La diáspora puede definir elecciones en Honduras, pero este año le resultará más difícil votar

Cuatro años después de unas disputadas elecciones que se decidieron por un margen de unos 50,000 votos, Honduras se dispone a elegir un nuevo presidente el 28 de noviembre, en lo que la mayoría de los observadores independientes esperan que sea una carrera reñida entre los dos principales candidatos.
En 2017, los votos decisivos se emitieron en las zonas rurales, donde el Partido Nacional en el poder es más fuerte y los señalamientos de fraude electoral -compra de votos y relleno de papeletas- es más común.
Pero si las elecciones de este año se deciden de nuevo por un estrecho margen, el resultado podría estar determinado por los hondureños que ya no están en el país, y que no podrán votar debido a unos niveles de migración sin precedentes y a un escandaloso fracaso en la distribución de tarjetas de identidad de los votantes en el extranjero.
Emigración
En los últimos cuatro años, la emigración desde Honduras ha superado con creces cualquier mandato presidencial anterior en la historia del país.
Un estimado de migración hecho por el Centro Strauss de la Universidad de Texas en Austin indica que alrededor de 450.000 hondureños salieron permanentemente hacia México o Estados Unidos durante ese período. Decenas de miles más emigraron a otras partes del mundo, incluida España.
Los estudios sobre el voto de la diáspora y las preferencias políticas de los emigrantes sugieren que ese éxodo tan masivo podría producir una desventaja electoral para la oposición hondureña.
"Desde el punto de vista de los emigrantes, suele haber una tendencia antioficialista, una tendencia antipopular desde el período de la emigración, por lo que si la gente se va del país, a menudo culpará al partido en el poder, al menos implícitamente, por las condiciones en las que se fueron", dijo Michael Paarlberg, profesor asociado de Universidad de la Mancomunidad de Virginia (VCU, por sus siglas en inglés) que estudia la política de la diáspora en esa universidad estadounidense.
Emigrante y, mayoritariamente, opositor
Aunque los hondureños han disfrutado del derecho legal a votar en el extranjero desde 2001, el acceso es más limitado que en cualquier otro momento desde entonces. Se estima que los emigrantes hondureños favorecen a la oposición con un margen de hasta dos a uno.
"Es alrededor del 70 por ciento (de los emigrantes hondureños) los que están en contra (del Partido Nacional)", dijo Juan Flores, presidente de la Fundación 15 de Septiembre, que aboga por los hondureños que viven en Estados Unidos.
" Si se van de su país, es porque sienten que [el gobierno] no hizo lo suficiente para tener una vida digna allí. [Los emigrantes] llevan consigo un resentimiento por haber sido prácticamente expulsados".
Como dijo un migrante hondureño, Santos Gómez, de 38 años, a Univision Noticias el mes pasado mientras hacía una parada en el sur de México en su viaje hacia el norte: "La única forma en que votaría por el Partido Nacional es si me pusieran una pistola en la cabeza y me obligaran".
En las dos últimas elecciones, el 65% de los votos emitidos en Estados Unidos fueron para candidatos de la oposición, pero la participación fue baja debido en gran parte al limitado acceso al voto de la diáspora.
Margen de 50,000 votos
"Recuerden que el actual presidente de Honduras supuestamente ganó con un margen de 50,000 votos. Imagínese si 200,000 personas de la diáspora hondureña hubieran votado, habría supuesto una gran diferencia", dijo Flores.
Una avalancha de escándalos de narcotráfico y corrupción, junto con el aumento de la pobreza, han incrementado el descontento con el partido en el poder en los años posteriores.
Si miramos más atrás, las cifras son aún más crudas. El Partido Nacional ha ganado la presidencia en tres elecciones consecutivas desde que un golpe de Estado en 2009 derrocó al presidente Manuel 'Mel' Zelaya, cuya esposa, Xiomara Castro, es la candidata de este año por una coalición de partidos de la oposición.
El Partido Nacional esta representado por el actual alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, conocido univeralmente como ' Papi a la Orden.'
Entre los años 2000 y 2017, el número estimado de hondureños nacidos en el extranjero que viven en EEUU. se ha triplicado hasta llegar a unas 579.000 personas. La gran mayoría emigró desde 2010, cuando el Partido Nacional inició 12 años de gobierno ininterrumpido.
En los últimos dos años, Honduras ha llevado a cabo un proceso de depuración de su padrón electoral, exigiendo a los ciudadanos que se registren para obtener una nueva cédula de identidad que es necesaria para votar, así como para realizar transacciones bancarias y otras cosas. Como resultado, el censo electoral para las elecciones de este año contiene casi 900.000 votantes menos que en 2017, una caída del 14%.
Votos perdidos
Una parte de los votantes eliminados son personas que han fallecido o simplemente no se registraron a tiempo para obtener la nueva cédula. Pero la gran mayoría son personas que han abandonado el país.
Esto no sólo significa más votos perdidos para la oposición que para el partido en el poder, sino que los miles de millones de dólares en remesas enviados por los emigrantes estimulan la economía y, en última instancia, a través de los impuestos, proporcionan una fuente de dinero al gobierno que con demasiada frecuencia se utiliza para el beneficio partidista.
Mientras tanto, los esfuerzos para registrar a los hondureños que viven en el extranjero han sido criticados como insuficientes por la diáspora. Solo se han registrado 15,000 personas en Estados Unidos, frente a más de 50,000 en 2017 y a pesar de que el número de hondureños que viven en el país es mayor que nunca.
La aparente falta de voluntad para emprender una campaña más amplia de empadronamiento de hondureños en Estados Unidos y de mayor acceso al voto en el exterior podría deberse a que el gobierno reconoce que no es popular entre los migrantes.
"Los partidos en el poder lo saben, saben que la diáspora, o al menos la diáspora que se fue recientemente estaría en contra de ellos. Así que, desde la perspectiva del Estado, tendrían un incentivo para intentar desmovilizar a esos migrantes o, como mínimo, no fomentar una participación política transnacional muy activa, como el voto", dijo Paarlberg.
Fallos en el sistema
La cuestión de los votos de la diáspora forma parte de una preocupación más amplia de los analistas por los fallos del sistema electoral, como las denuncias del supuesto uso corrupto de fondos públicos para comprar votos rurales y la transmisión de datos del recuento de votos desde esas mismas zonas.
" El sistema se ha creado para fracasar. Está ideado para crear el caos", dijo Eric Olson, un veterano analista de Honduras en Estados Unidos.
A Olson y a otros les preocupa que si la votación es reñida se repitan las violentas protestas que siguieron a las últimas elecciones de 2017 en las que murieron 23 personas y decenas más resultaron heridas.
Al mismo tiempos, el controvertido presidente de El Salvador, Nayib Bukele, buscando capitalizar su alta popularidad entre los salvadoreños dentro y fuera del país, firmó recientemente reformas que podrían ampliar enormemente el acceso al voto y la representación de la gran diáspora del país.
La medida de El Salvador forma parte de una tendencia mundial para aumentar la participación electoral de las diásporas y proporcionarles una mayor representación.
En América Latina, la República Dominicana, Colombia y Ecuador ya han proporcionado a sus diásporas una representación directa en el Congreso.
En todo el mundo, los países que se han esforzado por aumentar el acceso al voto de las diásporas han visto cómo las elecciones se decidían por los votos emitidos desde el extranjero.
Pero para que Honduras siga el ejemplo, probablemente será necesario que la oposición gane, una posibilidad que se hace más difícil cada día cuando cientos de votantes simpatizantes abandonan el país.
"Es una gran desventaja", dijo Flores, de la Fundación 15 de Septiembre, y quien emigró a EEUU en 2007. "Podríamos tener la capacidad de decidir la presidencia".
(Información adicional de David Adams en Miami)