La policía ataca el Viacrucis más concurrido de Nicaragua en una Semana Santa convertida en protesta
MANAGUA, Nicaragua-. El viacrucis penitencial de Managua, uno de los más concurridos en Semana Santa en Nicaragua, terminó con un episodio violento: la policía atacó a los feligreses que acudieron a la procesión solmene no solo para rezar, sino para protestar en contra del gobierno de Daniel Ortega y sus políticas represivas. El ataque con balines y bombas aturdidoras dejó al menos dos heridos.
La Semana Santa ha coincidido con el primer aniversario de la crisis sociopolítica nicaragüense, iniciada el 18 de abril de 2018, cuando la ciudadanía se lanzó a las calles a protestar en contra de unas fallidas reformas a la seguridad social. Las tradiciones por la pasión de Cristo este año han sido sincretismo de devoción religiosa y reclamos por justicia y democracia.
El viacrucis penitencial de Managua fue uno de las escenarios más claros de esta convergencia: miles de personas portaban banderas de Nicaragua y de la iglesia católica y alternaban el grito de consignas libertarias con el responsorio cuaresmal.
La Vía Sacra inició a las ocho de la mañana este viernes santo. Recorrió la Carretera hacia Masaya, la misma avenida de Managua en la que se realizaron muchas de las protestas antigubernamentales en 2018. Durante todo el trayecto, madres de presos políticos exigían libertad. Mientras que los familiares de los jóvenes asesinados por la represión paramilitar y policial llevaban cruces de madera a cuestas, como el Jesucristo de la procesión, en representación de la impunidad: de los 325 asesinados que documentan organismos de derechos humanos, casi el 95% no cuentan con procesos judiciales para esclarecerlos.
La procesión –que fue presidida por el Cardenal Leopoldo Brenes– transcurrió con normalidad hasta llegar a la Catedral Metropolitana de Managua. Luego de que el Nazareno ingresó a la iglesia, decenas de jóvenes decidieron seguir protestando en los predios del templo. Un grupo se salió a los andenes de Catedral con las cruces de madera y de inmediato fueron atacados por un contingente policial.
Los testigos narraron a Univision Noticias que los oficiales dispararon con armas de fuego al aire para ahuyentarlos y acto seguido descargaron contra ellos balines de metal y de goma, así como bombas aturdidoras. Se reportan dos heridos leves y personas que se desmayaron.
Horas después de los incidentes, la Policía deslindó responsabilidades de la agresión: “Un grupo de personas encapuchadas, armadas con piedras, morteros y algunas armas de fuego, quiso manipular el víacrucis de la Catedral”, expresaron en un comunicado difundido por la vocería del gobierno sandinista.
Hasta la publicación de este artículo, más de un centenar de manifestantes y feligreses continuaban encerrados en la Catedral de Managua. La policía mantenía cercado el recinto. Miembros de la Alianza Cívica (la oposición que negocia con el gobierno) y personeros de la iglesia católica intentaban mediar para evacuar en buses y de forma segura a las personas atrapadas. Otro episodio que recuerda al 19 de abril de 2018, hace un año, cuando la policía atacó sin discriminación a los jóvenes atrincherados en la Catedral.
"Cristo encontró una Nicaragua con 500 asesinados"
Desde el Domingo de Ramos, que da comienzo a la Semana Santa, los nicaragüenses han aprovechado las procesiones y tradiciones católicas para protestar en contra del gobierno ante la falta de espacios públicos para hacerlo. La administración sandinista mantiene desde septiembre de 2018 un celoso estado policial que desarticula con violencia cualquier intento de manifestación ciudadana. En el último mes, más de 150 personas han sido detenidas en protestas en las calles.
Los ciudadanos han aprovechado las procesiones de Semana Santa para persistir en su demanda de justicia y democracia, ya que con la iglesia católica se sienten protegidos. La manifestación este viernes santo en Managua ha sido una de las más grandes en meses.
La iglesia católica, que ha dado apoyo “al pueblo en su reclamo” desde abril de 2018, ha abierto las puertas de sus templos y permitido que las tradiciones de la Pasión de Cristo sean adornadas con los colores azul y blanco en vez del tradicional morado cuaresmal.
El sacerdote Edwin Román, una de las figuras icónicas del catolicismo durante las protestas al tratar de mediar en el conflicto, colocó en el altar mayor de la Iglesia San Miguel de Masaya una bandera de Nicaragua. Esta parroquia conmemoró la Semana Santa evocando los nombres de los 35 asesinados de esa ciudad. Algunos de esos manifestantes fueron ultimados en la misma parroquia y sus alrededores. Las paredes agujereadas del templo son testigos pétreos de la brutal represión sufrida por Masaya durante meses en 2018.
“No vivimos una Semana Santa igual a la de años anteriores”, señaló el padre Román a Univision Noticias. “Cristo encuentra esta Semana Santa una Nicaragua con 500 asesinados por esta dictadura, más de 800 presos políticos, centenares de hermanos en el exilio, familias divididas, más hambre y menos trabajo”, aseguró el párroco, a quien los simpatizantes sandinistas han agredido físicamente y acusado de alcoholismo para desprestigiarlo.
A las actividades religiosas de San Miguel se sumaron madres de los asesinados en Masaya. Decenas de niños fueron vestidos con uniformes carcelarios en la procesión de los cautivos para reclamar por la liberación de los presos políticos. Y este viernes santo, en su viacrucis penitencial, el padre Román leyó cada uno de los nombres de las víctimas fatales de Masaya, mientras los feligreses respondían: “¡Presente, presente!”.
“Hice ver esta realidad que vivimos y la lucha que tenemos los nicaragüenses con esta cruz, pero también la esperanza que después Nicaragua va a resucitar”, dijo el sacerdote Román.
Nazarenos ataviados de azul y blanco
En decenas de ciudades nicaragüenses los fieles y ciudadanos también encontraron otros modos para expresar su protesta. La más común fue ataviar a los Jesús Nazareno con túnicas azul y blanco, el color de la protesta cívica. Sucedió en parroquias de Managua, en la colonial Granada, León, y en la ciudad de Tipitapa, donde fue asesinado el adolescente Richard Pavón Bermúdez al inicio de las protestas en 2018.
En la diócesis de Matagalpa, dirigida por el obispo Rolando Álvarez, decenas de monaguillos recordaron con sus túnicas rojas y blancas al joven Sandor Dolmus, monaguillo de la diócesis de León, quien fue asesinado por un paramilitar en junio de 2018.
“En este momento histórico, con los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua queremos decir: nuestro mayor aporte como pastores de esta iglesia que peregrina en Nicaragua seguirá siendo acompañar al pueblo en sus sufrimientos y dolores, en sus esperanzas y alegrías y elevando nuestras plegarias de intercesión para que Nicaragua encuentre caminos civilizados y justos para una solución pacífica en vista al bien común”, dijo el obispo Álvarez el Jueves Santo.
Otra de las expresiones de protesta en procesiones sucedieron en el municipio de San Juan de la Concepción. Los actores de la tradicional Judea (representación de la Pasión de Cristo) vistieron de azul y blanco. En la Judea de Masatepe, uno de los integrantes pintó en su traje el nombre del preso político Christian Porras. La noche anterior, en la misma ciudad de Masatepe, durante la procesión del silencio, en el atrio de la iglesia encendieron “600 velas por los caídos”.
Las misas en muchas iglesias esta Semana Santa han estado impregnadas de mensajes que han exacerbado el ánimo de feligreses y ciudadanos para seguir demando justicia y democracia. Las ceremonias más emotivas han sido las que ha oficiado el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, quien después de las fiestas de Pascuas será trasladado a Roma.
El traslado de Báez a Roma ha sido interpretado por creyentes y no creyentes como “un exilio forzado” debido a sus incisivas críticas al régimen sandinista por la masacre y la falta de democracia. “Él (Báez) es una piedra en el zapato del gobierno”, aseguró el obispo de Estelí Abelardo Mata. Esta Semana Santa ha sido la despedida de monseñor Báez, uno de los obispos más populares y respetados. En una de sus últimas misas, Báez dejó una frase que fue recibida como profética por Nicaragua: “Un pueblo crucificado resucita siempre”.