SAN FRANCISCO, California. - Ana Lucía Martínez es una de los miles de empleados esenciales que a diario ponen en riesgo sus vidas para ir a trabajar. En su caso, ella se encuentra en las primeras líneas de la batalla en contra del coronavirus.
De indocumentada y huérfana pasó a mantener a su familia y estar al frente de la lucha contra el coronavirus
Ana Lucía es la mayor de cinco hermanos y la única que no perdió su empleo debido a la pandemia. Ella trabaja como asistente médico en un hospital de San Francisco ubicado en uno de los barrios más afectados por los contagios de covid-19.

Ana Lucía es asistente médico en el hospital Mission Neighborhood Health Center de San Francisco, ubicado en uno de los barrios más afectados por los contagios de covid-19 en la ciudad.
Su padre, José Martínez, dice que ella es uno de sus mayores orgullos. “Le echa bastantes ganas al trabajo, incluso yo como prueba le dije que ya no fuera, y me dice 'no, tengo que seguir'. Porque hay mucha gente que los necesita”.
María, tía de Ana, cuenta que la joven siempre piensa en los demás antes que en ella misma, y que se ha convertido en un buen ejemplo a seguir para otros.
Ana es una 'dreamer', quien como la mayoría de los beneficiarios del programa DACA, al graduarse de la escuela se encontró con una cruda realidad al no contar con sus documentos legales.
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La lucha de una "soñadora"
Ana Lucía llegó al Área de la Bahía a los 14 años luego de haber perdido a su madre a causa del cáncer. Fue justamente esa batalla perdida la que la motivó a estudiar medicina y ayudar a los demás en los temas de la salud.
Esta "soñadora" es la mayor de cinco hermanos y ahora es la única que está trabajando, pues su padre y sus hermanos perdieron sus empleos desde que se decretó el toque de queda a causa de la pandemia de coronavirus, lo que la ha convertido, sin querer, en el principal sustento de su familia.
Ana cuenta que su meta es seguir estudiando hasta llegar a ser doctora, para así poder seguir ayudando a las comunidades más vulnerables y de escasos recursos. En sus propias palabras, “la salud es un derecho, no un privilegio”.
Su tía María asegura que la madre de Ana estaría muy orgullosa de ella por todos sus logros. Para ella y toda su familia, esta "soñadora" es una "heroína de la pandemia".
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