Muchos aseguran que aquello que antes se rompía se arreglaba, pero hoy directamente se tira a un pozo de fantasmas que, de un modo u otro, pueden perseguirnos durante el resto de nuestra vida. Saber si aceptar o solucionar la razón de una ruptura no es tarea fácil, si bien la madurez o respeto condicionan la que puede ser la decisión de nuestra existencia.
¿Mejorar una pareja o aceptar que no funciona?

Hablando de problemas
Las razones por las que una pareja puede llegar a romperse puede deberse a numerosos motivos, los cuales vamos a clasificar en tres grupos:
- A, compuesto por motivos tales como celos, posesión o infidelidad, causas en ocasiones irreversibles.
- B se compone de motivos más tolerables como constantes discusiones, falta de espacio o problemas económicos.
- C equivaldría solamente al desamor, ante lo cual poco hay que hacer, razón por la que no lo tendremos en cuenta, pues el amor no se fuerza.
Muchas de las características del grupo A nacen de una insatisfacción surgida de malos hábitos en pareja tales como dependencia emocional, la temida rutina o la desconfianza. La infidelidad, por ejemplo, es una conducta irrespetuosa en la que raras veces la persona cambia y nuestra confianza se recupera, aunque siempre hay excepciones.
La posesión y los celos van de la mano, a menudo provocados por una persona que, por pura intuición, no nos inspira confianza, por lo que el final indeseable está ahí. La dependencia emocional juega un papel importante en este patrón de relaciones insanas y faltas de un cierto espacio y "liberación" sentimental.
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Grupo B
Los motivos de ruptura incluidos en el grupo B pueden ser detonantes impulsivos o surgidos por un desgaste progresivo, sin embargo, tienen solución. Nos hará falta tiempo, entendimiento y entrega por parte de ambos integrantes.
En el caso de problemas económicos hay que tener especial precaución. Muchas veces surge la idea de mudarse a otro lugar, los padres están de por medio ayudando o el desempleo provoca una angustiosa rutina. Si la convivencia se vuelve insostenible, lo mejor será separarse para buscar empleo, sino, contar con un colchón que nos permita apostar desde 0 en un nuevo lugar o, especialmente si estamos casados y con hijos, hacer lo imposible por mantener la estabilidad en un lugar: constante búsqueda de empleo, favores familiares o algo de creatividad como, por ejemplo, apostar fuerte por un negocio sencillo o utilizar nuestras mejores aptitudes. Fuera miedos.
Si el problema se trata de constantes discusiones por incompatibilidad de caracteres, quizás debamos tender una mano a la comunicación pura y dura, permitirnos una charla abierta y relajada cuando surja esa chispa que detona los gritos e insatisfacciones.
El problema de la falta de espacio es, posiblemente, uno de los más comunes pero también delicados a la hora de tratar si llevamos tiempo viviendo en una relación "dependiente" pero nunca es tarde, tan sólo debemos hacer entender que esa necesidad sirve para refrescar una pareja y cultivar un mejor futuro.
Cabe remarcar que, a la hora de solucionar un problema en la pareja, cada uno de los integrantes debe estar seguro de las decisiones a tomar y que se encuentre bien consigo mismo. Pues cuando no estamos bien con nosotros, sea cual sea el motivo, las consecuencias de cualquier impulso por mejorar nuestra relación pueden empeorar aún más las cosas. Ama mucho, pero ámate.
Aceptar o rendirse ante un problema en la pareja depende de cierta cooperación entre las dos personas, un amor propio que nos ayudará a elegir y actuar con mayor decisión o una actitud renovada en la que el pasado no juegue su siempre predecible papel. Enfoquemos la solución de los problemas hacia una pareja más tolerante, menos dependiente y más cautelosa.
¿Amas a alguien pero no puedes estar con esa persona?








