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La dificultad de encontrar el amor a los 40 y los 50

En estos nuevos tiempos, los estereotipos respecto a la edad se han reinventado en cierto modo, de ahí que muchas personas que rozan la cuarentena hayan optado por llevar una vida de veinteañero y viceversa.

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Las parejas cada vez se comprometen más tarde, al igual que la decisión de tener hijos y, si bien este cambio se está sucediendo en las nuevas generaciones, aún hay personas que no consiguen escapar a ciertas franjas de edad en las que resulta muy complicado encontrar pareja. ¿Por qué es difícil encontrar el amor a los 40 y los 50?

Cuando la soledad es impuesta

A pesar de las nuevas mentalidades, las generaciones de nuestros padres o incluso nosotros mismos, parece que aún sigamos un estipulado prototipo de vida sentimental: bodas a los veintitantos, hijos a los treinta y una vida en común hasta los últimos días de nuestra vida. En ocasiones, el motivo por el que volvemos a encontrarnos solos con cuarenta y tres años puede deberse a muchas razones: una separación o divorcio, una eterna soltería o, quizás la peor de todas, la muerte de nuestro cónyugue, la cual va a servir para dar cuerpo al artículo.

Cuando una persona ha llevado la vida normal que (casi) todos buscan: enamoramiento, boda, hijos, establecimiento de la economía familiar o proyecto de vida en común, la muerte de esa persona, de la otra mitad, a la que tan acostumbrados y apoyados estábamos provoca que todo nuestro mundo se venga abajo, estableciéndose una soledad diferente, más amarga, ahogada e impuesta. Todo se desintegra y debemos agarrar los pedazos que quedan.

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Nuestros hijos tienen su vida, también esas otras parejas amigas nuestras, tu pareja no está y tú te sientes demasiado solo. Pasados unos meses iniciamos una tímida búsqueda de pareja (quien decide hacerlo), percatándose de que las posibilidades de encontrar una persona de edad aproximada y libre de compromiso es una selva colmada de divorciados traumados y resentidos, personas que ven en la fiesta y el descontrol una liberación a tantos años o, la peor de todas, el prototipo de viudo que compara hasta tus cortinas con su mujer.

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El problema ya no es sólo este mercado erosionado, sino nuestra propia predisposición a encontrar pareja, pues además de tristes creemos haber perdido la orientación y el arte de ligar en un mundo que cambia rápidamente. Nuestra desesperación por paliar la soledad y encontrar a nuestro difunto en los ojos de otro hombre se convierte en una carrera contrarreloj en la que las prisas nos jugarán la peor pasada.

Imagen Thinkstock

Empezar de nuevo

Cuando nos encontramos en una situación así, en la que empezar de 0 y con cierta edad es un particular reto, ante todo debemos de ser cautelosos y comenzar por actividades menos agresivas como un grupo de senderismo, algunas reuniones con amigas casadas y cierta soledad a explotar mediante viajes y actividades que nos mantengan ocupados.

Cuando estemos preparados para encontrar a esa otra persona, ya sea mediante anuncios, sites de Internet o de un modo casual, debemos dejar las comparaciones a un lado y no aplicar de inmediato ciertas medidas desesperadas tale como una mudanza rápida, una total interacción con la familia de esa persona y un largo etcétera de acciones que quizás lamentemos por la rapidez de nuestros actos. Estamos repitiendo un mismo proceso, pero nosotros estamos vulnerables, anhelamos el pasado y no tenemos la misma predisposición económica de antaño.

Relájate, llora tu pérdida, recupera la identidad que perdemos un poco (en el buen sentido) cuando estamos casados y no bajes la guardia, pues es en los cuarenta y cincuenta cuando proliferan los pretendientes demasiado experimentados, los igualmente perdidos, los resentidos, los deprimidos y una extensa fauna que parece estabilizarse al entrar en los sesenta, una edad en la que las relaciones se convierten en compañías y también tú mismo encuentras tu propio equilibrio.

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El problema de encontrar el amor a los 40 y 50 reside en la desorientación de la buscadora tras ese divorcio o pérdida y en la quisquillosa oferta de candidatos amorosos, a menudo con muchas taras que resolver por ellos mismos.

De modo que no desesperes, analízate, llora, acepta la pérdida y empieza poco a poco, no corras por tener otro proyecto de vida conjunto y, aprovechando la situación, sé algo más exigente. 

¿Te quedaste sola a los 40 y 50 y te costó volver a encontrar el amor?