A veces, simplemente, hay que aceptarlo, asumir que fuimos un pasado, que nada queda para el presente y que —mucho menos— existirá un futuro. Esta es mi forma de entender que debo seguir adelante sin ti.
Esta soy yo aceptando que debo seguir adelante sin ti

Todo cambia y debemos aceptar (pese al dolor) que lo que alguna vez soñamos nunca pasará. Nuestros caminos se alejaron, nuestros sentimientos dejaron de ser compartidos y una vez más nos encontramos con el alma destrozada luego de una pelea que no dio tregua…
Lo que se siente es desgarrador, es algo así como un quiebre entre lo que somos y lo que sentimos; entre lo que soñamos y la realidad. Se asemeja a lo que sentimos durante un baño de agua fría por la mañana. El corazón palpita, la respiración se altera y la temperatura del agua no nos permite pensar con claridad. Decirle adiós a aquella persona con la que creímos que íbamos a compartir caminos para siempre es una de las decisiones más tristes que tenemos que afrontar.
El primer paso es asumir

Ya no seremos tú y yo por siempre, ya no soñaremos con tener hijos y una gran mascota en el patio trasero. Nuestros caminos se separaron de una forma tan abrupta que no me dio tiempo de reaccionar con antelación, aunque para ser sinceros, ambos lo veíamos venir.
Sin embargo, hoy debo asumir, necesito entender y soltar, dejarte ir sabiendo que somos dos buenas personas que coincidimos en la vida y que todo aquello que vivimos juntos valió la pena. Aquí estoy yo, aceptando que no serás tú a quien veré en mi porche cuando sea una anciana, ni serás mi «felices por siempre». Aquí estoy yo, aceptando que nuestros caminos están separados.
Se permite sufrir

Muchos me dijeron que no tenía sentido llorar y fue así que por meses cargué con un nudo en la garganta tan doloroso que llegó a quitarme la voz. Pero un día las lágrimas brotaron inconscientemente y empecé a sentir el verdadero peso de tu partida.
Quise esconderme del dolor, llené mis días de actividades y momentos felices, pero encontrarme conmigo mismo era inevitable, así que cuando pasó me di cuenta que debía llorarte para seguir adelante. Comencé poco a poco a aceptar que no habría un nosotros a pesar de que aún te amaba.
- Quizás pueda interesarte: «El día en que encontré a mi alma gemela y la dejé ir».
Pero no todo es tristeza

El tiempo es sabio y, ¡cómo cura! Nos muestra la verdadera riqueza que hay detrás del dolor. Un día mi almohada me pidió que comenzara a hablar de otras historias y fue así que comencé a dejarte en mi historia. Estás dentro de mis buenos recuerdos, pero entendiendo que ese es y será siempre tu lugar.
Esta soy yo en una nueva etapa, entendiendo que un adiós es una lección aprendida y no un castigo. Entendiendo que la vida tiene cosas hermosas preparadas para los dos.
Mi mejor versión
Tu adiós me llevó por miles de etapas hasta que, por fin, entendí que debía y podía seguir sin ti. Fue cuando comencé a construirme como mujer. Esto no quiere decir que me hayas destruido o me hayas hecho daño. Simplemente me enseñaste y me acompañaste hasta el momento que no nos necesitamos más.
Hoy, te digo adiós, aceptando todo y feliz de que hayas pasado por mi vida...
- Puedes ver también: «¿Amor kármico, almas gemelas o llamas gemelas? Cómo saber cuál es el que estás viviendo».








