Siempre nos han educado para que nuestra vida tenga una trayectoria "socialmente" apta: conoces a alguien, te casas y tienes hijos, más o menos.
¿Es bueno pensar demasiado en el futuro con tu pareja?

Algo que nos condiciona a buscar al hombre con el que navegar hacia una estabilidad; de hecho, nos pegamos mucho más tiempo pensando en ese futuro de compromisos, casas e hijos en vez de disfrutar del presente con esa persona.
Es entonces cuando nosotros nos preguntamos si, realmente, es bueno pensar en el futuro con la pareja.

Carpe diem: vivir el momento
Vive el presente, al menos, lo máximo que puedas. Una cita que muchos musitan pero parece que pocos cumplimos, ya que nos encontramos más inmersos en nuestro historial amoroso o, en el caso de estar con una nueva persona, en el futuro con la misma.
No te pierdas: ¿Por qué cambiamos tanto de pareja?
Socialmente, conocer a una persona conlleva que esta sea apta o no para hacernos felices el resto de nuestra vida y, como tal, el hecho de compartir una relación nos impulsa (o incluso a veces nos obliga) a pensar en ese futuro en común en el que hay una boda, unos hijos o la hipoteca de una casa. Algunas personas disfrutan con estos sueños de princesa, otros se ven obligados a planificar toda una vida juntos aún sin estar seguros y, especialmente, perdiéndose un momento presente que es sagrado.

Razones para no pensar tanto en el futuro con una pareja
Pensar menos en el futuro con nuestra pareja, al menos a largo plazo, no sólo nos ayuda a vivir el presente, sino que resta presión e insatisfacción a la misma relación. Si transformamos esa energía en un completo disfrute de lo que hacemos en este preciso momento, seguramente no nos arrepintamos en el futuro de haber desaprovechado el tiempo en tantos pensamientos.
Además, si vivimos el presente estando en pareja, todo llegará más rápido y en el momento oportuno, pues aquello que estaba pensado de forma más fría cederá ante decisiones espontáneas y totalmente sinceras.
La experiencia nos dice que pensar demasiado en el futuro de nuestra relación nunca es bueno, ya que nos condiciona y bloquea el mismo atractivo de la existencia: el no saber qué nos tiene preparado la vida, cuántas personas, sorpresas o experiencias tendremos en los próximos cinco años o, sobre todo, cuánto cambiaremos nosotros mismos, otro factor importante que a veces descuidamos.
Y es que en un siglo XXI en el que las ambiciones, el cambio, los viajes y la autorrealización parecen hacer sombra a ciertos compromisos sentimentales, la ruleta gira y nunca sabemos qué puede depararnos.
Carpe diem, más que nunca, pues el tiempo parece pasar cada vez más rápido y las preocupaciones, al unísono, parece que se renuevan día tras días.
Ver también: ¿Existe el amor para toda la vida?
Pensar demasiado en un futuro lejano con nuestra pareja convierten la relación en un paquete cargado de aspiraciones y deseos infundidos, realmente, ¿por ti? ¿O por la sociedad? Aprende a seguir al corazón pero, especialmente, a la mente, procura coordinarlas, sigue tu intuición y piensa que mañana pueden pasar muchas cosas pero hoy, en ese sofá o lugar de vacaciones con tu pareja, las posibilidades de felicidad son muchas y tú te las estás perdiendo. ¿Lo peor? Que nunca volverán.
¿Estás constantemente pensando en el futuro con la pareja?








