Por: Angélica Gallón S.
"El Chapo" Guzmán también sacude la moda
En París varios modelos desfilaron con máscaras del delincuente. ¿Qué dice eso de la cultura popular actual?


La cara de "El Chapo" Guzmán, esa que hemos visto por estos días incesantemente en los noticieros, ya no solo aparece al lado de actrices de telenovela como Kate del Catillo, o de famosos de Hollywood como Sean Penn, ahora además protagoniza y sacude la semana de la moda masculina en París.
¿Tiene "El Chapo" (el delincuente que se ha escapado tres veces de la cárcel) la capacidad de darnos alguna lección de moda?
Pues la marca parisina Avoc, -creada en 2013 por Laura Do and Bastien Laurent- parece estar convencida de que sí tiene una: la moda está permeada y determinada por la cultura popular y hoy esa cultura no está dada por superhéroes y cantantes, como en otras décadas, sino prioritariamente por políticos y villanos.

Con atuendos que parecen sin género -es decir, que le viene bien a esa silueta indefinida que ostentan los jovencitos y jovencitas de hoy-, líneas arquitectónicas muy marcadas en sus cortes, el uso de materiales estructurados y una apuesta estilística que hace que cualquier mortal pueda usar sus diseños, la marca Avoc decidió que sus modelos debían usar unas máscaras que, de repente, los sacudiera de su papel de modelos y los convirtiera en verdaderos personajes públicos.
"El Chapo", Obama, Donald Trump, Hillary Clinton parecieron sacudir la pasarela, no solo por las creaciones que llevaban puestas, sino por la evidencia de que hoy los líderes políticos y los delincuentes caminan por la misma pasarela sin que la audiencia, que es su testigo, sea muy consciente en qué bando está cada uno.

Con la llegada de series televisadas como `Narcos´, infinitas telenovelas que han circulado en toda Latinoamérica sobre Pablo Escobar, el melodrama real que se ha desatado entre "El Chapo" Guzmán y la actriz Kate del Castillo y, ahora, con los diseñadores de moda viendo en eso fuente de inspiración y crítica, parece quedar claro que la cultura popular actual está inmensamente seducida por la figura del prófugo, del maleante, del que es capaz de desafiar la ley y usar su inteligencia para sus fines.
Hay algo que secretamente nos repugna, claro, pero a la vez nos seduce y nos inquieta de ellos, al punto que se han vuelto en los protagonistas de la narrativa diaria, no solo del noticiero sino del entretenimiento.

Mientras la moda deja en evidencia una vez más que en sus diseños y sus shows sigue recogiendo y siendo un comentario real de su época, habrá que ver en qué termina una sociedad que tiene tan extraños íconos.
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