El afecto y la confianza son elementos indispensables para el buen desarrollo de los niños. Es muy importante que los adultos entiendan el impacto emocional que tiene el tipo de unión que se establezca entre ambas partes. La responsabilidad primera de los padres es establecer lazos fuertes con sus pequeños.

En la actualidad la agitación de la vida cotidiana perturba muchas veces la relación afectiva con los hijos. Besos y abrazos, ese contacto físico tan importante para el aparato emocional de un niño va quedando a la zaga en la carrera diaria.

Todo padre desea tener una relación maravillosa con su hijo. Sin embargo, no siempre se logra establecer esa sintonía tan importante que permite que los adultos se muevan en dirección al niño. Algunos pasos fundamentales pueden ayudarnos a hacer realidad dicho anhelo. Veamos algunos de ellos:

La adolescencia es una etapa de la vida compleja, donde suelen probarse distintas situaciones en la búsqueda de identidad y de pertenencia a un grupo. Los jóvenes, muchas veces, prueban drogas a escondidas de sus padres, pudiéndolos llevar a una adicción que puede afectar de gran manera su vida.

Existen distintas formas de criar a los hijos, distintas maneras de llegar a un mismo objetivo: que tu hijo logre el control de sí mismo. Se puede ser un padre más autoritario, uno más liberal o uno de tipo intermedio. Siempre considerando que todos somos distintos y podemos en algún minuto actuar de una forma, diferente a la de otra situación. En general, se puede clasificar el tipo de padre según su estilo de crianza.

Una relación padre-hijo ideal incluye el conocer a los hijos, saber quiénes son sus profesores, sus amigos, los problemas que tienen y ayudarlos a enfrentar las situaciones. En nuestra sociedad, cada vez son más los hijos que crecen lejos de sus padres, ya que el trabajo ocupa gran parte de nuestra vida. Pero es fundamental para la felicidad y el correcto desarrollo de los hijos el poder compartir y crear una relación de confianza con sus padres.