Todos los padres nos emocionamos ante el primer amor de nuestro adolescente, pero también debemos admitirlo: tenemos cierto temor pues sabemos que en la adolescencia el amor llega y se puede ir así de rápido como llegó. Si tienes un adolescente en casa con el corazón roto, seguramente te interesarán estos prácticos remedios caseros que todo padre debería de practicar para ayudar a su hijo.

Es habitual en los adolescentes que se acercan al fin de los estudios obligatorios, que sientan una gran confusión e incertidumbre sobre su futuro y sobre sus gustos personales para escoger una carrera a seguir.

La relación entre padres y adolescentes siempre resulta un desafío porque ellos están cambiando su forma de pensar y están comenzando a conocer el mundo desde otra perspectiva. Sin embargo, no hay nada que complique más una buena relación con tu hijo adolescente que la generalización, los estereotipos y los mitos sobre cómo debe comportarse un padre de un hijo adolescente. No perdamos más tiempo y vamos a conocer cuáles son estos mitos.

Ser padres es un trabajo realmente difícil, sobre todo cuando los hijos llegan a la adolescencia. Es que de pronto pasaron los años y nuestra tierna hija creció, pero eso no es lo que nos preocupa, sino que se encuentra atrapada en una relación sentimental altamente destructiva. Como padres es vital importancia ayudarla a entender que lo que está viviendo junto a ese joven, no está bien. Pero, ¿cómo alejarla de una relación destructiva?

Tener la responsabilidad de ser el hijo más grande no es fácil. El más chiquito suele ser el más mimado, pero el del medio está ahí, en el medio, no es el más grande ni el más chico, no es el primer hijo ni el último, no es el que carga con más responsabilidades ni el más consentido... No es fácil ser el hijo del medio.

Es algo habitual que los adolescentes tengan su smartphone siempre en la mano, hay veces que parece una extensión de su brazo. Tanto en adultos como en adolescentes, los smartphone se han convertido en los nuevos despertadores dejando de lado el tradicional reloj de mesita. ¿A ti también te ocurre?