Con The Martian (o Misión Rescate), Ridley Scott vuelve a la ciencia ficción, pero a diferencia de sus dos grandes clásicos Alien (1979) y Blade Runner (1982), o la más reciente Prometheus (2012), ahora se ciñe exclusivamente a la ciencia ficción dura: en la película no hay marcianos ni alienígenas ni futurismo, todo es realista y “científico”. Y ese es su encanto.

Los logos ficticios creados para diversas películas, ya sea que tengan gran peso argumental o no, varias veces llegan a convertirse en verdaderas iconografías (imágenes ligadas a algún concepto o producto), que alcanzan tal grado representativo y tanta fama, que se vuelven parte de la cultura popular.

Roger Corman es un productor, director y actor de películas independientes, quien debido a su capacidad de crear películas de culto mediante la utilización de bajos presupuestos, llego a ser conocido como “El Papa del Cine Popular”.

El título de una película es algo sumamente importante, muchas veces es lo que más atrae la atención de los posibles espectadores y puede transmitir una idea de lo que trata la película. No es de extrañar que algunas veces los títulos se repitan, aunque el enfoque, género o trama de las películas que los comparten no tengan ninguna relación.

La invisibilidad es uno de los más grandes misterios de la ciencia ficción, el cual ha tratado de reproducirse por años. El personaje del Hombre Invisible es un verdadero clásico que hoy es considerado uno más del panteón de criaturas y monstruos legendarios (junto al vampiro, el hombre lobo, la momia y el monstruo de Frankenstein).

La iconografía de Star Wars parece literalmente salida de otra galaxia. Por eso es que esta saga y otras películas de ciencia ficción, porque reflejan “realidades” bastante distantes de la nuestra.