Jude Law tiene una larga filmografía con la que ha demostrado talento y versatilidad; sus más notorios papeles en los últimos tiempos lo tienen como el joven Dumbledore y Mar-Vell (en Capitana Marvel).

El cine está lleno de finales inesperados que nos dejan con más preguntas que respuestas, como ¿Qué había dentro del maletín en Pulp Fiction ¿Será cierto que todas sus películas se conectan? O ¿Dominick estaba soñando o estaba despierto al final de Inception?

Screen Junkies y su popular serie web «Tráilers honestos» se ha destacado por su mirada ácida, divertida e informada, ocasionalmente perspicaz y original, sobre la cultura popular, desgranando satíricamente algunos de los clichés, errores y negligencias más salientes de exitosas series y películas o mofándose de los más extendidos lugares comunes.

Volver a cero.

No existe ningún actor o actriz que no haya tenido un comienzo humilde, tampoco existe carrera actoral que sea impecable, ya que muchas veces puede darse la situación de que un actor elija representar el rol inadecuado para sí mismo, o participar de una película en la que no le conviene hacerlo. Nadie está «libre de pecados», todos tiene alguna «mancha en el expediente». Pero eso suele suceder al PRINCIPIO de una carrera actoral, cuando el nuevo actor no puede darse el lujo de elegir.

El siniestro payaso/identidad demoníaca creado por Stephen King sin duda se ganó un lugar en el panteón de personajes que le han quitado el sueño a más de uno. Villanos literarios, como es el caso de Pennywise, existen desde mucho tiempo antes de que su autor siquiera naciese, y seguirán existiendo mientras el cine se encargue de darles forma en la pantalla para seguir aterrando a los espectadores.