La visita, que realizó en compañía de la primera dama Melania Trump, sucedió horas después de que el mandatario fuera a una iglesia cercana a la Casa Blanca solo para tomarse una foto con una Biblia en las manos, lo que generó la indignación de la reverenda Mariann Budde, la principal de la Diócesis Episcopal de Washington DC.

Pese a que la gran mayoría de manifestaciones se han dispersado, ya hubo arrestos de personas que intentaron desafiar la medida. Las autoridades tomaron la determinación de controlar las movilizaciones para evitar desmanes similares a los registrados durante el fin de semana, en donde hubo actos vandálicos y algunos saqueos.

El gobernador Andrew Cuomo, en coordinación con el alcalde Bill de Blasio, ordenó un toque de queda en la Gran Manzana que entrará en vigor a partir de las 11:00 pm para evitar que las movilizaciones acaben en disturbios. A la vez, el mandatario estatal señaló que, si bien no quiere usar a la Guardia Nacional, tiene listos a más de 13,000 uniformados para detener cualquier acto violento o vandálico.

Aunque las movilizaciones continúan siendo pacíficas, la policía local y la Guardia Nacional han cercado la Casa Blanca para evitar cualquier amenaza de disturbios en los alrededores del recinto presidencial. Inclusive, ya han advertido a los manifestantes que pueden ser arrestados si no se dispersan.

El hecho se registró minutos antes de que el presidente se dirigiera a la nación para advertir que hará uso del ejército si las autoridades estatales se niegan a actuar para defender la propiedad privada durante las manifestaciones. Ante el anuncio, algunos gobernadores demócratas señalan que el mensaje del mandatario es peligroso y aseguran que en sus estados no quieren la militarización con la que amenaza Trump.

La alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, instó a los manifestantes a hacerse la prueba del coronavirus, recordándoles que la pandemia ha provocado más muertes en las minorías que en el resto de la población. En varias zonas del país donde se han registrado protestas muchos no han usado mascarillas ni se ha realizado distanciamiento social. Los CDC proyectan que las muertes por covid-19 en EEUU superarán las 115,000 en las próximas tres semanas.