Iliana Monteagudo dice que los estruendos de la estructura la pusieron en alerta y ahí una voz interior la obligó pararse de la cama y a iniciar su escape de allí. Asegura que el vigilante de Champlain Towers la auxilió en esta hazaña que le permitió contar los momentos de terror que vivió.

Pese al humo, la alta probabilidad de incendios y los innumerables escombros, bomberos y equipos de emergencia libran una carrera contra reloj con el único objetivo de encontrar, por lo menos, a algunos de los desaparecidos en esta tragedia. La alcaldesa Daniella Levine Cava envió un mensaje lleno de optimismo y las autoridades recalcaron que los trabajos allí continuarán sin descanso.

Las autoridades locales aún se niegan a hablar sobre los peritajes preliminares, pero algunos expertos han comenzado a dar sus opiniones. "El concreto en algún momento puede absorber agua, adquirir cierta humedad, puede llegar hasta el acero y eso puede causar una falla estructural", precisó la ingeniera civil Darlys Arcía. El edificio colapsado no presentaba violaciones graves al código de construcción y el análisis final de lo ocurrido podría tardar meses o años. Más información aquí.

El padre Juan Sosa, quien ejerce como párroco de la Iglesia St. Joseph, dice que conocía a estas personas y que su grupo religioso ha estado pendiente permanentemente sobre información que pueda surgir sobre ellos. Además, agregó que el templo estará abierto para todo que quiera llegar allí a rezar.

El arquitecto Alfredo Aguilera señaló que el código de Chicago con respecto al tema es muy estricto y duda que algo como lo que pasó en Florida pueda repetirse en la ciudad de los vientos. De hecho, aseguró que cuando se percibe una grieta, un desprendimiento o una inclinación mínima del edificio, se suele contratar a un ingeniero estructural que evalúa la situación y actúa de inmediato de acuerdo lo que se necesite.

Los rescatistas necesitan el mayor silencio posible para identificar sonidos que puedan originarse entre los escombros y dar señales de personas atrapadas que siguen con vida, razón por la que las autoridades han prohibido sobrevuelos en la zona de la tragedia. En la década de los 90, un profesor de la Universidad Internacional de la Florida realizó una investigación que reveló que el área donde estaba el edificio derrumbado se hundía 1,9 milímetros cada año. Más información aquí.