Los rescatistas necesitan el mayor silencio posible para identificar sonidos que puedan originarse entre los escombros y dar señales de personas atrapadas que siguen con vida, razón por la que las autoridades han prohibido sobrevuelos en la zona de la tragedia. En la década de los 90, un profesor de la Universidad Internacional de la Florida realizó una investigación que reveló que el área donde estaba el edificio derrumbado se hundía 1,9 milímetros cada año.
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