Una vez que nos convertimos en madres, nuestra vida cambia radicalmente. Toda la atención, tiempo y esfuerzo se dirigen hacia el o los hijos dejando así poco a poco que nuestra salud y cuerpo cobren la factura al verse descuidados.

Cuando la adolescencia de nuestros hijos comienza, sus hábitos alimenticios cambian. Pareciera que siempre están apurados, haciendo mil cosas al mismo tiempo; envían tweets mientras realizan sus ejercicios en la bicicleta fija; te ayudan a regar el jardín mientras conversan por su teléfono celular; ordenan su habitación mientras bailan y cantan eufóricos al ritmo de Justin Bieber. Todo al mismo tiempo y simultáneo, viven apurados, como si la vida se les escapara, con un impulso y una pasión, que a veces, de sólo contemplarlos, nos sentimos agotados.

Según el ayurveda, los sabores son algo más que una característica de los alimentos destinados, sino que además funcionarían como una especie de radar para identificar aquellos alimentos que realmente necesita nuestro organismo, según nuestra salud y estructura o dosha.

Hace poco te hablábamos sobre los impensados beneficios de la mantequilla de maní para la salud, pero teniendo en cuenta que los mismos se representan únicamente en productos elaborados de forma natural u orgánica, y que mantequillas de este tipo en ocasiones suelen ser difíciles de encontrar en el mercado, aprovecharemos de la abundancia del maní para producir nuestra propia mantequilla de maní casera y así obtener un alimento mucho más natural y saludable.

Seguramente te habrás topado alguna vez con la mención del ghee en recetas de la cocina hindú o en alguna terapia de masaje, pero sin comprender con exactitud a qué hace referencia este término.

La agenda cotidiana que parece no estar libre nunca y el ritmo de vida por demás acelerado son los principales enemigos de una alimentación saludable, pues ¿quién tiene tiempo para preparar una comida llena de nutrientes a la vez que sabrosa? O peor aun ¿quién tienen tiempo de degustarla?