¿Qué pasó con otras operaciones de la Guardia Nacional en la frontera con México?

En los últimos treinta años ha habido otros despliegues de tropas como la que anunció esta semana el presidente Trump. El balance de lo logrado por los militares en esas ocasiones está sujeto a debate.

Video Trump anuncia que enviará militares a la frontera con México

Es uno de los anuncios de más alto perfil en seguridad que puede realizar un presidente, pero cuyo efecto concreto es casi imposible cuantificar. Demócratas y republicanos han usado el despliegue de la Guardia Nacional para cimentar sus bases políticas y acallar crisis de inmigración, pero más allá de los anuncios los resultados son esquivos.

El presidente Donald Trump asegura que desplegará entre 2.000 y 4.000 efectivos, pero aún no ha especificado el tiempo en que los mantendrá estacionados. Y a pesar de esa notable falta de detalles, su decisión de enviar la Guardia Nacional a la frontera ha acaparado el ciclo noticioso toda la semana.

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Es un mandato que sólo cae en la manos del inquilino de la Casa Blanca. No necesita del Congreso, ni del poder judicial, ni de los gobernadores con quienes comparte el comando de esas tropas, para mover a los contingentes y el resultado, al menos para él, es inmediato.

“Estos episodios no son comunes pero son muy atractivos para gobernadores y presidentes. Al enviar la Guardia Nacional se ven acciones de inmediato. Dan la impresión de que están haciendo algo concreto”, aseguró a Univisión Noticias Erik Lee director ejecutivo de North American Research Partnership, una organización sin fines de lucro dedicada a investigar y mejorar la vida de comunidades fronterizas con Estados Unidos.


Aunque impactante, el trabajo de la Guardia Nacional es limitado, porque no puede perseguir, confrontar ni detener sospechosos, incluyendo inmigrantes ilegales. Tampoco puede incautar drogas, ni revisar a los autos que cruzan la frontera en busca de dinero, armas o personas. Su rol es ser los ojos y oídos de la Patrulla Fronteriza.

“Las métricas en esta área son difusas. Es difícil definir el éxito claramente respecto al impacto que tiene la presencia de los soldados en la frontera. En particular en el caso del anuncio hecho por Trump, llega en un momento en que la Patrulla Fronteriza y Aduanas están teniendo mucha dificultad con las contrataciones de personal. Además el presidente está reaccionando ante las debilidades que ha encontrado para construir su muro”, explicó Lee.

¿Qué ha pasado en las otras ocasiones que las regiones fronterizas con México han visto la llegada de uniformados de la Gueradia Nacional?

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Operación Jump Start, 2006

Según el Servicio de Investigación del Congreso (CRS) la primera vez que se envió la Guardia Nacional a la frontera fue en 1988, cuando cerca de 100 soldados asistieron al Servicio de Aduana en varias oficinas en la frontera suroeste. Las unidades militares dieron apoyo a los programas de vigilancia de la Patrulla Fronteriza durante la siguiente década.

Pero el primer despliegue a gran escala fue en la Operación Jump Start en 2006, cuando los gobernadores de Arizona, California, Nuevo México y Texas, junto al presidente George W. Bush, anunciaron el despliegue de más de 30.000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera sur.

Las tropas trabajaron en sectores como ingeniería, aviación y equipos de identificación así como apoyo técnico, logístico y administrativo. Los soldados estaban bajo el control de los gobernadores, pero eran financiados por el gobierno federal y no estuvieron involucrados en actividades de control de seguridad. Operación Jump Start terminó en 2008.

De acuerdo a DHS, en 2006 la presencia de la Guardia Nacional permitió que más de 350 agentes de la Patrulla Fronteriza volvieran a sus actividades en la línea fronteriza.


Según la agencia, durante la operación Jump Start la Guardia Nacional asistió en cerca de 176.000 arrestos de extranjeros, 116 incautaciones de vehículos y embargos de 145.603 kilogramos de marihuana y cocaína, avaluados en cerca de $900 millones de dólares.

También resaltaron que los soldados ayudaron a mejorar más de 33 kilómetros de frontera, 20 kilómetros de camino, 138 kilómetros de barreras para autos y 1.855 kilómetros de rutas reparadas. El costo total de Jump Start fue de $1.200 millones de dólares.

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La agencia también destacó que la Guardia Nacional ayudó en misiones de aviación y en 101 rescates de inmigrantes indocumentados que trataron de cruzar la frontera. En agosto de 2006 tropas de la Guardia Nacional rescataron a una mujer centroamericana que se estaba ahogando en el Río Grande.

Operación Phalanx, 2010

En marzo de 2010, luego del asesinato del ranchero Robert Krentz, hubo llamados para incrementar la seguridad en la frontera. Los gobernadores de Arizona, California, Nuevo México y Texas pidieron al entonces presidente Barack Obama que creara una nueva misión en la línea de la Operación Jump Start bautizada como Operación Phalanx.

En mayo de 2010 el mandatario anunció el envío de 1,200 tropas de la Guardia Nacional. Obama determinó que el contingente ayudaría en el trabajo de inteligencia, tráfico humano y de drogas, relevando a la Patrulla Fronteriza para que pudieran concentrarse en control de seguridad.

En 2011 los departamentos de Defensa y de Seguridad Nacional declararon ante los miembros del Congreso que reducirían el número de tropas asignadas a la frontera desde 1,200 a 300 con el resto de los soldados enfocados en misiones de vigilancia aérea.

Según reportes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) la presencia de la Guardia Nacional en la frontera ha impactado la estabilidad en la zona, ya que básicamente liberan las manos de la Patrulla Fronteriza y otras agencias para que ejerzan el control de seguridad.

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En el caso de Obama en 2010 con la Operación Phalanx, la Guardia Nacional ayudó a los agentes de la Patrulla Fronteriza a capturar 25,514 inmigrantes indocumentados, a un costo de $160 millones de dólares.

Quienes apoyaron el despliegue enfatizaron que las tropas contribuyeron en la incautación de 37,933 kilogramos de marihuana durante los primeros 16 meses desde su llegada a la frontera. También insistieron en que su presencia sirvió como un elemento disuasivo para traficantes e inmigrantes indocumentados.

"Presencia invasiva"

Para quienes viven en la frontera el efecto de la Guardia Nacional está lejos de los números. Es una realidad que se vive día a día y que genera reacciones emocionales fuertes.

“Esta es una respuesta militar que es innecesaria. Cuando está la Guardia Nacional acá todo lo que haces está marcado por esa intervención militar tremendamente invasiva. Tenemos a la Patrulla Fronteriza el Servicio de Inmigración y ahora los soldados”, aseguró a Univisión Noticias Juanita Molina directora ejecutiva de Acción Fronteriza, una organización enfocada en la protección de inmigrantes en Arizona.

“Una vez hablaba con uno de los miembros de tribus y me decía, que aquí simplemente te revisan porque eres. El nivel de seguridad es muy grande ya. La Guardia Nacional hace que nos sintamos invadidos”, agregó.

Para Eddie Canales, director de South Texas Human Rights Center, la presencia de la Guardia Nacional históricamente no ha tenido más que efectos negativos en la frontera con Texas.

Su principal preocupación es la responsabilidad. “Acá la tropas estatales, además de los agentes federales han aumentado muchísimo y actúan sin responsabilidad. El sistema permite muchos abusos. La Guardia Nacional solamente empeora esto. Es una completa pérdida de dinero”, dijo.

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Canales se refiere a casos en que autoridades federales han disparado a inmigrantes en la frontera. En la mayoría de los investigaciones los agentes justifican su respuesta con la defensa personal, pero organizaciones de derechos civiles en la frontera han insistido en que existe un problema de abuso de poder y encubrimiento.

En enero de este año la organización humanitaria No Más Muertes presentó un informe que detalla “la destrucción intencional de más de 3,000 galones de agua” que fueron dejados por sus voluntarios para evitar las muertes de inmigrantes en el desierto por deshidratación.

El informe aseguró que agentes de la Patrulla Fronteriza, en la mayoría de los casos, son quienes tiran el agua o destruyen las botellas y presentaron un video publicado en 2011.

El gobernador republicano de Texas Greg Abbott fue uno de los primeros en celebrar la medida. Su predecesor Rick Perry envió efectivos de la Guardia Nacional a la frontera y desde entonces Abbott aseguró haber mantenido una presencia continua en el área.

"La acción de hoy de la Administración Trump refuerza el compromiso de Texas de asegurar nuestra frontera sur y defender el Estado de Derecho, por ello, agradezco el apoyo", dijo Abbott.

El gobernador de Arizona Doug Ducey siguió la misma línea y valoró la decisión. "Washington ha ignorado este tema durante demasiado tiempo y se necesita ayuda. Para Arizona, se trata de seguridad pública", escribió en su cuenta de Twitter.

Estados como California y Nuevo México dijeron que examinarían el despliegue con detalle. Sin embargo, eso es lo que falta ahora: precisiones. Es la muralla humana que Trump decidió poner en terreno, en ausencia del controversial y costoso muro, una de las principales promesas con las que ganó la elección presidencial.

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