Una vez más Mar-a-Lago es el origen de una controversia sobre la peculiar forma de gobernar de Donald Trump.
Pastrana, Uribe y los otros cientos de privilegiados con acceso a Trump en Mar-a-Lago
La costosa membresía en el lujoso club del presidente conlleva entre sus beneficios no ofertados la posibilidad de que socios e invitados puedan toparse con el mandatario y quizá hacer alguna gestión fuera de la formalidad de la Casa Blanca, como trataron de hacer los dos expresidentes de Colombia.


En Colombia, la noticia sobre un encuentro entre Donald Trump y los expresidentes Andres Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe (2002-2010) en la mansión de Mar-a-Lago han generado una polémica por los supuestos intentos de estos opositores de truncar la agenda del presidente Juan Manuel Santos. En EEUU, las preguntas que surgen son de tipo ético relativas al acceso comercializado al presidente que tienen los poderosos socios e invitados del lujoso club de élite propiedad de Trump.
Según explicaron a Univision Noticias dos fuentes de alto nivel de la Casa Blanca, el presidente Trump solo saludó brevemente en un pasillo de Mar-a-Lago a Pastrana el viernes. Al parecer, Uribe no se encontraba presente durante ese encuentro y la Casa Blanca no confirmó si lo vio en otro momento. Pastrana agradeció a Trump en Twitter por lo que describió como una conversación "cordial y franca sobre problemas y perspectivas de Colombia y la región".
Durante el fin de semana, Uribe aseguró al diario colombiano El Tiempo que también formó parte de un "encuentro social" con Trump organizado por terceros.
Una persona con acceso a las actividades privadas del mandatario estadounidense explicó que Trump se habría reunido con Uribe el jueves por la noche gracias a la iniciativa del senador Republicano por la Florida, Marco Rubio. Esa fuente calificó el encuentro como un "error".
Los encuentros descritos por Pastrana y Uribe no figuran en la agenda de Trump, ni en los reportes de la fuente de prensa encargada de acompañar al presidente de los Estados Unidos durante su estancia en Mar-a-Lago.
Uribe y Pastrana encabezan la oposición política al gobierno del presidente Juan Manuel Santos y se oponen al proceso de paz por lo que los reportes iniciales de la reunión causaron cuando menos incomodidad en la Casa Nariño. Esto a un mes del encuentro previsto entre Santos y Trump en Washington en una fecha aún no concretada.
No queda claro según los reportes si Pastrana o Uribe están en la lista de unos 500 socios del exclusivo club. Al tiempo de publicación de esta nota, el director gerente de Mar-a-Lago, Bernd Lembcke, no devolvió una llamada ni contestó a un correo de Univision Noticias tratando de averiguar esta cuestión.
Medios que han tenido acceso a la lista han reportado que entre los socios se encuentran decenas de banqueros de Wall Street, promotores inmobiliarios, ejecutivos petroleros y otras grandes corporaciones. Entre los nombres conocidos se encuentran uno de los hermanos Koch, William, dueño de minas y compañías de petróleo; George Norcross, propietario de una gran aseguradora y viejo amigo de Trump; y Bruce Toll, dueño de una de las grandes constructoras del país.
Expertos en ética han criticado que el presidente está "vendiendo acceso personal directo" en Mar-a-Lago y otras propiedades suyas. Los privilegiados capaces de pagar la abultada suma de entrada tienen en Mar-a-Lago un espacio único para hablar con el presidente y su círculo. La tasa inicial de membresía en Mar-a-Lago es de $200,000 más impuestos y fue doblada poco después de la victoria electoral en noviembre en medio de un "repentino incremento en las solicitudes", según ha dicho el club.
Los periodistas no tienen acceso al presidente cuando está en el club, pero en fotos publicadas en redes sociales hemos visto a Trump junto a los socios e invitados durante las comidas. En febrero, pudieron seguir con un asiento de primera fila en el patio del club cómo Trump, el presidente japonés Shinzo Abe y el círculo de ambos discutían sobre la mesa de la cena cuál sería la respuesta al lanzamiento de un misil norcoreano. Los socios y visitantes publicaron en redes sociales fotos con la reacción de los líderes.
Socios de Mar-a-Lago aseguran que desde que Trump es presidente es muy difícil acercarse a hablarle.
"El Servicio Secreto ha creado un muro virtual alrededor suya en el club, usando cuerdas separatorias y agentes de seguridad", dijo un socio conocedor de las operaciones del club que compartió sus impresiones con Univision Noticias a condición de guardar el anonimato. "No es fácil para un miembro levantarse de la silla y acercarse a charlar con él".
Solo los familiares, viejos amigos y la gente a la que Trump hace indicaciones para acercarse pueden traspasar la cuerda de seguridad, según esta fuente.
"Cuando cena en el club tiene unas áreas determinadas por las que se mueve", agregó. "No camina en torno a las mesas de los socios".
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Los ricos y poderosos suelen tener acceso prioritario a los presidentes pero Mar-a-Lago plantea un problema ético distinto ya que no había habido antes un presidente propietario de espacios a los que hubiera que pagar para entrar.
"Una cosa es ser un lobista registrado y reunirse con el gobierno y otra cosa distinta es ser un lobista y encontrarse con el gobierno en una propiedad de la que el presidente está lucrándose", le dice a Univision Noticias Lisa Gilbert, vicepresidenta de asuntos legislativos en el grupo de monitoreo Public Citizen.
Además de en Mar-a-Lago, donde ya ha viajado en siete ocasiones desde que llegó al poder, el presidente ha pasado tiempo en otras propiedades suyas, como clubs de golf o su hotel de la capital. Según el conteo del New York Times, Trump ha visitado una propiedad suya en 30 de los 89 días que ha sido presidente.
Los encuentros de Trump en Mar-a-Lago con los expresidentes de Colombia también suscitan la pregunta sobre la falta de transparencia de este gobierno. La Casa Blanca anunció el viernes que no publicará la lista de personas que visitan al presidente, a diferencia de lo que hacía antes su predecesor, Barack Obama de modo voluntario (aunque éste mantenía en el anonimato ciertas visitas). Los expertos en transparencia consideran que Trump supone un enorme paso atrás con respecto a un presidente considerado por muchos como "el más transparente" que ha tenido EEUU.
Una coalición de grupos de monitoreo del gobierno presentó una demanda este mes en una corte federal de Nueva York para forzar al gobierno a publicar la lista de visitantes a la Casa Blanca y otras propiedades de Trump.
Buena parte de los problemas éticos que plantea la presidencia de Trump serían resueltos si el presidente vendiera sus propiedades o las colocara en un fideicomiso ciego (blind trust) durante el tiempo que dure su presidencia. Por contra el presidente sigue siendo dueño de las compañías agrupadas en la Trump Organization que ahora son gestionadas por sus hijos Eric y Donald Jr.
"El problema ético que plantea Trump es enorme y no tiene precedentes", valora Gilbert.



































